La historia de Cecilia Aznar, conocida como la asesina de la plancha
Tenía 21 años cuando cometió el crimen, fue condenada a muerte pero el juez decidió imponer la condena de 30 años para que su hijo no quedara huérfano.
Un día de 1916 los periódicos de toda España informaron sobre la huida de Cecilia Aznar de la cárcel de mujeres de Alcalá de Henares, todos recordaban su “crimen de la plancha”, a pesar que ya habían pasado 14 años desde que ocurrió.
Cecilia había sido la única sirvienta de Pascual Manuel Pastor, un caballero acomodado que vivía en la calle de Fuercarral, Madrid.
Una mañana de 1902 Pastor fue encontrado muerto en su cama, su cabeza estaba destrozada y no había señales de lucha, eso denotaba que había sido sorprendido mientras dormía.
Cecilia, quien tenía 21 años, había desaparecido sin dejar rastro. La Policía la buscó durante semanas y cuando el periódico de la época “Blanco y Negro” publicó un retrato de ella vendió miles de ejemplares porque a toda la sociedad le interesaba el caso.
Cecilia, que había matado a Pastor a golpes de plancha para robarle, había huido a Barcelona, dejando aquí y allá rastro de compras y despilfarros. Acabó por ser detenida en Puigcerdá. Convicta y confesa, fue condenada a muerte. Pero el Rey se compadeció del hijo de Cecilia, quien había dejado con sus padres, y conmutó su pena por la de 30 años de prisión, que cumplía en el presidio de Alcalá de Henares. Hasta su rocambolesca (exagerada, extraordinaria) fuga.