Ilobasco, donde el barro da vida a la tradición del nacimiento navideño

Desde semanas antes de la Navidad, Ilobasco comienza a vivir una de sus temporadas más intensas. Cientos de salvadoreños llegan hasta este pintoresco distrito de Cabañas en busca de las tradicionales figuras del nacimiento: el Niño Jesús, la Virgen María, San José, la mula, el buey y los Reyes Magos, piezas que mantienen viva una de las tradiciones más arraigadas del país.

La alfarería es un legado que los habitantes de Ilobasco heredaron de sus antepasados y que hoy sigue transformándose en manos de artesanos capaces de crear prácticamente cualquier figura inspirada en la naturaleza, la fe y la cultura popular.

Aunque el barro se trabaja durante todo el año, los artesanos coinciden en que la producción de nacimientos se intensifica a partir de septiembre, cuando comienzan a llegar los pedidos desde distintos puntos del país.

En Barro Artesanías Guadalupe, ubicado sobre la avenida Carlos Bonilla, en la entrada de Ilobasco, el joven artesano Nelson Amaya cuenta que desde octubre llegan comerciantes de San Miguel, San Salvador, Sonsonate e incluso de Guatemala, en busca de misterios que van desde los tres hasta los 65 centímetros.

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“Yo nací en el taller. Un tío le enseñó a mi mamá y ella a mí”, relata Nelson. Recuerda que a los siete años ya moldeaba barro y salía a recolectarlo para darle forma a las primeras figuras.

Aunque todas las piezas tienen buena demanda, el Niño Jesús es la figura más solicitada. Tras la temporada navideña, el taller continúa su producción con alcancías, figuras para el Día del Amor y la Amistad, la Santa Cena para Semana Santa y otros artículos festivos. Para pedidos, el taller atiende a los números 6077-5992 y 6058-0152.

Un proceso que requiere paciencia

La elaboración de cada figura inicia con el moldeado del barro, seguido del pulido y el secado, un proceso que puede tardar entre cinco y ocho días.

Luego, las piezas pasan al horno artesanal, donde permanecen alrededor de dos horas a fuego intenso. Después se dejan enfriar durante un día y finalmente se pintan, explica Nelson, resaltando que cada etapa requiere tiempo y cuidado para lograr un buen acabado.

En el barrio El Calvario se encuentra Artesanías Cristy, propiedad de Cristina Mejía Hernández, quien ofrece una amplia variedad de misterios y artesanías cuyos precios oscilan entre los $2 y los $90, en distintos tamaños, estilos y colores.

El taller abre todos los días y, al igual que otros artesanos, inicia su producción navideña desde septiembre. Con más de 40 años de experiencia, Cristina recibe a los clientes con amabilidad y permite que recorran su local, donde muchos quedan “atrapados” por las miles de pequeñas figuras que llenan cada rincón.

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Más de 50 años moldeando miniaturas

También en la zona del Calvario, Rosa Ventura lleva más de cinco décadas elaborando nacimientos en miniatura. Inició en 1972 y, hasta hoy, continúa trabajando con paciencia y precisión.

Utiliza pinzas, cuchillas, palillos y una lámpara para dar forma a cada detalle: el Niño Jesús, María, José, el buey y el burro, además de los característicos “huevitos” que envuelven el misterio.

Rosa distribuye personalmente sus productos en varias tiendas de Ilobasco, con el apoyo de su hijo, quien se encarga de los detalles finales de las cápsulas. Los pedidos pueden realizarse al 7016-0929.

Ventura es reconocida por sus famosas “sorpresas en miniatura”, pequeñas cápsulas redondas u ovaladas que, al abrirse, revelan el nacimiento de Jesús. Las figuras destacan por sus colores vibrantes: rojos, celestes y amarillos en María y José, y el tono natural del barro seco en los Niños Jesús.

Para los artesanos de Ilobasco, esta tradición representa mucho más que una fuente de ingresos. Es un legado cultural que, aseguran, “no debe morir”, porque forma parte esencial de la identidad ilobasquense y del patrimonio cultural de El Salvador.

*Con reportajes de El Diario de Hoy