Tomás Pineda: “Algunos tuvimos ofertas para jugar en México tras el Mundial”

La Selección Mundialista del 70 atrapó algunas de las miradas del fútbol azteca de aquel momento, entre ellas la del “Flaco”, el prometedor guardameta de los salvadoreños.

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Tomás Pineda realiza una atajada jugando para Luis ??ngel Firpo / Foto Por Archivo

Por Mario Reyes / Twitter: @MarioDR

2020-06-06 5:30:38

La Selección de El Salvador viajó con tres porteros al Mundial de México 70. Uno de ellos fue Tomás Ernesto Pineda Nieto, entonces jugador de Alianza y una de las promesas bajo los tres palos en aquella época del fútbol cuscatleco, ya que apenas tenía 24 años y le quedaba una gran carrera por delante.

Pineda vio todo el Mundial desde el banquillo, pero tiene bien presentes los recuerdos y, sobre todo, la unidad y la camaradería de aquel grupo. Le tocó competir contra otras dos leyendas del arco, Raúl Magaña y Gualberto Fernández, y supo esperar con profesionalismo su momento en la Selección, que indiscutiblemente llegaría a mediados de los años 70.

¿Cómo fue ese proceso de selecciones de 1965 a 1970, en el que varios jugadores como usted participan juntos en varios torneos?

Nosotros veníamos unidos desde el ‘67, en el proceso para ir a las Olimpiadas de México ‘68. El grupo fue casi el mismo, y había gran amistad y unión, era como una familia. Existía un gran respeto. A veces jugábamos en contra en la Primera División y había un respeto y admiración.

¿Cómo vivió sus primeras convocatoria? ¿Le costó adaptarse?

Yo me adapto a todo y traté de hace más amistad con ellos. Conocí en la cancha, entre ellos a “Cariota” Barraza. Fuimos y somos amigos con varios de ellos.

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¿Cómo recuerda el momento en que supo que estaba convocado para la Copa del Mundo?

Estábamos ya concentrados en Los Planes de Renderos y éramos 24 o 22 jugadores. Una noche dieron la lista de los que íbamos a quedar y fue una gran alegría y una gran tensión al mismo tiempo. Ya venía acostumbrado un poquito, y una preselección.

¿Y la altura en algún momento fue un obstáculo para adaptarse a México?

Estábamos en concentrados en Los Planes y nos fueron llevando paulatinamente, así que no sentíamos que estábamos en la altura. Llegamos dos semanas antes del Mundial y teníamos un preparador físico, Sindulfo Aveiro Stark, y don Hernán Carrasco que nos supieron llevar.

Tomás Pineda, en la actualidad. Hoy es un exitoso arquitecto.

A usted le tocaba pelear la titularidad con Gualberto Fernández y Raúl Magaña, dos cracks de aquella época. ¿Cómo era esa competencia en Selección?

Para decirle, de Raúl Magaña yo soy padrino de una de sus hijas y con Gualberto somos amigos, así que nunca hubo ningún problema entre nosotros. En esos días también jugaban “Chapín” Martínez, Jorge “Calero” Suárez, aparte de la experiencia de Magaña, que jugó en Guatemala, Canadá, Alianza. Eran mayores que yo. Estábamos acostumbrados a esos retos. Al final, a cada torneo íbamos dos o tres porteros de entre los 10 que había en los equipos de aquel entonces.

¿Cómo les tomó a ustedes la salida del DT Gregorio Bundio y la llegada de otros jugadores que no habían participado en la eliminatoria con la Selección?

No fue difícil la adaptación, aunque sí sentí que no llevaran a Bundio. Eso nos dolió mucho porque le dieron una patada. Y nos afectó anímicamente porque de la noche a la mañana venían 7 u 8 jugadores del Marte. Pero nosotros como soldados teníamos que rendir. No sentimos mucho la adaptación, porque aparte ellos venían acostumbrados a cómo dirigía don Hernán en el Marte, y nosotros ya los conocíamos en la liga.

Don Hernán siempre recuerda el hotel donde los concentraron en México. ¿Qué tan mala fue la logística de la Federación durante ese Mundial?

La Federación de ese momento fue inútil. Nos llevaron a un motel llamado María Bárbara, en las afueras de la Ciudad de México. El motel era nuevo en ese entonces, y ahí teníamos un lugar para estar al lado de la piscina, ahí platicábamos y tomábamos los tres tiempos de comida. Pero nosotros estábamos empilados en hacer un buen papel.

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Las emociones de un Mundial y de sus partidos, ¿se viven diferente esperando turno en el banquillo?

Pues, no sé cómo explicárselo, pero solo 11 podían jugar. Nosotros entrenábamos durísimo. Los nervios y la tensión como sustituto son más que al estar jugado. Hubiese preferido jugar que estar en la banca, porque ahí afuera es más tenso.

En el partido con México, Chamba Mariona dice que todo el equipo se volcó contra el árbitro en el camino a los vestuarios, por convalidar el primer gol. ¿Qué recuerda usted de ese momento?

Faltaba un minuto para finalizar, salió y era un saque de banda que le correspondía la pelota a la selección. Un mexicano la agarró, y después tiraron el centro y estaba en offside y lo dieron por válido. Además hubo otras tres situaciones difíciles, así que en el túnel, era una de tantas contra el árbitro. Don Hernán (Carrasco, DT) nos calmó, pero sí nos afectó porque habíamos tenido un buen primer tiempo. Tuvimos mala suerte, pero me siento orgulloso de ser mundialista, igual que nuestros compañeros.

 

Tomás Pineda, en su juventud. Debutó en Selección Nacional en 1967. Tres años después fue convocado para el Mundial.

Viendo los partidos, da la impresión de que el grupo se va acoplando y va de menos a más hasta el duelo con la URSS. ¿Coincide?

Contra la URSS jugamos muy bien; contra Bélgica, ni bien ni mal. Los nervios se nos quitaron y estuvimos más sueltos. Si se nos daba el gol, ganábamos. Nosotros no tuvimos muchos partidos de preparación. Tuvimos un partido en Perú, contra la selección en enero, y no íbamos porque nos ofrecieron esto y aquello, no nos dieron viáticos, hasta los uniformes nos robaron. El fútbol nuestro era grande, pero no estaba revolucionado. Ya después algunos tuvimos ofertas para jugar a México, yo no tenía la oportunidad, pero yo estaba estudiando la carrera de arquitectura y tenía a mi familia. Varios estudiando sacando la U.

¿De qué equipo lo buscaron, en el caso suyo? ¿Qué propuesta la hicieron?

Me buscaron del Puebla. Estábamos en un entreno, se me acercó alguien de los que estaba ahí viéndonos y me preguntó si no me gustaría jugar en México, fue algo informal. Para mí en ese entonces fue una gran ilusión, pero tenía que platicarlo primero con mi familia, y después de eso ya les dije que no. No estaba preparado en ese momento.

¿Cómo fue el recibimiento de la gente acá en el país?

Yo me quedé dos o tres días más a ver la final del Mundial, en ese momento me quedé con mi suegro y no acompañé al grupo que regresó a El Salvador, pero me cuentan todos mis compañeros que fue un recibimiento bien lindo, porque la gente siempre nos apoyó.

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