Para este 2023, la presidenta de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) ve un clima complicado. En parte, porque el gobierno amenaza la sostenibilidad de medios que le incomodan y en parte por el acoso, las amenazas y las agresiones a estos. Además, avizora un clima más agresivo a medida se acerquen las elecciones generales de 2024.
Esto dijo Angélica Cárcamo en una entrevista con El Diario de Hoy:
¿Cómo ves el inicio de 2023 en términos de libertad de prensa?
Probablemente 2023 se convierta en el año del no retorno para el respeto mínimo del derecho a la libertad de prensa y el acceso a la información.
Y lo estamos viendo en este momento con algunos temas de preocupación para el gremio, como el cierre del Canal 33, donde se ve cómo las medidas de presión externa hacia el canal y los intentos de censura terminaron con una crisis económica.
¿Intentos de censura?
En 2021, el Canal 33 había integrado una parrilla de programaciones bastante diversa, con pluralidad de contenidos y enfoques periodísticos bastante críticos que al parecer no fueron bien vistos por entidades vinculadas al gobierno. A inicios de 2021 se dio el cierre de FocosTV, un programa en que hacían entrevistas a profundidad.
Las personas que conocían el programa en su momento intentaron dialogar con la empresa para comprar espacio en aire incluso y seguir transmitiendo en señal abierta, pero no hubo margen de negociación.
Luego cerraron otros programas críticos. Varios periodistas llegaron a renunciar porque no estaban de acuerdo con la línea editorial del medio.
¿Te parece que hubo presiones por la línea crítica?
En el monitoreo que se hacía a los contenidos del 33 se observaba claramente cómo de una línea crítica, el medio pasó a tener una línea muy a favor del gobierno o dejó de visibilizar una agenda plural en cuanto a los contenidos informativos.
A esto se suma una parte grave, el uso de la pauta oficial como premio y castigo. Si se hace una comparación de hace dos años, el Canal 33 tenía pauta oficial como muchos medios, pero una forma de castigo por sus contenidos críticos fue irle minimizando la pauta a lo más mínimo.
No sería el primer medio en enfrentar estas presiones…
A los medios de comunicación se les está ahogando financieramente, no solo con la pauta como premio o castigo, sino a través de que empresas privadas están dejando de pautar porque están recibiendo amenazas desde personas vinculadas al gobierno. Esto está derivando a una crisis económica.
A esto se le suma todo este discurso de odio generado por el mismo gobierno que los estigmatiza de esta forma.
O sea, ¿cerrar medios sin cerrarlos directamente?
Si bien el gobierno se puede jactar de decir que no están criminalizando periodistas y cerrando medios, sí están tomando medidas muy sutiles para hacerlo. No lo hacen directamente como pasa en Nicaragua donde cierran medios y sacan a los periodistas o como en Guatemala donde han encarcelado a periodistas, pero acá están tomando medidas muy sutiles para socavar el ecosistema de medios.
Hubo un hilo de Twitter promovido por el oficialismo donde prácticamente se confirmaba el uso de la pauta como castigo. ¿Te parece que es una admisión de una conducta que va contra estándares internacionales de derechos humanos?
Es muy obvio que la pauta sigue siendo utilizada como premio o castigo, eso se puede notar que cuando uno hace un monitoreo en los medios de propaganda, los mal llamados gubernamentales, y los medios tradicionales. Ves los periódicos del oficialismo llenos de publicidad y ves a los que no están alineados al oficialismo, que carecen o están al mínimo de publicidad.
Eso es una mala práctica que no es no solo corresponde a este gobierno, los anteriores lo han tenido, pero este gobierno lo utiliza como una forma de chantaje. Además, en lugar de generar información oportuna para que la ciudadanía tome decisiones conscientes, generan una realidad que no existe.
Cuando se terminan estos espacios plurales e independientes, ¿quién pierde más?
Pierde la ciudadanía el derecho a estar debidamente informada y de poder tener pluralidad de información y acceso a diferentes voces. Pierde la sociedad civil organizada, pues se cierran espacios en medios que en algún momento fueron críticos. Sabemos que hay medios que por temor han disminuido invitaciones a la sociedad civil a sus espacios de entrevistas. Perdemos también un espacio democrático. Y también pierden los empresarios en sus inversiones pero principalmente la ciudadanía. Lo que vimos con Canal 33 quizá lo podremos ver con otros canales en el futuro cercano. Luego lo podemos ver con periódicos.
¿Crees que afecta el calendario político a la actitud ante los medios?
Lo grave es que casualmente empieza una crisis de medios de cara a las elecciones del 2024. Si llegamos a tener más cierre de espacios, qué tipo de acceso a la información va a tener la ciudadanía para las elecciones. ¿Se va a quedar solo con el discurso del gobierno? Eso sí es grave. Eso no sucede en gobiernos democráticos, sino en gobiernos de cortes dictatoriales. Lo que nos está quedando es las plataformas digitales y no se descarta que puedan llegar a atacarlas.
¿Y buscar cerrarlas también?
Ya hay discursos de odio, pero también podría haber intentos de socavarlas. Al sector tradicional lo atacan con la pauta y quizá podrán atacar a los medios digitales con las donaciones y la cooperación, que es lo que mantiene su sostenibilidad. Recordemos que allá por 2021 amenazaron con la Ley de Agentes Extranjeros las donaciones que podían recibir asociaciones de sociedad civil.
Es un escenario bien adverso para el país y quien pierde es la ciudadanía.
¿Te parece que hay un intento de construir una narrativa única, hegemónica y sin cuestionamiento?
Algo que Nayib Bukele ha tenido muy claro es mantener su narrativa única, empezando desde no permitir a periodistas el derecho de pregunta. Este gobierno expulsó a periodistas de El Faro y Factum de conferencias de prensa y que luego derivó en un castigo de pauta oficial a El Diario de Hoy.
Además ha mantenido un discurso constante de odio contra el periodismo. También ha hecho un uso abusivo de entidades estatales para acosar a medios, como el Ministerio de Hacienda hacia El Faro en sus auditorías o como el Ministerio de Trabajo que ha abusado pero no ha llegado a aquellos medios que realmente han vulnerado derechos laborales, como los mismos medios del gobierno.
Y también hay mordaza…
Sí, han hecho reformas al Código Procesal Penal y a la Ley de Proscripción de Pandillas para criminalizar a periodistas que publiquen contenidos sobre pandillas para evitar que se visibilice esta problemática.
Hemos tenido casos de espionaje y todos estos hechos son mecanismos para socavar el ejercicio periodístico y lógicamente te desgastan como medio y quienes se refuerzan son ellos.
¿Crees que ha permeado en la ciudadanía el discurso de odio hacia la prensa?
El discurso de odio ha permeado. Vemos declaraciones estigmatizantes de ciudadanos contra periodistas de medios que ni siquiera han leído. Repiten lo que el presidente menciona porque él lo dice. Y es que la prensa no tiene el mismo megáfono del presidente, que tiene un aparataje de comunicaciones.
Hemos tenido registros de ataques físicos hacia colegas, como el periodista de El Diario de Hoy que fue abofeteado por un policía y luego Federico Anliker, de CEPA, publicó un tuit diciendo que había que declarar héroe al policía por haber golpeado al periodista en lugar de abrir una investigación.
Eso se puede volver más peligroso…
Estamos frente a un escenario donde hay una figura política con simpatizantes más en calidad de fanáticos y donde es muy probable que si para ellos agredir es correcto y nadie les dice nada, quizá lo hagan pues no hay entidad del Estado que lo condene o castigue.
Además de los riesgos usuales, ¿ves algo adicional que pueda venir en 2023?
Yo tengo esta hipótesis: al gobierno no le conviene antes de 2024 encarcelar periodistas, agredirlos o cerrar medios por un tema de imagen. Ahora, si ellos empiezan a perder el poder, sí podemos tener procesos judiciales contra periodistas, criminalización que obliga la salida de colegas o cierres de medios de comunicación.