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Un médico salvadoreño en el Japón de 1904

A más de 150 años de su nacimiento, la memoria y aportes de este médico ahuachapaneco deben ser rescatados para las historias médicas y diplomáticas de la región centroamericana.

Por Carlos Cañas Dinarte | Abr 19, 2025 - 06:05

El monte Fuji y los sampanes en la bahía, pintados por Hiroshi Yoshida.
El monte Fuji y los sampanes en la bahía, pintados por Hiroshi Yoshida.

El lunes 14 de mayo de 1900, el médico Dr. Rafael Zaldívar (1834-1903), expresidente de la república y ministro plenipotenciario y enviado extraordinario de El Salvador ante el gobierno mexicano del general Porfirio Díaz Mori, escribió al secretario de Relaciones Exteriores en El Salvador un informe, en el que detallaba sus reuniones con Yoshifumi Murota -ministro residente del Japón en la capital mexicana-, "relativas a la oportunidad y conveniencia de celebrar un Tratado de Amistad, Navegación y Comercio, sobre las mismas bases de reciprocidad del que está vigente entre el Japón y México", suscrito en 1888. El diplomático del "imperio invencible" -como le dijera el escritor salvadoreño Arturo A. Ambrogi Acosta- dejó en los Archivos Nacionales de Japón una copia del borrador mecanografiado en tres idiomas (castellano, francés e inglés) de ese tratado de 31 artículos, que nunca llegó a suscribirse.

Un aspecto determinante que impidió la firma de ese tratado comercial fue el involucramiento del Japón en una cruenta guerra contra la Rusia de los zares, que duró entre el 9 de febrero de 1904 y el 5 de septiembre de 1905, en disputa por el control territorial de Manchuria (China) y la península de Corea. Los principales teatros de operaciones tuvieron lugar en los mares del Japón y Amarillo, así como en Mukden y la península de Liaodong, con cientos de miles de bajas en ambos bandos. El resultado más palpable fue que Japón se posicionó como una potencia militar e industrial emergente, en detrimento de una Rusia atrapada en una eterna etapa medieval.

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En la noche del miércoles 18 de mayo de 1904, atracó en el puerto californiano de San Francisco el vapor S. S. San Juan, de la cuestionada empresa estadounidense Pacific Mail Steamship Company, con base en Panamá y con ruta periódica entre ese puerto centroamericano y su par californiano. Tras ser sometido a la cuarentena de rigor a causa de la fiebre amarilla imperante, la nave de 1560 toneladas, dirigida por el capitán Alfredo Urry, fue liberada en la mañana del jueves 19 y sus 36 pasajeros fueron llevados por la tarde en un remolcador al muelle del Correo del Pacífico. Sólo así pudo empezar también la descarga de sus más de cien toneladas de me

rcancías, valuadas en poco más de 8,800 dólares. Uno de los pasajeros que llegaron fue el médico y cirujano salvadoreño Dr. Gustavo Santiago Barón Lima, nacido en la cabecera departamental de Ahuachapán, en una fecha no precisada de 1874, en el hogar de Hernán Barón y Fidelia Lima, quienes también procrearon a su hermano Rodolfo (1872-1929, padre del abogado, historiador y diplomático salvadoreño Rodolfo Barón Castro).

Rostro del Dr. Gustavo Santiago Barón Lima. Imagen cedida por el archivo de la Unión Panamericana-OEA, Washington, D. C.
Rostro del Dr. Gustavo Santiago Barón Lima. Imagen cedida por el archivo de la Unión Panamericana-OEA, Washington, D. C.

En un par de semanas más, el Dr. Barón Lima ya había atravesado el océano Pacífico mediante la ruta San Francisco-Vancouver-Honolulú y había llegado al puerto japonés de Yokohama, donde fijó su base de trabajo y turismo. En el marco de la guerra-ruso japonesa, el galeno salvadoreño llevaba la misión de estudiar el sistema de vacunación desarrollado por el imperio japonés, así como soluciones posibles a diversas heridas de guerra. Desde 1883, El Salvador empleaba una vacunación humana brazo a brazo, pero resultaba de alto riesgo por la posibilidad de transmitir enfermedades como la sífilis y la tuberculosis. Por eso, resultaba prioritario ver las posibilidades de retomar la vacunación de origen animal, tal y como fuera descubierta a fines del siglo XVIII por el médico inglés Edward Jenner.

Durante su permanencia en el puerto nipón, el Dr. Barón Lima redactó su Diario de un viajero, del cual no se conoce su ubicación actual. De esas notas manuscritas, dio a conocer el fragmento correspondiente al 4 de julio bajo el título Recuerdos del Japón (revista La Quincena, San Salvador, 15 de noviembre de 1904, págs. 102-104), dedicado a su visión de las celebraciones de la independencia estadounidense por la colonia norteamericana residente. En su caso, él se sintió parte de esta festividad, dado que, en su niñez, había residido en New York entre 1882 y 1885 y, en 1888, ya en sus años adolescentes, se había dedicado a la importación y venta de caballos de raza criados en sus haciendas familiares en territorio salvadoreño. Gracias a esas dinámicas comerciales y a su dominio del inglés y francés, fue posible que realizara sus estudios de medicina y cirugía en La Sorbona parisina, culminados en 1898.

En sus apuntes, hechos tras fumarse una bolita de opio en una pipa, el médico nacional consignó su impresión del paisaje que apreciaba desde la ventana de su hotel, situado en el Bund o distrito europeo, con la bahía y ciudad de Tokio a la distancia:

"[...] veo el Fusi-Yama [sic: Fujiyama o monte Fuji] destacando su cúspide blanca de nieve sobre el fondo del cielo azul; la bahía inmensa con sus grandes vapores y sus miles de sampangs; en el fondo, Tokio, la ciudad imperial, y en luminosas lejanías, arrozales y campos de iris. Por la calle, afanadas, con el abanico en perpetuo movimiento, van las musmés haciendo un ruido atronador con sus banquites [zapatos] de madera, los pies hacia afuera y las rodillas hacia adentro, lo que entre ellas es una muestra de suprema elegancia. Este espectáculo, que me regocija todas las mañanas, hoy me deja indiferente y frío, y siento el tedio invadirme poco a poco; me siento triste, abatido y con el espíritu lleno de ideas nostálgicas; una visión, una idea, única, fija, una obsesión embarga mi pensamiento, y quiero soñar...".

Fachada principal del Hotel Imperial (1890), en la primera década del siglo XX.
Fachada principal del Hotel Imperial (1890), en la primera década del siglo XX.

En su breve relato de página y media, el Dr. Barón Lima sostiene una conversación en inglés con su guía Katzuyama, un japonés de baja estatura y prominente estómago, de unos 45 años, que le señala que no debe estar triste, porque "a usted le gustan demasiado las casitas de té" y que una de esas geishas, llamada Irashaya, lo extraña mucho y que él lleva muchos días sin visitarla en el distrito local de Kikawo. Como lo dejaran anotado otros viajeros como el francés Pierre Loti, el guatemalteco Enrique Gómez Carrillo y el salvadoreño Arturo A. Ambrogi Acosta, las casas de té eran prostíbulos destinados al público occidental, interesado en experimentar otras formas del erotismo y la sensualidad, donde se materializaba la posesión de esa cultura asiática mediante el disfrute carnal y penetración de un cuerpo femenino.

Ceremonia de presentación de las cartas credenciales de ministro salvadoreño ante el general mexicano Venustiano Carranza. Fotos cortesía de la Fototeca Nacional de México.
Ceremonia de presentación de las cartas credenciales de ministro salvadoreño ante el general mexicano Venustiano Carranza. Fotos cortesía de la Fototeca Nacional de México.

Mientras se encontraba en el archipiélago nipón, un toro media sangre de dos años y una mula criolla de seis años criados en sus posesiones agrícolas ahuachapanecas compitieron en el Grupo 9: Animales vivos de la Primera Exposición Nacional, organizada para el gobierno salvadoreño en la Finca Modelo (San Salvador) por el naturalista migueleño Dr. David Joaquín Guzmán Martorell (1853-1927), experto comisario nacional en varias Exposiciones Universales.

A su regreso a El Salvador, el facultativo contrajo matrimonio en el templo capitalino de La Merced, el 25 de agosto de 1905, con su novia Lidia Mercedes Evangelina Moreira Serrano (1886-1971), con quien traería a la vida a sus hijos Gustavo Tiberio (1906-2004) y Lydia Fidelia Soledad (1908-1976).

La administración presidencial presidida por el agricultor y gallero santaneco Pedro José Escalón contrató al Dr. Barón Lima para que sirviera cátedras médicas en la Universidad y que también estableciera dos instituciones sanitarias de importancia estratégica. Una fue el Instituto. Nacional de Vacuna Animal, establecido en el sector sur de la parte baja del Hospital Rosales, con equipo óptimo y un establo para treinta terneras que generaban cientos de miles de tubos de fluido puro y activo, que se conservaba hasta tres meses, permitía la vacunación nacional contra la viruela y todavía facilitaba exportar sobrantes a Guatemala, Honduras y Nicaragua.

La otra institución confiada al Dr. Barón Lima fue el Gabinete de Bacteriología y Química Biológica, instalado en el piso alto del edificio principal del Hospital Rosales, estructura de lámina de hierro fabricada en Bélgica demolida entre marzo y abril de 2005. En esa dependencia había aparatos, sustancias y enseres para investigaciones, análisis químicos, operaciones bacteriológicas, en especial para tratar bacilos como los de Koch, Eberth y Hansen, así como el parásito de la tripanosomiasis americana o enfermedad de Chagas, encontrado por el Dr. Barón Lima en muestras sanguíneas de ratas. Uno de sus discípulos, el galeno vicentino Dr. Juan Crisóstomo Segovia (1880-1971), continuó ese trabajo pionero y fue quien, en 1913, descubrió el vector Tripanosoma cruzi variedad Segovia, un aporte nacional a las ciencias médicas globales reconocido por la Organización Panamericana de la Salud (OPH) y la Organización Mundial de la Salud (WHO).

Participante en diversos congresos científicos y sanitarios panamericanos e internacionales entre 1908 y 1910, al Dr. Barón Lima le correspondió ser coorganizador del Primer Congreso Médico Centroamericano, desarrollado en la capital salvadoreña del 3 al 7 de noviembre de 1911, con la participación de 58 ponentes.

El Dr. Barón Lima aparece a la derecha del féretro del presidente Dr. Araujo. Tarjeta postal cedida por el coleccionista e investigador estadounidense Dr. Stephen Grant.
El Dr. Barón Lima aparece a la derecha del féretro del presidente Dr. Araujo. Tarjeta postal cedida por el coleccionista e investigador estadounidense Dr. Stephen Grant.

Durante la presidencia nacional del médico usuluteco Dr. Manuel Enrique Araujo, el Dr. Barón Lima fue nombrado subsecretario de Instrucción Pública, además de que fue enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en misión especial a Costa Rica. Tras el asesinato del Dr. Araujo -en cuyo entierro fue uno de los cargadores de su féretro-, el nuevo régimen encabezado por el empresario Carlos Meléndez Ramírez lo designó cónsul general en París, pero no llegó a ocupar el cargo, porque fue nombrado ministro residente de El Salvador en México ante el gobierno mexicano del general Venustiano Carranza (1916-1918). Por sus altas capacidades, Perú también lo distinguió como ministro al frente de su Legación en México.

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Mientras desempeñaba sus funciones diplomáticas, el Dr. Barón Lima se trasladó por un tiempo a ver sus negocios en El Salvador. En la noche del 26 de febrero de 1918 zarpó como pasajero desde Acajutla, a bordo del vapor estadounidense New Port, de 1659 toneladas y 75 marineros dirigidos por el capitán G. W. Yardley. El 10 de marzo, la nave atracó en el puerto californiano de San Francisco, desde donde el intelectual y diplomático se trasladó al Lane Hospital, para ponerse en las manos del Dr. Calderón, especialista hispano en el tratamiento de la hepatitis. Su gravedad era tal que sucumbió en ese nosocomio, el martes 26 de marzo. El Diario Oficial salvadoreño anunció la noticia de su pérdida en la portada del martes 2 de abril.

Su cadáver fue tratado por la casa funeraria J. S. Godeau para embarcarlo hacia Acajutla, tras superar las limitaciones aduaneras fijadas en enero por el gobierno estadounidense, involucrado en la Primera Guerra Mundial. Con honores de general de brigada, fue sepultado en la Sección de Hombres Ilustres del Cementerio General de San Salvador, en una ceremonia desarrollada a partir de las 08:00 horas del viernes 19 de abril de 1918.

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