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Nuevas investigaciones demuestran que introducir pequeñas porciones de maní en la dieta infantil puede ayudar a prevenir alergias.

Nuevo estudio revela cómo reducir alergias en los niños

Nuevas investigaciones confirman que introducir el maní desde los primeros meses puede ayudar a prevenir alergias alimentarias. Así lo explican los pediatras.

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Por Betty Carranza
Publicado el 25 de octubre de 2025

 

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Un nuevo estudio publicado en la revista *Pediatrics* revela que las alergias al maní en niños han disminuido un 43 % desde que se recomienda introducir este alimento entre los cuatro y seis meses de edad. La evidencia indica que la exposición temprana ayuda al sistema inmunitario a desarrollar tolerancia, reduciendo el riesgo de alergias alimentarias a largo plazo. Los expertos destacan que pequeñas porciones de mantequilla de maní, ofrecidas bajo supervisión pediátrica, pueden prevenir diagnósticos potencialmente graves. Este cambio de enfoque transforma el antiguo miedo al maní en una herramienta de protección infantil respaldada por la ciencia.

Durante años, la regla era clara: no ofrecer maní a los bebés. Pero hoy la ciencia dice todo lo contrario. Una nueva generación de estudios está mostrando que introducir los alimentos alergénicos desde temprano puede ayudar a prevenir las alergias, en lugar de causarlas. Lo que antes se evitaba por miedo, ahora se recomienda con cuidado y evidencia.

El cambio se apoya en una investigación publicada en octubre de 2025 en la revista Pediatrics, liderada por el alergólogo David Hill, del Hospital Infantil de Filadelfia. Su equipo analizó los historiales médicos de más de 125 000 niños menores de tres años y descubrió que las alergias alimentarias en general disminuyeron un 36 % desde que se aplicaron las guías de introducción temprana. En el caso del maní, la reducción fue aún mayor: un 43 % menos de diagnósticos que años atrás, según informó The New York Times en Español.

Este hallazgo consolida un cambio profundo en la pediatría moderna: enseñar al sistema inmunitario a reconocer los alimentos, no a temerlos.

De evitar alérgenos a presentarlos con tiempo

Durante décadas, los especialistas recomendaban retrasar la exposición a alimentos como el maní, el huevo o la leche. Pero el ensayo británico LEAP (Learning Early About Peanut Allergy), publicado en 2015, demostró que los bebés que comían productos de maní entre los 4 y 11 meses tenían hasta un 80 % menos riesgo de desarrollar alergia. A partir de ese momento, el paradigma cambió.

En 2017, el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (NIAID) emitió nuevas directrices: los bebés debían ser expuestos a los alimentos alergénicos entre los cuatro y seis meses, no más tarde. Desde entonces, cada estudio ha reforzado la misma idea.

“Estamos viendo cómo una recomendación médica cambia la salud real de los niños”, dijo Edith Bracho-Sánchez, pediatra del Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, al diario neoyorquino. “La introducción temprana puede prevenir diagnósticos que transforman la vida de una familia”.

¿Por qué funciona?

La clave está en cómo aprende el sistema inmunitario.
Cuando un alérgeno se encuentra primero por la piel —por ejemplo, en bebés con eccema— el cuerpo puede interpretarlo como una amenaza. En cambio, cuando ese mismo alérgeno entra por el sistema digestivo, el intestino lo reconoce como inofensivo y desarrolla tolerancia.

Los pediatras recomiendan ofrecer el maní desde los primeros meses de vida para entrenar el sistema inmunitario y reducir riesgos.
Los pediatras recomiendan ofrecer el maní desde los primeros meses de vida para entrenar el sistema inmunitario y reducir riesgos./Shutterstock

David Hill explica que esta es la paradoja del maní: la exposición controlada fortalece la tolerancia, mientras que la ausencia de contacto puede aumentar el riesgo de alergia. Los primeros meses de vida son una ventana inmunológica única, y aprovecharla podría ser la diferencia entre prevenir o desarrollar una alergia duradera.

Qué dicen los datos

Según el nuevo estudio, las alergias alimentarias afectaban al 1,46 % de los niños menores de tres años entre 2012 y 2015. Tras las nuevas recomendaciones, esa cifra cayó al 0,93 % entre 2017 y 2020. En números simples, eso equivale a unos 57 000 niños menos diagnosticados.

La tendencia se observó también en la alergia a la leche, aunque no en la del huevo, que ahora se ha vuelto la más frecuente en la primera infancia.

Aun así, Hill aclara que el estudio no puede atribuir la caída exclusivamente a las guías, ya que también pueden influir otros factores, como la mejora en el manejo del eccema o los cambios en la exposición ambiental. Pero los datos son consistentes con la hipótesis de la exposición temprana.

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Qué recomiendan las nuevas guías

Las directrices actualizadas en 2021 aconsejan introducir los nueve alimentos más alergénicos —maní, huevo, leche, trigo, pescado, mariscos, soya, frutos secos y sésamo— entre los cuatro y seis meses, cuando el bebé esté listo para iniciar la alimentación complementaria.

No se trata de ofrecer grandes cantidades ni de hacerlo sin control. Los expertos recomiendan:

  1. Consultar al pediatra antes de empezar, sobre todo si el bebé tiene antecedentes de alergias o eczema.
  2. Ofrecer pequeñas porciones, como una untada del tamaño de un guisante de mantequilla de maní diluida en agua o papilla, nunca maní entero, para evitar el riesgo de atragantamiento.
  3. Repetir la exposición un par de veces por semana, de forma natural y progresiva.
  4. Observar cualquier reacción y suspender la introducción si aparece irritación o malestar.

“La idea no es alimentar, sino entrenar el sistema inmunitario del bebé”, explicó Bracho-Sánchez. “Lo que buscamos es que aprenda que esas proteínas no son una amenaza”.

Qué significa para las familias

Aunque el estudio se basó en datos de Estados Unidos, el hallazgo tiene alcance global. En países como Reino Unido, Australia o Canadá ya se aplican políticas similares con resultados alentadores. Los expertos coinciden en que esta es una oportunidad para que los padres pierdan el miedo y se informen con fuentes confiables.

El mensaje de fondo es sencillo: la prevención de alergias puede comenzar en casa, con una cucharadita bien pensada y supervisada.

No se trata de improvisar, sino de seguir la evidencia. Las alergias alimentarias seguirán existiendo, pero entender cómo entrenar el sistema inmunitario desde los primeros meses puede reducir drásticamente su impacto.

“La historia del maní es un ejemplo de cómo la ciencia puede rectificar el miedo”, dijo Hill. “Durante años lo evitamos, y ahora descubrimos que exponerlo a tiempo puede ser una de las mejores formas de protección”.

TAGS:  Alergias | Alimentos | Infancia | Nutrición

CATEGORIA:  Vida | Cuerpo y mente

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