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Para enfrentar dos veces al cáncer, Violeta se valió de su fe y la familia

Después de 10 años de haber vencido el cáncer de laringe, Violeta Martínez de Palomo ha tenido que enfrentar al cáncer de mama, la bacteria que adquirió en la cirugía para quitarle el seno y hacer un sobreesfuerzo para seguir respirando a través del orificio en su garganta, todo eso en un lapso de semanas.

Por E. Chacón | Oct 19, 2023- 07:54

Video: EDH

Hace menos de dos meses, la noticia de que el cáncer volvió a su cuerpo azotó la vida de Violeta de Palomo y su familia.

“Cuando alguien ha pasado por una primera experiencia con el cáncer, ese es uno de los temores permanentes, el temor de que el cáncer pueda resultar o que pueda haber un nuevo cáncer (…) Yo pensé que en la segunda oportunidad que alguien le pasara ya no habría tanto temor por el hecho de que ya uno le dio la cara al cáncer, ya lo conoce, sin embargo no es así, es todo lo contrario.

El impacto de que se tiene otro cáncer es como: ‘ahora sí es posible que pierda la batalla’; pero también uno dice: ‘vamos a echarle ganas y vamos a hacer la lucha otra vez’. Hoy me diagnosticaron cáncer de mama y no había procedimiento indicado más que una mastectomía, lo cual ya vengo de una mutilación de mis órganos de fonación que me hicieron perder la voz, y ahora hay otra mutilación. Lo que sucede con la mastectomía es que es una identidad de feminidad, entonces le afecta en esa área. De esta experiencia yo he sacado una listita de aprendizaje y de cosas que se pueden tomar en cuenta a valorar para otros casos, para los miles de sobrevivientes de cáncer que hay”.

Quizá las lecciones más duras que Violeta de Palomo ha recibido en su vida derivan del cáncer, pero también han sido estos “aprendizajes”, como ella los nombra, los que han llevado luz a otras personas en los días más difíciles.
Como muestra de ello es que tras su dura batalla, hace una década, para lograr ser diagnosticada con cáncer de laringe, la mutilación de sus cuerdas vocales, el aprendizaje del habla esofágica y otros tantos obstáculos, Violeta capitalizó todas esas lecciones, lo que dio paso a una fundación para ayudar a otros pacientes con cáncer de laringe, Fundahabla.

Este es otro de los aprendizajes: “Yo he aprendido que para un sobreviviente, cuando surge otro tipo de cáncer, se debería implementar o actualizar los protocolos de atención. En el caso mío, que el anterior fue un cáncer de laringe y ahora una mastectomía, entonces los encargados de la cirugía deben estar informados por ejemplo de que la laringectomía me cortó la respiración por la nariz y ahora solo respiro por el cuello; entonces, por ejemplo en una situación de emergencia a una persona normal el oxígeno se lo ponen en la nariz, pero (a mí) tienen que ponerlo en el estoma; si la persona que va a hacer el procedimiento desconoce todo eso, en una emergencia lo más lógico es no sobrevivir.

Desde mi trinchera de la fundación, mi caso lo traslado a cada uno de los pacientes, para tomar en cuenta de que no les va a suceder eso., porque he tenido casos de pacientes de la fundación que han ido a recibir nebulización, y en las unidades de salud se las han puesto en la nariz, se ha perdido el medicamento, ahí no le funciona, pero es por falta de conocimiento de la situación”.

Con estas palabras, Violeta resalta la importancia del estoma en su garganta para poder vivir. Un estoma es una abertura quirúrgica que se hace en la piel cuando un problema no permite que una parte del cuerpo funcione bien.
Cuando Violeta fue operada “me pusieron una cánula que, creo yo , era un poquito más grande y me lastimaron el estoma. Eso era reparable, pero esto fue el inicio para que se me desarrollara una infección por una bacteria, eso ya no es culpa de nadie porque las bacterias son parte del ambiente, pero sería bueno para que no hubiera ningún inconveniente de que hubiera estado un (médico) otorrino dando la indicación (durante la cirugía)”.

Debido al daño en el estoma, este comenzó a cerrarse, causándole graves problemas para respirar. “La mastectomía no fue problema. Los malestares, los dolores, la incomodidad de no poder movilizar el brazo, eso ya es una situación complicada, pero ya con el tema del estoma la situación se complica más, entonces yo prácticamente me ahogaba y ese fue el tema por el que realmente pensé que no iba a superar esto. Fue muy duro para mi porque me veían ahogándome y no sabían qué hacer, de hecho no había que hacer, pero ahí es donde yo puedo ver que Dios se ha manifestado porque pese a tanta complicación me ha permitido superarlo. Gracias a Dios han habido médicos muy certeros , con mucha vocación e interés por su paciente que me han logrado sacar adelante”.

Otro de los aprendizajes que habla Violeta ahora es el de buscar una segunda opinión médica.

“Alguien siempre me dijo. ‘busca una segunda opinión’, y yo en esta ocasión no lo hice, sobre todo con relación al estoma. Considero que antes de haber optado por el procedimiento que opte pude haber consultado con otro especialista para que diera una idea más clara de que se trataba el procedimiento y si había otra alternativa, eso es una cosa que la voy a tener ya como regla, creo que es un buen consejo; y también ser más acucioso a la hora de someterse a una cirugía hay que indagar con el médico que va a pasar. La actitud de uno también tiene mucho peso a la hora de ir a una cirugía”.

De acuerdo con lo expresado por los médicos a Violeta, el cáncer que tenía en la mama era bastante agresivo y avanzaba con mucha rapidez, por lo que la cirugía se planificó con prontitud; ella estima que del diagnóstico dado en un examen de rutina hasta la cirugía, incluida la preparación de exámenes, no pasaron más de diez días.

“Cuando me quitaron la laringe y me quedó el agujero en el cuello, enfrentar eso fue frustrante. Cuando me duchaba, antes de la cirugía me encantaba que el agua me cayera en el rostro, a raíz de esto (estoma) nunca más lo voy a poder hacer. Verme el agujero era dos cosas: Al principio era recordar todo el dolor y todo lo que tuve que pasar para llegar aun diagnóstico certero, casi un año y el tumor creció enormemente. Uno también piensa en lo agradecido que está con Dios por una segunda oportunidad.

Pero en el caso de la mastectomía fue pensar en que iba a ser rechazada porque uno se siente mutilado y feo, es la verdad se siente feo, pero eso se puede superar con la ayuda de la familia y con la fe, es una situación de gran impacto; no puedo pensar que haya alguna mujer que no sienta afectada en ese sentido porque es como su identidad, y aunque uno lo supere es algo que va a estar ahí”.

Y aunque las pruebas han sido grandes, Violeta se siente bendecida.

Bendecida porque he visto que muchas personas con este cáncer no han sobrevivido. Hace un par de años, en medio de la pandemia, tuve una amiga muy querida, una mujer muy valiente pero del diagnóstico de su cáncer al momento que falleció fueron ocho meses; entonces yo después de haber sobrevivido diez años pues me siento bendecida y aunque todavía esta situación no está definida, digamos, pero el hecho de que ya no hay habido necesidad de radioterapia ni de quimioterapia me hace sentir sumamente bendecida, confiando en Dios de que no surja esa necesidad”.

Su optimismo y su fe no la han hecho exenta de momentos más duros, de fragilidad, de sentir que ya no se puede más; sin embargo las fuerzas las ha encontrado en “una oración que le hice a Dios hace bastantes años, yo le di gracias por muchas cosas, por haberlo conocido y haberme dado el perdón, la salvación; luego le di gracias porque a pesar de que ya lo conocía, uno siempre sigue pecando y Él me sigue perdonando; la tercera cosa porque sin importar lo que viniera en el futuro yo desde ya le daba gracias siempre y cuando Él no me soltara de su mano, cuando me dieron el primer diagnóstico yo le di gracias a Dios porque está en manos de Él. Lo segundo que me dio mucho ánimo fue el pensar en mi familia, en mi esposo, en los hijos. Cuando el primer diagnóstico aún estaban estudiando y yo quería que estuvieran formados, sin embargo Dios me dio mucha paz y utilice el pensamiento de mis hijos como el pilar al que aferrarse para seguir luchando, uno muchas cosas las hace también por los hijos”.

Violeta de Palomo, fundadora de Fundahabla. Foto EDH

Para quien atraviesa por el diagnóstico y la lucha contra el cáncer Violeta tiene un consejo: “Lo primero que les diría es que busquen a Dios porque él nunca les va a fallar, Él les va a llenar de paz, les va a quitar los miedos. Uno tiene muchos miedos y solo la confianza en Dios puede ahuyentarlos. Confiar en Dios no quiere decir tirar la toalla, sino caminar bajo la confianza de que es Él es quien va a obrar y nosotros seremos obedientes”.

Ella sabe todo lo que implica el cáncer, por eso con seguridad expone: “La mayoría de gente sabe la gravedad de lo que significa, para muchas personas escuchar cáncer es una sentencia de muerte, pero lo que quizá no toda la gente tiene claro es que el cáncer es una enfermedad familiar porque la padece el paciente, pero la sufre la familia también. La manera de que el paciente pueda afrontarlo y llegar a sobrevivir es por el apoyo de la familia. Es muy difícil afrontar esta enfermedad solo, se quebraría rápidamente; no creo que nadie tenga la capacidad de decir que va a salir adelante sin la ayuda de nadie, sin el apoyo de nadie. El paciente de cáncer no solo necesita medicamento y atención médica, también necesita una palabra de aliento, un abrazo, un acompañamiento de las personas a las que uno ama y las que lo aman a uno”, expresa. Uno de esos pilares para ella ha sido su esposo, de quien dice ha sido su bastón, su fuerza, “él ha estado ahí en todo momento, es la persona que más me cuida”.

Por eso Violeta reiteró la importancia del rol de la familia, pero también del peso que ellos llevan.

“Muchos familiares creen que están en la obligación de verse fuertes y de no flaquear porque no pueden darle esa cara al paciente. En efecto tienen que darle fortaleza, pero es bueno saber que ellos también se sienten inútiles; pero que con amor, con unidad, con compresión se puede salir adelante. A veces solo es una palabra de aliento, saber que está alguien a nuestro lado, un abrazo, una sonrisa, sentir el acompañamiento; no es necesario que le den una catedrática a uno para decirle que uno puede, que debe ser fuerte. Si alguien en este proceso tiene ganas de llorar, que llore, que se seque la lágrimas y que siga, pero no podemos cortarle los sentimientos al paciente, hay que dejar que llore, pero no que permanezca llorando, a veces necesita desahogarse. Si el paciente quiere hablar déjenlo hablar, si no quiere hablar también déjenlo, a veces también un minuto de soledad, de intimidad con uno mismo son necesarios; prácticamente es que la familia recuerde que son un apoyo, un acompañamiento, no la solución. Y el amor de las personas es tan bueno como una medicina”.

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