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Brindar sin alcohol es posible gracias a vinos que conservan todo su sabor y complejidad, ideales para cualquier momento del día.

Vino sin alcohol, sabor y placer sin comprometer tu bienestar

Los vinos bajos y sin alcohol ganan terreno en El Salvador. Conocé por qué esta tendencia global conquista paladares sin renunciar al sabor.

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Por Betty Carranza
Publicado el 17 de octubre de 2025

 

TU RESUMEN

Los vinos bajos y sin alcohol, conocidos como NoLo, están ganando popularidad en El Salvador como parte de una tendencia global que promueve el consumo consciente y equilibrado. Gracias a innovadoras técnicas de elaboración, estos vinos mantienen su sabor, frescura y complejidad, sin los efectos del alcohol. Ideales para brunches, reuniones laborales o cenas entre semana, permiten disfrutar de la experiencia del vino sin culpa. Millennials y Gen Z lideran esta transformación, valorando propuestas sostenibles y modernas. En el país, la oferta crece con opciones importadas y un consumidor cada vez más curioso por explorar nuevas formas de brindar.

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Disfrutar una copa de vino ya no implica necesariamente consumir alcohol. En El Salvador, una nueva forma de apreciar el vino está tomando fuerza: los vinos sin alcohol y los de bajo contenido alcohólico. Esta tendencia, conocida internacionalmente como “NoLo” (no y low alcohol), responde a una generación que busca equilibrio, bienestar y experiencias auténticas, sin dejar de lado el placer de brindar.

La categoría NoLo ha pasado de ser una rareza a convertirse en una opción real en los portafolios de importadores y distribuidores locales. Según Liv Salguero, experta en vinos con certificación WSET® nivel 3, esta transformación responde a un cambio cultural profundo: “Hoy hablamos de mindful drinking, es decir, consumir con conciencia, con moderación, sin dejar de disfrutar la experiencia gastronómica del vino”.

El cambio comienza en la uva

La diferencia entre un vino tradicional y uno bajo o sin alcohol no comienza en la botella, sino en el proceso de elaboración. En el caso de los vinos bajos en alcohol, la fermentación alcohólica se interrumpe antes de completarse o se utilizan métodos para reducir el contenido etílico. Para los vinos sin alcohol, el proceso es más complejo: se fermentan completamente y luego se retira el alcohol con técnicas que conservan los aromas y sabores originales del vino.

Gracias a estos avances tecnológicos, hoy es posible disfrutar vinos frescos, aromáticos y equilibrados, sin grados de alcohol. “Lo que sorprende a muchos es que estos vinos no sacrifican sabor, textura ni complejidad”, señala Salguero.

Menos alcohol, más beneficios

La categoría NoLo crece entre quienes buscan equilibrio, sabor y experiencias auténticas sin los efectos del alcohol.
La categoría NoLo crece entre quienes buscan equilibrio, sabor y experiencias auténticas sin los efectos del alcohol. / Shutterstock

El atractivo de esta categoría no se limita al contenido alcohólico. Menos alcohol también significa menos calorías, menos deshidratación y una experiencia más ligera, ideal para el clima salvadoreño y para quienes desean evitar los efectos secundarios del alcohol, sin sacrificar el disfrute.

La calidad de estos vinos está directamente relacionada con la calidad de la uva. Las bodegas más reconocidas cosechan en el punto óptimo de madurez y utilizan procesos de desalcoholización a baja temperatura, lo que permite conservar la frescura y complejidad del vino.

Una opción que conecta con nuevas generaciones

Millennials y generación Z lideran esta revolución. Para ellos, el vino es mucho más que una bebida alcohólica: es una experiencia cultural y sensorial. Valoran la sostenibilidad, la innovación y la autenticidad. Y los vinos NoLo encajan perfectamente en su estilo de vida: son modernos, versátiles y coherentes con una filosofía de bienestar.

“El vino ya no se asocia exclusivamente con grandes celebraciones o cenas formales”, explica Salguero. “Ahora también está presente en almuerzos de trabajo, reuniones familiares y momentos más cotidianos, donde disfrutar sin culpa es la clave”.

Rompiendo mitos

Uno de los mitos más comunes es que los vinos sin alcohol no saben a vino. Si bien el alcohol aporta volumen y calidez, los métodos actuales de elaboración permiten conservar su estructura aromática. “Son diferentes, pero no inferiores”, aclara Salguero.

También se piensa que solo son para quienes no consumen alcohol. Nada más lejos de la realidad: muchos amantes del vino tradicional alternan ambos estilos, según la ocasión y el momento del día.

El consumo de vino ha crecido en El Salvador, y con él, el interés por conocer nuevas propuestas. Hoy es posible encontrar vinos sin alcohol provenientes de Francia, España, Italia y California, en estilos blanco, rosado, tinto y espumoso, elaborados con variedades reconocidas como Chardonnay y Merlot.

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La oferta es cada vez más variada, y los salvadoreños, curiosos y exploradores, están descubriendo que se puede brindar y saborear un buen vino sin necesidad de alcohol.

¿Querés probarlos? Empezá así

Para quienes desean dar el primer paso, Salguero recomienda comenzar con un vino espumoso o blanco. Son ligeros, refrescantes y muy adecuados para el clima del país. Luego podés explorar rosados y tintos.

La temperatura es clave: los espumosos deben servirse helados; los blancos y rosados, fríos; y los tintos, frescos, pero no calientes. “Esto realza los aromas y la experiencia en boca”, destaca la experta.

También es importante no compararlos con los vinos tradicionales. “Son propuestas diferentes para los mismos momentos”, comenta. Y como siempre, acompañarlos con comida potencia sus características y genera una experiencia más completa.

Vino para cualquier ocasión

Los vinos bajos y sin alcohol son perfectos para brunches, eventos corporativos, cenas entre semana, celebraciones religiosas o incluso escapadas al aire libre. En todos estos contextos, permiten compartir, brindar y saborear, sin preocuparse por los efectos del alcohol.

El futuro del vino no borra al vino tradicional, lo complementa. Esta nueva categoría invita a sumar momentos de disfrute, abrir nuevas posibilidades y extender la cultura del vino a más espacios y personas.

En palabras de Salguero: “Beber vino sin alcohol no es renunciar a la diversión. Es una forma distinta de vivirla. La experiencia del vino no se mide en grados alcohólicos, sino en los momentos que compartimos a su alrededor”.

Para quienes buscan equilibrio, autenticidad y sabor, los vinos sin alcohol son una puerta abierta a una vida más consciente… y con mucho estilo.

TAGS:  Comida | Gastronomía | Vino

CATEGORIA:  Vida | Hogar y espacios

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