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Cómo conectar emocionalmente con tus hijos adolescentes

Escuchar, comprender y acompañar a tus hijos en la adolescencia es la clave para fortalecer un vínculo de respeto, confianza y amor duradero.

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Por Betty Carranza
Publicado el 23 de agosto de 2025

 

TU RESUMEN

Conectar con los hijos adolescentes requiere más que palabras: implica escucha activa, empatía y validación de sus emociones. Según la sicóloga salvadoreña Vanessa Cornejo, la conexión emocional se construye en lo cotidiano, dejando pantallas de lado, mostrando interés genuino y haciendo preguntas abiertas que inviten al diálogo. Validar lo que sienten, sin minimizar ni juzgar, es clave para que se sientan vistos, valorados y seguros. También los gestos —abrazos, tiempo compartido, expresiones de cariño— fortalecen el vínculo. No se trata de cantidad de tiempo, sino de calidad y presencia real. La conexión es un puente que se construye cada día.

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En El Salvador —y en muchos otros hogares del mundo— la adolescencia suele llegar con respuestas cortas como “todo bien” o “no sé”, que parecen levantar un muro en la comunicación. Sin embargo, este no es un obstáculo definitivo, sino una etapa crucial para fortalecer la relación. Al abrir espacios de diálogo, validar emociones y demostrar empatía, los padres pueden construir una conexión auténtica y profunda con sus hijos adolescentes, basada en el respeto mutuo y el acompañamiento cercano.

La sicóloga clínica salvadoreña Vanessa Cornejo, especializada en trabajo con adolescentes, lo explica así:

“Conectar emocionalmente es estar sintonizados con su mundo interior, con sus emociones, pensamientos y experiencias. Es hacerlos sentir vistos, escuchados, valorados y seguros”.

Vanessa Cornejo, sicóloga clínica

No se trata solo de hablar, sino de escuchar de verdad

Esa conexión emocional no ocurre de un día para otro: se construye en los momentos cotidianos. Por ejemplo, cuando dejás el celular a un lado y escuchás con atención; cuando mostrás interés en sus pasatiempos, aunque no sean los tuyos; o cuando hacés preguntas sin juzgar.

“Escuchar no es solo oír. Es estar presente de verdad. Aunque no estés de acuerdo con lo que dice tu hijo, permití que se exprese. Si se siente juzgado, se va a cerrar”, agrega Cornejo.

Las preguntas que abren puertas

Más allá del clásico “¿cómo te fue en la escuela?”, hay preguntas que pueden invitar a una conversación genuina y espontánea. Por ejemplo:

¿Qué fue lo mejor y lo más aburrido de tu día?

¿Qué te hizo reír hoy?

¿Si pudieras repetir algo del día, qué sería y por qué?

Este tipo de preguntas abiertas hacen que los chicos compartan más, sin sentir que están en un interrogatorio. “Al principio puede que respondan con monosílabos, pero con el tiempo y la constancia, empiezan a abrirse”, asegura la experta.

Cuando el vínculo necesita atención

Si la comunicación se reduce a lo práctico —“¿sacaste buena nota?”, “¿ya comiste?”— es posible que haya un desbalance emocional que necesita ser atendido.

“Muchos adultos no crecimos con conversaciones profundas, y eso nos limita para conectar con nuestros hijos. Pero es algo que se puede aprender”, dice Cornejo.

Las señales de desconexión emocional pueden incluir actitudes evasivas, cambios bruscos en el comportamiento o frases como “nunca estás” o “solo te importa tu trabajo”. La clave no es culparse, sino buscar reconectar desde el respeto y la disponibilidad.

Validar lo que sienten también es una forma de amar

Parte esencial del vínculo emocional es validar lo que nuestros hijos sienten, sin minimizar ni apurar sus emociones.

Frases como “no llorés por eso” o “eso no es para tanto” pueden cerrar la puerta al diálogo.

En su lugar, Cornejo sugiere alternativas como “veo que eso te dolió mucho.” Esto les muestra que sentir tristeza, enojo o frustración también es válido, y que tienen un lugar seguro donde expresarlo.

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Tus palabras pueden abrir o cerrar caminos de confianza. /Shutterstock

Mostrar afecto también es una forma de comunicación

La conexión emocional también se fortalece con gestos: decir “te quiero”, dar abrazos, reír juntos, crear momentos de complicidad.

“Nuestros hijos deben saber que pueden contar con nosotros. No basta con que lo supongan, hay que decirlo y demostrarlo”, enfatiza la psicóloga.

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¿Y si empezamos por cenar juntos?

A veces, las herramientas más poderosas están al alcance de la mano: una cena sin pantallas, una salida espontánea, un juego de mesa, una noche de películas o simplemente acompañarlos a su partido.

“Podés estar presente físicamente, pero si estás pegado al celular, no estás emocionalmente disponible. La calidad del tiempo cuenta más que la cantidad”, recuerda Cornejo.

La conexión emocional no es un objetivo puntual: es un puente que se construye todos los días, con escucha, presencia y cariño. Y aunque muchas veces no se vea a simple vista, sus efectos son profundos y duraderos.

Frases que conectan vs. bloquean la comunicación con tus hijos

¿Querés que tu hijo se comunique más con vos? A veces, cambiar una sola frase puede marcar la diferencia. Marcá las que más usás… y las que podrías empezar a practicar.

¡Resultado final!

TAGS:  Adolescencia | Educación | Familia | Padres e hijos | Psicología

CATEGORIA:  Vida | Cuerpo y mente

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