Exportaciones de café se acercan a su mejor nivel en diez años
El café, aún llamado el “grano de oro”, ha mostrado un respiro en 2025. Según datos del Banco Central de Reserva, las exportaciones sumaron $136.49 millones a julio, nivel cercano al de 2015 y al máximo alcanzado en 2022. La última década estuvo marcada por caídas, con el punto más bajo en 2020, cuando apenas se exportaron $80.09 millones. Aunque la producción se mantiene baja, los precios internacionales superan los $300 por quintal, más del doble que en 2015. Expertos señalan la necesidad de renovar cafetales y apostar por cafés especiales para sostener la recuperación.
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elsalvador.com
Publicado el 21 de septiembre de 2025
El café, aún llamado el “grano de oro”, ha mostrado un respiro en 2025. Según datos del Banco Central de Reserva, las exportaciones sumaron $136.49 millones a julio, nivel cercano al de 2015 y al máximo alcanzado en 2022. La última década estuvo marcada por caídas, con el punto más bajo en 2020, cuando apenas se exportaron $80.09 millones. Aunque la producción se mantiene baja, los precios internacionales superan los $300 por quintal, más del doble que en 2015. Expertos señalan la necesidad de renovar cafetales y apostar por cafés especiales para sostener la recuperación.
El café salvadoreño, históricamente conocido como el “grano de oro”, vuelve a dar señales de vida en 2025. Aunque su época dorada ya es parte de la historia, las exportaciones de este año muestran una recuperación importante.
Según cifras del Banco Central de Reserva (BCR), a julio de 2025 las ventas externas suman $136.49 millones, una cifra que devuelve al país a los niveles de 2015 y lo acerca al pico de 2022, cuando se alcanzaron $142.6 millones.
Una década de altibajos
El comportamiento de las exportaciones durante la última década ha sido irregular. En 2015, las ventas se situaban en $136.61 millones, pero en los años siguientes cayeron: $90.83 millones en 2016, $98.83 millones en 2017, $94.23 millones en 2018 y $90.72 millones en 2019.
El momento más crítico llegó en 2020, en plena pandemia, cuando las exportaciones se redujeron a apenas $80.09 millones, el punto más bajo en diez años. La recuperación llegó en 2022, con un repunte histórico a $142.6 millones, pero la tendencia volvió a caer en 2024, cerrando con $95.1 millones.
En conjunto, entre 2015 y 2025 el café ha aportado $1,275.79 millones a la economía salvadoreña, un monto que, si bien refleja su relevancia, también confirma que el sector ha perdido la fuerza que alguna vez sostuvo la economía nacional.
Producción en declive y precios al alza
La producción cafetalera ha seguido un camino similar. Lejos quedaron los tiempos en los que El Salvador superaba el millón de quintales anuales. En la última década, los volúmenes han sido considerablemente menores. La cosecha 2024/2025, aunque ya superó a la de 2015/2016, sigue siendo la quinta más baja en diez años.
El punto a favor ha sido el precio internacional. En 2015, el quintal se cotizaba a $129 en promedio; para 2025, el valor supera los $300, más del doble. Esto ha permitido que, a pesar de exportar menos cantidad, el país reciba mayores ingresos.
Mercados y competencia
El destino principal del café salvadoreño sigue siendo Estados Unidos, seguido de Europa (Alemania, Italia y España son los compradores más relevantes). En los últimos años también ha crecido la demanda en Asia, África y Oceanía, donde los consumidores buscan cafés diferenciados.
Aun así, El Salvador se mantiene rezagado en la región. Honduras encabeza las exportaciones centroamericanas, seguido de Guatemala y Nicaragua. Costa Rica, aunque con menos volumen, ha logrado posicionarse como productor premium. En comparación, El Salvador enfrenta un doble reto: producir más y reposicionarse como un origen de calidad.
Los retos del “grano de oro”
La caficultura salvadoreña enfrenta problemas estructurales que explican sus altibajos:
- Plantaciones envejecidas: gran parte de los cafetales tienen más de 30 años sin procesos de renovación adecuados.
- Falta de financiamiento: los pequeños y medianos productores tienen dificultades para acceder a créditos blandos.
- Impacto del cambio climático: sequías, lluvias erráticas y nuevas plagas afectan la productividad.
- Competencia de otros cultivos: productos como aguacate, caña o frutales ofrecen mayores márgenes a corto plazo.
Soluciones y caminos posibles
Para que la recuperación de 2025 no sea un simple destello, expertos y productores plantean una serie de medidas que podrían consolidar al café salvadoreño en los próximos años:
- Renovación de cafetales
Impulsar programas de sustitución de plantas envejecidas por variedades resistentes a plagas y adaptadas al cambio climático. Esto podría aumentar la productividad y asegurar la sostenibilidad del cultivo. - Inversión en tecnología y capacitación
Fomentar el uso de técnicas modernas de cultivo, sistemas de riego eficientes y procesos de postcosecha que garanticen calidad. La formación técnica de los productores es clave para mejorar rendimientos y competir en mercados de especialidad. - Acceso a financiamiento
Crear líneas de crédito con tasas preferenciales y plazos acordes al ciclo productivo del café. Esto permitiría a los cafetaleros invertir en renovación y manejo sostenible. - Diversificación hacia cafés especiales
Apostar por cafés diferenciados con denominaciones de origen, certificaciones orgánicas y de comercio justo. Estos nichos pagan precios más altos y valoran la historia y trazabilidad del grano. - Promoción internacional y mercadeo
Fortalecer la marca país para posicionar el café salvadoreño en mercados gourmet. La participación en ferias internacionales y competencias de barismo son estrategias que han dado resultados a otros países. - Políticas públicas integrales
Más allá de esfuerzos aislados, se necesita un plan nacional cafetalero con visión de largo plazo, articulando al gobierno, productores, cooperativas y exportadores.
El futuro del café salvadoreño
El 2025 ha demostrado que el café sigue siendo una oportunidad para El Salvador. Los precios internacionales y la recuperación de las exportaciones son una señal positiva, pero insuficiente si no se abordan los problemas estructurales.
El país tiene potencial para consolidarse en el nicho de cafés de especialidad, donde la calidad pesa más que la cantidad. Sin embargo, lograrlo dependerá de la capacidad de invertir, innovar y articular esfuerzos entre el sector público y privado.
Si El Salvador logra transformar su caficultura, podría no solo mantener los niveles de exportación alcanzados este año, sino superarlos y devolver al “grano de oro” un lugar de prestigio en el mapa mundial del café.
Nota elaborada con reportes de El Diario de Hoy.
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