La plena y la salsa sonaron fuerte gracias a Bad Bunny
Bad Bunny marcó el 2025 al llevar la plena y la salsa al centro de la música urbana, conectando el reguetón con la identidad cultural de Puerto Rico.
Por
EFE
Publicado el 26 de diciembre de 2025
En 2025, Bad Bunny consolidó su dominio global usando su música para reivindicar las raíces culturales de Puerto Rico. Con el álbum DeBÍ TiRAR MáS FOToS, el artista fusionó reguetón con plena, salsa y bomba, acercando estos ritmos tradicionales a nuevas generaciones. Canciones como CAFé CON RON reflejan la vida cotidiana y la identidad boricua, mientras sus conciertos en San Juan reforzaron ese mensaje cultural. Junto a artistas como Rauw Alejandro y Karol G, Bad Bunny impulsó una tendencia que conecta la música urbana con sus orígenes, demostrando que el éxito también se mide en identidad.
El 2025 quedará marcado como el año en que Bad Bunny no solo reafirmó su dominio en la música global, sino también como el momento en que usó ese poder para mirar hacia atrás y poner en primer plano las raíces musicales de Puerto Rico. Con un álbum que mezcla reguetón, plena, salsa y bomba, el artista convirtió lo tradicional en tendencia mundial.
DeBÍ TiRAR MáS FOToS, ganador del Latin Grammy a Álbum del Año, no fue solo un éxito comercial, sino una declaración cultural. En sus canciones, Benito Antonio Martínez Ocasio llevó sonidos históricos de su isla a audiencias jóvenes que, hasta ahora, no siempre se sentían identificadas con esos ritmos.
La plena entra al universo urbano
Uno de los ejemplos más claros es CAFé CON RON, colaboración con Los Pleneros de la Cresta, donde la plena acompaña una escena tan cotidiana como el chinchorreo, esa ruta de comida, música y encuentro que define parte del espíritu boricua. Los panderos marcan el ritmo de un género nacido entre trabajadores agrícolas y comunidades afrodescendientes, hoy resignificado en clave urbana.
Ahora bien, ¿qué es la plena? La plena es un género musical autóctono de Puerto Rico, surgido a finales del siglo XIX, tradicionalmente interpretado con panderos y letras que narran la vida cotidiana, hechos sociales y la identidad del pueblo. Junto a la bomba, es uno de los ritmos más representativos de la herencia cultural puertorriqueña.
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Para Erwin Carrucini, integrante de Taller Toca Plena, la apuesta de Bad Bunny ha sido decisiva. “Su influencia logra que muchos jóvenes digan: esta música también es nuestra”, ha señalado. La plena y la bomba, sonidos históricamente ligados a la resistencia cultural, encontraron así un nuevo espacio en el presente.
Esa reivindicación se extendió también a los escenarios. Durante su residencia de conciertos en San Juan, Bad Bunny integró la bomba en vivo, con barriles y baile tradicional, y sumó referencias directas a la identidad puertorriqueña en canciones como PIToRRO DE COCO, que rescata una bebida típica, o BAILE INoLVIDABLE, donde la salsa ocupa un lugar central.

La celebración cultural se completó con invitados de peso: el salsero Gilberto Santa Rosa, el trovador Andrés Jiménez “El Jíbaro” y el cineasta Jacobo Morales, quien participó en el cortometraje que acompaña el concepto del disco. Más que conciertos, fueron actos de memoria colectiva.
Una tendencia que no camina sola
Bad Bunny no ha estado solo en este camino. Desde finales de 2024, Rauw Alejandro abrió la puerta con Cosa Nuestra, un álbum cargado de salsa y referencias a la Nueva York latina de los años 80. Su estética y su sonido apuntaron al mismo objetivo: reconectar la música urbana con sus raíces.
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En 2025, Karol G se sumó con Tropicoqueta, un disco donde conviven salsa, bachata, cumbia y vallenato. La artista colombiana apostó por una imagen tropical y festiva, inspirada en las vedettes latinas, y convirtió la música popular de su país en parte del diálogo global.
Ninguno de estos artistas ha abandonado el reguetón ni el perreo. Por el contrario, han logrado que otros ritmos —los que crecieron escuchando en casa, en fiestas familiares o en barrios— vuelvan a sonar con fuerza en playlists de todo el mundo.
El efecto ya se nota más allá de las grandes figuras. Propuestas como capaz (merengueton), de los venezolanos Alleh y Yorghaki, o La Plena – W Sound 05, que fusiona plena con afrobeats, confirman que la música urbana atraviesa un momento de reencuentro con su historia.
En 2025, el éxito no solo se midió en reproducciones, sino en identidad. Y en esa pista de baile global, Bad Bunny marcó el paso.
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