Este 16 de enero se cumplen 32 años desde que en el castillo de Chapultepec, México, se realizó un acto que marcó un nueva página para la historia democrática salvadoreña con la Firma de los Acuerdos de Paz entre el gobierno y la entonces guerrilla, que luego se transformó en el instituto político del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Hecho que ha sido calificado como un hito por parte de miembros de organizaciones de la sociedad civil y de académicos, quienes abanderan su conmemoración y reconocimiento por los cambios en la institucionalidad nacional que propició dicho acuerdo, y que hacen frente a una narrativa oficialista que busca desacreditarlo y borrarlo de la memoria salvadoreña.
Fue el 17 de diciembre de 2020 durante un evento en El Mozote, Morazán, cuando el presidente Nayib Bukele calificó tanto el conflicto armado como los Acuerdos de Paz como una “farsa” y en su administración gubernamental no se realiza ningún acto conmemorativo y, por el contrario, en enero de 2024 se demolió el monumento a la Reconciliación Nacional, que fue inaugurado en 2017 en el marco del 25 aniversario de los Acuerdos.
A pesar de ello, es la sociedad civil la que se niega a dejar en el olvido los Acuerdos de Paz y la apertura para la participación democrática que estos brindaron.
“La memoria histórica es esencial para la identidad nacional y no cometer los mismos errores del pasado. La refundación y el desprecio por el pasado es un discurso propio de regímenes autoritarios”, sostuvo la abogada Ruth López.
Después de los Acuerdos de Paz se crearon diferentes partidos políticos, como el FMLN del que Bukele formó parte cuando fue electo como alcalde de Nuevo Cuscatlán y de San Salvador. Y luego se inscribió en el partido GANA para llegar a la presidencia en 2019.
“El objetivo principal de los acuerdos era lograr oportunidades de participación básica para que cualquier opción política accediera al poder. Sin los Acuerdos de Paz Bukele no habría llegado al poder mediante elecciones”,
Ruth López, abogada
Mantener memoria
A las voces que destacan la importancia de los Acuerdos de Paz se suman liderazgos jóvenes que resaltan la salida de un conflicto y el autoritarismo mediante el diálogo.
“Hablar de los Acuerdos de Paz como una farsa es realmente ofensivo para tantas familias, para tantas personas que perdieron a sus seres queridos, que hasta el día de ahora, lamentablemente, no han obtenido reparación por parte del Estado”, dijo Gabriela Santos, directora del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (IDHUCA).
Califica como “irresponsable” de parte de los intereses del poder el desconocer una parte importante de la historia salvadoreña reciente, que abrió nuevas opciones de participación.
“Los Acuerdos de Paz también permitieron una nueva institucionalidad, que si bien imperfecta y que hizo falta también mucho nivel de estructura social, fueron un parteaguas en nuestra historia, abrieron puertas para al menos soñar una sociedad nueva”,
Gabriela Santos, directora del IDHUCA
Aunque reconoce que no se lograron concretar muchos puntos que se establecieron en los Acuerdos de Paz de cara a una nueva sociedad, considera que “no es culpa” de los Acuerdos en sí, sino de la voluntad política que se fue perdiendo con el pasar del tiempo. “Pero eso no significa que los Acuerdos de Paz no son importantes o son una farsa”, enfatizó.
La directora del IDHUCA añade que como sociedad todavía hacen falta muchas cosas por sanar, pero que eso no se logrará negando o menospreciando la historia, sino que se debe trabajar por no repetir el pasado violento y autoritario.
“La violencia solo generó más violencia, que la salida siempre debe ser el respeto a la institucionalidad, al incluir al otro, a la otra, al respeto de las diferencias también y de buscar como sociedad una salida alterna respetuosa a los derechos humanos”, dijo Santos.
Cambios institucionales
El abogado Daniel Olmedo comentó que cuando se aprobó la Constitución en 1983 se hizo sin la participación de una fuerza importante y representativa “que jugaba en el tablero militar y no en el político-institucional”, en referencia a la izquierda revolucionaria.
“Con los Acuerdos de Paz se logró que esa fuerza aceptara la Constitución y se sometiera a ella. Un legado de los Acuerdos de Paz fue fortalecer la legitimidad de la Constitución”, expuso.
No obstante, valora que actualmente se ve amenazada una columna vertebral de la Constitución, en el caso de la reelección presidencial inmediata y que es importante recordar cómo los Acuerdos de Paz ayudaron a poner a la Carta Magna en el lugar que le corresponde: “encima de cualquier persona, familia o fuerza política”.
Héctor Carrillo, Director Ejecutivo de la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD), destaca las bases que propiciaron los Acuerdos para la institucionalidad democrática.
“Primero, en perspectiva histórica son un momento refundacional de la República pues concretan la voluntad colectiva de construir una democracia en su sentido más amplio. Esa expresión colectiva no había existido antes en la historia de El Salvador”, expresó.
Además, asegura que marcaron “el fin del autoritarismo imperante” desde la fundación de El Salvador como Estado independiente de España, ya que el papel de las instituciones estaba al servicio a una minoría y no en función de la colectividad.
“Por otra parte, el contenido de los Acuerdos de Paz es un parámetro ineludible para determinar en qué medida hemos avanzado o no en el ideario democrático expresado en esos acuerdos”,
Héctor Carrillo, director ejecutivo FESPAD
El director de FESPAD señala que en lugar de tratar de desacreditar a los Acuerdos de Paz se debe promover su lectura y análisis crítico, “con el objetivo de determinar aquellos puntos que se cumplieron, los que no se cumplieron pero deberían retomarse, y aquellos que no se contemplaron pero sería oportuno incluirlos como temas de nación”.
Y por el otro lado, opina que desconocer la importancia que tuvo este hecho histórico resulta “muy cómodo para aquellos que se oponen a que El Salvador cambie de una vez por todas”, y que eso sería oponerse a que en el país se garantice justicia social, libertad, dignidad humana y paz.
Mayor participación
Aunque desde el oficialismo no se realicen actos conmemorativos, las organizaciones de la sociedad civil han tomado la batuta para recordar la importancia de los Acuerdos de Paz con marchas, al mismo tiempo que denuncian algunos abusos de la gestión actual. El pasado domingo decenas de personas se sumaron a la marcha que salió del parque Cuscatlán.
“Una de las conquistas de la paz fue, precisamente, en beneficio de las mujeres, es que se otorgaron tierras para que las mujeres pudieran tener medios de vida, que pudieran cultivar y que ahora están siendo amenazadas, precisamente, por el actual gobierno que intenta desalojar y expropiar a muchas personas, principalmente mujeres”, dijo Marisela Ramírez, del Bloque de Rebeldía y Resistencia Popular (BRP).
También calificó como otra de las conquistas la mayor apertura para la participación política de las mujeres.
“En donde se democratiza todo el tema del sistema político y permite la incorporación y el establecimiento del ingreso de mujeres no solo a los partidos políticos como una cuota, no verlo de solo de esa manera, sino el ingreso a puestos de poder y toma de decisión significativa”,
Marisela Ramírez, BRP
Juan de la Cruz, del Bloque Popular Juvenil, también destacó como logro de los Acuerdos que los estudiantes no sean criminalizados, al libertad sindical y la libertad de expresión.
Los Acuerdos también propiciaron la creación del Tribunal Supremo Electoral (TSE) en lugar del anterior Consejo Central de Elecciones y también se creó a la Policía Nacional Civil (PNC) como responsable de la seguridad pública, y a la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH) como un avance en la democratización del país.
“La oposición o el descrédito de este gobierno hacia los Acuerdos de Paz es precisamente porque está haciendo lo contrario de lo que se acordó”, dijo Omar Serrano, vicerrector de Proyección Social de la UCA, en una publicación de la radio YSUCA.
Expuso que uno de los frutos de los Acuerdos de Paz fue “encuartelar” a la Fuerza Armada, darle una función constitucional de protección de la soberanía y el territorio nacional y encargar la seguridad pública a la Policía Nacional Civil.