Cinco historias de salvadoreños que fueron ejemplo de superación en 2019

Con su ejemplo pusieron en alto el nombre del país y llenaron de inspiración y orgullo a sus compatriotas.

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Foto: Archivo / EDH.

Por elsalvador.com

2019-12-31 5:20:38

Aunque sus vidas son completamente distintas, estos salvadoreños tienen en común la perseverancia y el empeño. Con su ejemplo pusieron en alto el nombre de El Salvador y llenaron de orgullo a sus compatriotas.

Hablamos de Ismael Antonio Parada Oviedo, Nahomi Michelle Serrano Ortiz, Vicente Vásquez, Ramón Recinos y los alumnos de Mandinga de Sonsonate. Quienes se sobrepusieron a los obstáculos que la vida les presentó y demostraron que “Querer es poder”.

A continuación te compartimos una reseña de sus triunfos que fueron motivo de admiración.

Toño, el cargador de bultos del mercado de Tonacatepeque

La historia de Toño, como es conocido entre su familia y allegados, la dio a conocer El Diario de Hoy en noviembre de 2017, cuando él en su calidad de estudiante de la Licenciatura en Comunicaciones reveló sus anhelos, pero a la vez expresó su angustia por cómo hacer para lograr sus metas, pues con lo poco que gana a duras penas cubría sus gastos académicos.

Toño, el cargador de bultos finalizó la Licenciatura en Comunicaciones. Foto EDH/Menly Cortez

Casi un año y medio después, este salvadoreño, que siempre había soñado en convertirse en periodista, se graduó de una universidad privada. Orgullosamente acompañado por su papá, ese día agradeció a Dios, a su familia y a las personas que lo apoyaron para terminar sus estudios.

“En la vida, unos tenemos que ayudarnos con otros, para superar todos los obstáculos que vengan”, afirmó.

Tras vencer al cáncer, Nahomi logró el primer lugar de su clase

Contra todo pronóstico, Nahomi Michelle Serrano Ortiz, la niña de 14 años que este año enfrentó una batalla contra el cáncer de ovario, no solo salió al paso de esa enfermedad sino que además se convirtió en la mejor alumna de octavo grado del Centro Escolar Católico Santa Luisa, una institución educativa ubicada en las cercanías del mercado central de San Salvador.

Nahomi Michelle muestra la carátula de uno de los trabajos que ha realizado durante sus clases. Fotos EDH / Josué Parada

“Aún en quimioterapia llevaba los cuadernos al hospital, (durante) los ingresos y las quimios me ponía a estudiar; mis compañeros me pasaban copia de las clases y me ayudaban a reponer las tareas que no había entregado”, comentó.

Según la estudiante destacada, sus retos para el 2020 pasan por dar lo mejor de ella para terminar el noveno grado con buenas calificaciones.

Vicente Vásquez, el maestro que vende dulces para sobrevivir

En las calles de Santa Ana, Vicente se convierte en el conocido señor que vende dulces a bordo de los buses urbanos que recorren el casco urbano. Pocos, casi nadie, sabe que Vicente es maestro. El Profe guarda su maletín, con su material de docente, en la bodega que abastece a los vendedores de dulces y sorbetes de la zona.

El profesor del Cantón Palo de Campana, de Santa Ana, se ve en la necesidad de vender dulces debido a su precario sueldo base fue de 180 dólares mensuales. Y de igual forma por no tener ningún tipo de prestación.

Foto EDH/ Jessica Orellana

Este año, el Día del Maestro representa para Vicente una nueva esperanza para él y su familia. Luego del reportaje publicado en El Diario de Hoy, en donde se describieron las condiciones de trabajo y vida del maestro de Palo de Campana, su historia tomó relevancia dentro y fuera del territorio salvadoreño, ya que la indignación por su condición y la solidaridad con su situación fueron detonantes de numerosas reacciones.

Vicente considera que el reportaje cambió su vida totalmente, ya que muchas personas contactaron al docente para brindarle pequeñas ayudas económicas como premio a su noble labor. Las muestras de apoyo llegaron, incluso, hasta la escuela de Palo de Campana.

Ramón, el profesor que ayuda a sus alumnas a romper esquemas en ciencia y tecnología

Recinos Quesada, de 43 años, labora en el Centro Escolar España, de San Salvador, institución educativa pública encargada de la formación de niñas, a la cual llegó hace nueve años para atender el aula de informática.

Foto: Archivo / EDH

El “Profe Ramón”, como le dicen sus alumnas no imaginó que desde ahí, con la creación de un club de Robótica, daría un gran aporte educativo con el que ha puesto en primer plano a la escuela a nivel nacional e internacional, le ha dado a él mucho prestigio y premios, pero sobre todo le ha permitido ayudar a muchas de las estudiantes a desarrollarse académicamente y tener metas más claras de lo que quieren hacer en el futuro.

Hasta la fecha en el club se han formado 60 niñas que mostraron su interés en aprender.

Este docente, quien es técnico en mantenimiento de computadoras graduado del Instituto Tecnológico Centroamericano (ITCA / FEPADE) e ingeniero en sistemas de la Universidad Tecnológica, recibió en septiembre pasado el premio “Global Teacher Award”, en un a competencia promovida a nivel mundial por la AKS, una empresa de la India que desarrolla productos educativos.

Recinos Quesada compitió contra 600 profesores de todo el mundo, y si bien inicialmente quedó entre los 70 mejores, al final ubicó en el segundo lugar de ese ranking, solo por debajo de un educador de Finlandia.

La historia de los alumnos de Mandinga

Los cuatro kilómetros que recorren a diario para asistir a clases los niños y adolescentes del Centro Escolar Caserío Las Brisas, ubicado en el cantón El Presidio, en Sonsonate, ahora lo hacen con más facilidad, gracias a las bicicletas que les donaron personas altruistas, motivados por conocer la historia de seis alumnos que debían soportar muchas dificultades para llegar a la escuela; pero especialmente conmovidos por ver a Juan Zetino correr detrás de sus amigos que tenían la fortuna de poseer ya una “bici”.

Foto EDH/René Quintanilla

Ahora Elmer Zetino de 13 años, Juan Zetino y los primos Edgardo y Kevin Romero, de nueve y ocho años pueden asistir con facilidad a recibir sus clases.

Imposible ocultar la felicidad de Juan al recibir la bicicleta; el trayecto que antes hacía por más de una hora través de los cañales para ir a la escuela se ha reducido a 20 minutos. Ahora, tanto él como su hermano Élmer viajan al mismo ritmo.

Entre risas tímidas, Juan dice que desde que supo que tendría su bici preparó un lugar especial para guardarla y, por las mañanas, cuando no está en clases, se levanta a limpiarla y hacer mandados. Ahora durante el trayecto a la escuela, Juan y los primos Romero hacen competencias para llegar más rápido.

La historia fue publicada en El Diario de Hoy el 20 de mayo y desde ese día hasta hoy, hay benefactores ayudando a esa comunidad educativa.