Gilberto Adolfo Lobato Romero desapareció el 28 de agosto del 2011, desde ese día su familia lo ha buscado incansablemente pero nunca supieron nada más de él.
Delmy Reyes, esposa de Gilberto, actualmente tiene 59 años y cuenta que tras casi doce años de búsqueda su única esperanza como familia, es saber lo que sucedió con él o de ser posible “darle sepultura”, pues está convencida que su esposo falleció hace mucho tiempo.
Gilberto trabajaba en la informalidad, haciendo viajes con su pick up a los comerciantes en el parque central de Cojutepeque. “Él siempre regresaba tarde a dormir pero ese día no volvió. Nosotros le estuvimos marcando pero ya no respondió”, dice Delmy.
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Él último miembro de la familia que lo vio fue su hijo mayor, pues en esa época él acompañaba a su padre como ayudante. Delmy recuerda que su hijo regresó a la casa alrededor de las cinco de la tarde porque Gilberto lo mandó a descansar, ya que él se quedaría a trabajar hasta tarde, pero cuando no llegó a dormir y luego, al día siguiente tampoco lograban contactarlo empezaron a preocuparse.
La familia de Gilberto lo buscó en hospitales, en Medicina Legal e incluso después de meses sin respuesta, decidieron ir a migración, en caso que él hubiera decidido irse del país sin decirles. La denuncia de su desaparición fue interpuesta el 31 de agosto en la Fiscalía General de la República (FGR); ese sería el primero de muchos pasos que Delmy tendría que dar en la búsqueda de su esposo.
Tres meses después de la desaparición, Delmy recuerda que la Policía Nacional Civil (PNC) logró ubicar el pick up de Gilberto, sin embargo, este hallazgo dejó más dudas que respuestas para ella. Según la versión que dieron las autoridades, el vehículo había sido adquirido de forma legal.
Delmy explica que hasta la fecha ella no entiende cómo esto pudo ser posible, ya que Gilberto tenía poco de haber comprado el vehículo y aún no había hecho el traspaso a su nombre, por lo que los documentos originales de compra venta del carro, los tenía ella en la casa. A pesar de haber alegado esto, la única solución que le dieron las autoridades fue que “el nuevo dueño del vehículo”, negociara con ella y le diera una parte del valor del automotor.
Delmy reciente la falta de respuesta por parte de las autoridades, no solo porque nunca obtuvo ni una pista de lo que sucedió con su esposo sino porque tampoco intentaron investigar la muerte de su hijo mayor, quien falleció al ser atropellado cuando iba de camino a su casa.
Además le entristece que su esposo nunca vio a sus hijos convertirse en profesionales. “Ellos estaban empezando la universidad cuando desapareció”, asegura y recuerda que fueron momentos difíciles, ya que ella sola tuvo que pagar la educación de sus hijos.
“Uno la pregunta que se hace es ¿qué le pasó? ¿qué le hicieron?. Uno quisiera darle sepultura, pero en esos días habían muchos desaparecidos y yo siento que por eso ni investigaban mucho”, dice Delmy Reyes.