Síndrome de ovario poliquístico: causas, síntomas y riesgos ocultos
El síndrome de ovario poliquístico afecta a millones de mujeres en el mundo. Estudios recientes muestran su vínculo con la diabetes y otras complicaciones.
Por
Karla Rodas
Publicado el 21 de septiembre de 2025
El síndrome de ovario poliquístico (SOP) afecta a una de cada cinco mujeres en edad reproductiva y se asocia tanto a problemas hormonales como a complicaciones metabólicas. El estudio “Disfunciones metabólicas en síndrome de ovario poliquístico” de la Universidad de El Salvador (2024) advierte que más de la mitad de las pacientes presentan obesidad y resistencia a la insulina, lo que incrementa el riesgo de diabetes tipo 2, infertilidad y enfermedades cardiovasculares. El diagnóstico temprano y los cambios en el estilo de vida, combinados con terapias médicas personalizadas, son claves para mejorar la salud y prevenir complicaciones.
El síndrome de ovario poliquístico (SOP) es una condición hormonal que afecta a cerca del 21% de las mujeres en edad reproductiva a nivel mundial, según el estudio “Disfunciones metabólicas en síndrome de ovario poliquístico” realizado en 2024 por la Universidad de El Salvador. Su complejidad radica en que no todas las pacientes presentan los mismos síntomas, algunas experimentan ciclos menstruales irregulares, otras desarrollan hirsutismo o acné, mientras que un número significativo enfrenta problemas metabólicos que pueden derivar en enfermedades crónicas.
De acuerdo con la investigación, el SOP se caracteriza por alteraciones hormonales relacionadas con un hiperandrogenismo funcional, es decir, la producción excesiva de hormonas masculinas en la mujer. Esta alteración puede traducirse en menarca tardía, menstruaciones irregulares y, en muchos casos, infertilidad.
La Federación Internacional de Diabetes y la Asociación Americana de Diabetes ya reconocen al SOP como un factor de riesgo no modificable para la diabetes tipo 2.
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Riesgos metabólicos y reproductivos
El estudio de la Universidad de El Salvador detalla que más de la mitad de las mujeres con SOP presentan obesidad y un aumento en la circunferencia abdominal mayor a 88 centímetros, lo cual se relaciona directamente con la resistencia a la insulina. Esta condición, además de complicar los procesos de fertilidad, eleva la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2, hipertensión arterial y síndrome metabólico.
Por su parte, la Clínica Primero de Mayo de EE. UU. advierte que el diagnóstico suele realizarse cuando coinciden al menos dos de tres criterios: períodos menstruales irregulares, exceso de andrógenos u ovarios con múltiples quistes visibles en ecografía. Los quistes, en realidad, son folículos que contienen óvulos inmaduros que no se liberan de forma adecuada, lo que impide la ovulación regular.
La consecuencia inmediata es la dificultad para concebir, pero también existen riesgos de aborto espontáneo, parto prematuro y complicaciones durante el embarazo, como diabetes gestacional o presión arterial elevada.

Estilo de vida y opciones de tratamiento
Aunque la causa exacta del SOP sigue sin definirse, los especialistas en ginecología coinciden en que la combinación de factores genéticos, hormonales y ambientales tiene un peso importante. Hábitos como dormir tarde y mantener un alto nivel de estrés pueden potenciar la resistencia a la insulina y favorecer la obesidad, de acuerdo con el estudio salvadoreño de 2024.
El abordaje clínico varía según los síntomas predominantes en cada mujer. Para algunas, la primera línea de acción incluye cambios en el estilo de vida: alimentación balanceada, ejercicio regular y reducción del peso corporal. Para otras, el tratamiento requiere además el uso de medicamentos que regulen los niveles hormonales o que estimulen la ovulación, siempre bajo supervisión médica.
La Clínica Primero de Mayo señala que no existe una prueba única para diagnosticar el SOP, por lo que se utilizan ecografías, análisis de sangre y evaluaciones clínicas en conjunto. La atención temprana resulta clave para reducir complicaciones a largo plazo, entre ellas la diabetes, enfermedades cardiovasculares y problemas de salud mental como depresión o ansiedad.
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Una mirada hacia la prevención y la investigación
El estudio de la Universidad de El Salvador subraya la necesidad de un abordaje integral, que no se limite únicamente a los problemas reproductivos, sino que también contemple las consecuencias metabólicas. La investigación, que analizó literatura científica de los últimos cinco años en inglés, español y portugués, destaca la importancia de identificar avances en el manejo del SOP para mejorar la calidad de vida de las pacientes.
En el plano internacional, los esfuerzos médicos se dirigen hacia terapias personalizadas que integren la endocrinología, la nutrición y la salud mental. La meta es ofrecer un tratamiento que no solo favorezca la fertilidad, sino que también disminuya el riesgo de enfermedades crónicas y brinde herramientas para un estilo de vida más saludable.
El síndrome de ovario poliquístico es uno de los trastornos endocrinos más comunes en las mujeres, pero aún poco comprendido en su totalidad. La evidencia científica, como la presentada en el estudio salvadoreño de 2024 y en los informes de Clínica Primero de Mayo, coincide en que el diagnóstico temprano y el cuidado integral pueden marcar la diferencia. Para muchas mujeres, conocer los riesgos y actuar a tiempo puede significar no solo preservar su fertilidad, sino también proteger su salud a largo plazo.
