El Salvador impulsa reforestación productiva con cacao de alto valor
Un nuevo programa apuesta por el cacao como motor de reforestación y desarrollo sostenible, combinando beneficios ambientales y económicos para comunidades salvadoreñas.
Por
Betty Carranza
Publicado el 02 de octubre de 2025
El Salvador lanzó el 1 de octubre el programa Reforestación Productiva de Cacao de Alto Valor, impulsado por el Fondo Salvadoreño para Estudios de Preinversión (FOSEP). La iniciativa busca restaurar ecosistemas a través de sistemas agroforestales de cacao que combinan árboles de sombra y especies nativas, mejorando suelos, agua y biodiversidad, al tiempo que generan ingresos para las comunidades rurales. El proyecto incluye capacitación técnica, fortalecimiento institucional y planes de negocio para garantizar sostenibilidad y acceso a mercados de alto valor. Con ello, el país apuesta por un futuro más verde, resiliente y competitivo, uniendo desarrollo económico y cuidado ambiental.
El Salvador dio un paso importante hacia la sostenibilidad ambiental y productiva con el lanzamiento del programa Reforestación Productiva de Cacao de Alto Valor. Según el Fondo Salvadoreño para Estudios de Preinversión (FOSEP) se busca restaurar ecosistemas y, al mismo tiempo, fortalecer la economía rural a través de un cultivo con gran proyección internacional. El anuncio se realizó el 1 de octubre, coincidiendo con la conmemoración del Día Nacional del Cacao, y marca el inicio de una estrategia que combina naturaleza, productividad y oportunidades para las comunidades.
El proyecto que impulsa FOSEP se centra en el establecimiento de sistemas agroforestales donde el cacao se integra con árboles de sombra y especies nativas, creando un entorno más equilibrado y resiliente. Este modelo de producción no solo contribuye a recuperar suelos degradados, mejorar la calidad del agua y conservar la biodiversidad, sino que también ofrece a las familias rurales una alternativa económica sostenible en el tiempo.

Cacao de alto valor para un futuro sostenible
El cacao es considerado un cultivo de alto valor por su creciente demanda en mercados internacionales, especialmente en nichos que privilegian la calidad y la trazabilidad. Con este programa, El Salvador se alinea con tendencias globales que buscan productos agrícolas responsables con el ambiente y libres de deforestación, un requisito cada vez más exigido por la Unión Europea y otros destinos comerciales.
Además de la plantación de árboles de cacao, FOSEP contempla la capacitación técnica de productores, el fortalecimiento institucional para dar seguimiento a la iniciativa y el desarrollo de planes de negocio que aseguren la sostenibilidad a largo plazo. La visión es que las comunidades no solo siembren, sino que también cuenten con herramientas para transformar y comercializar un cacao competitivo en mercados de alto valor.
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La apuesta tiene un doble beneficio: mientras más hectáreas de cacao se establezcan bajo este esquema, mayor será la cobertura arbórea y los servicios ecosistémicos generados; y al mismo tiempo, más familias podrán diversificar sus ingresos y reducir la dependencia de monocultivos o actividades que generan presión sobre el medio ambiente.
Un motor de desarrollo para comunidades rurales
En el plano social, el cacao representa también una oportunidad de cohesión comunitaria. Cooperativas, asociaciones y emprendimientos locales ya han demostrado que la producción de cacao puede convertirse en una fuente de identidad, orgullo y dinamismo económico. Con esta nueva etapa, el país busca multiplicar esas experiencias y llevarlas a más territorios.
El lanzamiento del programa ocurre en un momento clave: El Salvador ha intensificado esfuerzos de reforestación para enfrentar los efectos del cambio climático y mejorar la resiliencia de sus ecosistemas. Iniciativas como esta aportan al cumplimiento de metas nacionales de restauración y a la construcción de una economía verde, más alineada con los compromisos internacionales del país.
Retos y oportunidades de la reforestación productiva
Un aspecto destacado del programa es la visión integral con la que se plantea. No se trata únicamente de sembrar árboles, sino de asegurar que esos árboles formen parte de un sistema productivo viable, capaz de sostenerse en el tiempo y de competir en mercados cada vez más exigentes. Por ello, el componente de asistencia técnica será clave: desde prácticas de poda y fertilización hasta control de plagas y procesos de postcosecha que garanticen un grano de calidad.
Otro punto de valor agregado es la incorporación de planes de negocio para los productores participantes. La idea es que cada parcela de cacao no solo contribuya a la reforestación, sino que se convierta en un proyecto rentable, con acceso a financiamiento, oportunidades de transformación y vínculos a cadenas de comercialización. Este enfoque empresarial es fundamental para asegurar que el cacao de alto valor se posicione como una alternativa real y competitiva frente a otros cultivos.
El impacto esperado va más allá de la agricultura. Al integrar árboles y cultivos en sistemas agroforestales, se generan microclimas que mejoran las condiciones de vida en las comunidades, se disminuye la erosión de los suelos y se protege la biodiversidad local. De esta manera, los beneficios se extienden a toda la sociedad: más cobertura verde significa más agua, aire más limpio y un entorno más sano.
El programa de reforestación con cacao que impulsa FOSEP se convierte así en una apuesta innovadora que conecta con los sueños de un país más verde, más próspero y con productos capaces de conquistar paladares en el mundo. Para los jóvenes y las familias que buscan oportunidades en el campo, representa una invitación a participar de un proyecto que combina arraigo, identidad y futuro.
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