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Buceo sin fronteras ¡las discapacidades quedan afuera!

VIDEO. Fundación Buceo Inclusivo es una oenegé en El Salvador que promueve el deporte a personas con discapacidades, una labor donde el amor abunda

Por Robbie Ruud |

Con el lema "En el fondo todos somos iguales", la Fundación Buceo Inclusivo apoya a personas con discapacidad a superar sus limitantes. Imágenes / EDH y cortesía.

De inmediato el buceo como tal se instala en nuestro imaginario como una actividad costosa y de difícil acceso. No se niega esa realidad, pero qué tal involucrar no solo a gente incapaz de costear una o más sesiones de este deporte, sino además, agreguemos que cuenta con una discapacidad, la que sea.

Pues de eso se encarga una Fundación Buceo Inclusivo, una oenegé que persigue una y otra vez brindar tal experiencia a personas con dificultades motrices, mutilaciones entre otras complicaciones de peso para llevar una vida común.

Esta organización es dirigida por Álvaro Pazos, un uruguayo con varias décadas en El Salvador y que se entrega en esta labor encomiable desde hace ya más de un año junto a sus colaboradores. Una situación que espiritualmente a Pazos le llena el corazón grandemente.

CANCHA estuvo con el charrúa y su staff en la Ciudad Deportiva Inclusiva para conocer y compartir con personas discapacitadas llenas de entusiasmo y curiosidad por el buceo. La experiencia es enriquecedora de facto, desde el primer segundo uno puede notar que las formas importan.

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Un staff calificado y cualificado hace sus labores para brindar la mejor de las experiencias. Foto: EDH/Francisco Rubio

La amabilidad y una sonrisa permanente alivian la incertidumbre y el nerviosismo que puedan tener los participantes en una jornada de buceo inclusivo. Álvaro y sus colegas tienen un gran dominio en el trato humano. Pronto hacen sentir a los amigos como en casa y les liberan de cualquier barrera mental que tengan para la ocasión.

Las instrucciones para proceder con la inmersión son sencillas, cortas y claras. La bondad sobreabunda aún más cuando llega el momento de entrar al agua. Hay cada conversación llena de comprensión, atención y hasta ternura, por qué no decirlo.

Los participantes se van "soltando" y encuentran apoyo también dentro de la piscina, que cuenta con barandales dentro para facilitar el ingreso y hasta el recorrido. La paciencia también está presente, hace un sol que derrite hasta las piedras, pero nada de eso impide a los novatos experimentar y ser parte de la jornada.

El ambiente es sobrecogedor, la solidaridad se hace presente a cada instante y se percibe un micro cielo alrededor y dentro de la piscina. Por si aún no quedó claro que sí existen las burbujas con sonrisas, que no es solo un eslogan más.

El momento se escurre como agua entre las manos. De pronto los participantes están afuera, satisfechos de haber retado sus miedos y dudas. Se les ve a todos plenos, con eso que justamente Álvaro y su equipo se llenan el alma, de una experiencia que trasciende, que no se limita al enseñar únicamente; que va más allá de la pedagogía.

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Los participantes disfrutan a lo grande de estas jornadas de buceo inclusivo. Foto: EDH/Francisco Rubio

Se habla mucho de la presión, la oxigenación, la respiración adecuada, las señales, los ademanes... todo eso es apenas una fracción de algo más grande y significativo: el júbilo, la alegría, corazones llenos.

José Antonio Cerón pertenece a la Asociación de Fútbol de Amputados de El Salvador. Esto nos cuenta tras su primer buceo en la vida: "Tengo varios años en la Selección Nacional, no he viajado a otros países, salvo Guatemala. Soy diabético y los médicos nos recomiendan que practiquemos deporte, hago ciclismo, natación y fútbol; me encanta el deporte. El buceo es una nueva experiencia, nunca lo había practicado, me gusta".

"Como siempre uno siente miedo por algo que experimentará por primera vez.
Al inicio me sentí nervioso, aún (risas), me gusta, el buceo es importante; hay gente que practica este deporte y realiza jornadas de limpieza en Apulo. Me gusta cuidar el medio ambiente y veo que eso es positivo para la comunidad. Un compañero de la asociación me preguntó si quería venir (a bucear) y acepté, no lo dudé ni dos veces. Yo le compartiré a mi familia y compañeros que es una experiencia que no pueden perderse", detalla.

"El instructor es muy dinámico, muy amigo, alegre (risas), yo le pongo un 9 ¿o por qué no el diez? Me gusta la natación y espero que no sea la primera vez que nos invita.
Me ha gustado practicar el buceo y espero que mis compañeros tengan esa oportunidad para practicarlo, me encantaría también poder participar en una limpieza en el lago de Apulo", sentencia.

Sergio Rafael Pérez, administrador de la Asociación Salvadoreña de Amputados, también nos comparte sus sensaciones tras semejante experiencia: "Me invitó el presidente de la asociación, vengo en su representación para poder organizar cuatro personas dentro de la asociación. Tengo casi 20 años de practicar el deporte en su modalidad, anduve cerca del proceso que tuvo a los campeones mundiales".

"Fue una experiencia agradable bucear, qué se sentía, nunca lo había practicado. Me fascinó bastante, el entrenador parece que da buenas explicaciones para no ahogarse (risas). Ansioso y nervioso sobre lo que va acontecer, no es fácil meterse al agua, cualquiera se ahoga. Tengo varios compañeros y amigos que desconocen, que solo lo han visto por televisión. Esto es una oportunidad para participar y tener esta experiencia", narra Pérez.

Asimismo, añade: "En el momento sentí complicado, no coordinaba bien con la mascarilla y el aire, pero ya después agarré la práctica. No tengo ningún problema para regresar.
La guía de Álvaro fue muy lógica, es un deporte muy interesante, quiero repetirme pronto, en un lago (risas) para ir viendo los peces. Hay muchos compañeros jóvenes y mayores, esperamos tenerlos al tanto de esta fundación para poder bucear y meterse de lleno, ayuda bastante para la respiración. Invito a los compañeros para que vayan buceando. Hago fútbol, buceo y también bicicleta. Se siente la presión allá abajo, en el agua, cuando uno desciende, poder coordinarse con el tanque de aire, se siente bonito. Pero una piscina... espero un reto mayor después. Me gustaría ir al extremo porque es bien interesante".

Angie Soto, también participante de esta jornada de buceo inclusivo, relata brevemente pero con alegría: "Es primera vez que hago esto, estuvo chivo, me he divertido. Bien bonito estuvo bucear, me gustó ese juego que estaba haciendo y respiré mucho. No sentí miedo, me divertí mucho. No me sentí preocupada, me sentí bien bajo el agua. Quiero volver a hacer esto pronto".

Llegó el momento también de conversar con Álvaro Pazos, quien dice con mucha satisfacción: "Llevamos un año y medio (con la fundación) y siempre tenemos aprendizajes, por más que nos fuimos a capacitar al extranjero, todos los días aprendemos todos. No sé quién se divierte más, si los participantes o todo el staff, porque es un día de fiesta para nosotros. La logística es pesada a veces, pero deseamos que llegue el día para compartir, esta actividad es considerada para gente elitista, sin discapacidad... pero como fundación no vemos la discapacidad, sino la capacidad de sortear el día a día. Si yo tuviera discapacidad lo pensaría tres veces antes de hacer buceo, lo hemos hecho ya en Lago de Ilopango y luego Coatepeque. Primero vamos con agua confinada y luego con aguas abiertas".

"En esta actividad estamos todos en el agua, no es como otras disciplinas donde están directores técnicos, entrenadores afuera... acá estamos todos juntos. Acá la discapacidad queda afuera, por eso le llamamos buceo adaptado, porque consideramos que es más fácil adaptar el equipo a las personas y no al revés. Con técnicas de comunicación que facilitan el entorno, y que en el agua no se siente el peso del cuerpo", especifica Pazos.

"Somos una ONG que trata de motivar a las empresas para que se acerquen y hacer factible estas jornadas. La riqueza de la fundación está en su staff, dependemos de renta de equipos, de transporte, hay quienes ayudan económicamente y a veces piden estar aquí. Bienvenidos todos, empresas y personas naturales. Nuestro número es 7160 8361, nuestro WhatsApp, se pueden poner en contacto así con nosotros, aceptamos cualquier tipo de ayuda", precisa el charrúa.

Por último, Pazos cierra con la siguiente reflexión: Soy muy agradecido con mi segundo país, El Salvador, llevo 22 años en el país. La discapacidad es universal y no tiene límites, no solo es tema de El Salvador. Para mí es una alegría compartir con mis hermanos salvadoreños y poder de alguna forma pagar, porque vivo del buceo, no de la fundación, pero buscar una manera de pagar a la sociedad por lo que han hecho por mí en todos estos años con mucho cariño. Me siento conforme de poder devolver esto que es una pasión para nosotros".

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