El reto de abandonar las contraseñas: seguridad vs. costumbre

Las contraseñas, ese método de acceso digital que todos conocemos, podrían tener los días contados. Grandes compañías tecnológicas como Microsoft, Google y Apple impulsan alternativas más seguras, como la huella dactilar, el reconocimiento facial o las llamadas llaves de acceso. Sin embargo, el cambio no es tan sencillo: para muchos usuarios, dejar atrás las contraseñas es un desafío tanto técnico como cultural.

Microsoft, por ejemplo, ya configura por defecto las cuentas nuevas con sistemas de inicio de sesión sin contraseña. En Francia, incluso organismos oficiales como la agencia tributaria han reforzado la seguridad añadiendo códigos de verificación por correo electrónico además de la clave habitual.

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El problema de las contraseñas débiles

“Las contraseñas suelen ser débiles y reutilizadas”, advierte Benoît Grünemwald, experto en ciberseguridad de la compañía Eset. Un hacker puede descifrar en segundos aquellas con menos de ocho caracteres. El riesgo aumenta cuando las contraseñas se filtran en bases de datos mal protegidas, como la descubierta en junio por Cybernews con 16.000 millones de combinaciones robadas.

Por esta razón, la alianza industrial FIDO, que agrupa a gigantes tecnológicos y plataformas como Amazon y TikTok, promueve el uso de llaves de acceso. Este sistema permite iniciar sesión con un dispositivo de confianza, como un teléfono, mediante PIN o biometría, evitando que el usuario entregue sus credenciales a un sitio malicioso.

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Un futuro sin contraseñas… pero no tan pronto

Para Troy Hunt, creador del portal Haveibeenpwned, las llaves de acceso ofrecen ventajas evidentes, pero no eliminarán por completo las contraseñas. “Hace diez años la gente decía que pronto desaparecerían, y ahora tenemos más que nunca”, señala.

El cambio requiere instalar nuevos sistemas y manejar dispositivos de confianza. Además, perder el teléfono registrado o olvidar la clave maestra puede complicar la recuperación de la cuenta.

La realidad es que, aunque la industria avance hacia un internet sin contraseñas, estas siguen siendo el método más universal y fácil de usar. La transición dependerá no solo de la tecnología disponible, sino de que los usuarios se adapten y confíen en las nuevas formas de acceso.

Algunos consejos viables

En un mundo donde cada clic puede exponer tu información personal, tener contraseñas seguras ya no es una opción, ¡es una necesidad! Aquí te contamos cómo crear claves fuertes y fáciles de recordar, según expertos internacionales.

La realidad es que las contraseñas que usamos en el día a día son la primera línea de defensa para proteger nuestra información digital. Ya sea tu celular, computadora o cuenta en redes sociales, una clave débil puede dejarte expuesto a ciberataques. Pero, ¿cómo saber si la tuya es lo suficientemente segura?

Según el National Institute of Standards and Technology (NIST) de Estados Unidos, una contraseña robusta no necesita ser complicada, pero sí larga y única. De hecho, una frase de al menos 12 caracteres, combinando palabras sin relación aparente, puede ser más segura que una mezcla de símbolos difíciles de recordar.

Aquí van algunas buenas prácticas respaldadas por expertos como Microsoft y la organización Cybersecurity & Infrastructure Security Agency (CISA):

Frases largas mejor que claves cortas: Usá combinaciones como “TardeCaféMontañaAzul” o “ViajeSoñado2025Luna”, fáciles de memorizar pero difíciles de adivinar.

No reutilicés contraseñas: Si usás la misma en varios servicios y uno se ve comprometido, todas tus cuentas podrían estar en riesgo.

Evitá datos personales: Nada de nombres, fechas de cumpleaños o lugares obvios. Esos son los primeros intentos de un ciberdelincuente.

Activá la verificación en dos pasos (2FA): Muchos servicios permiten este sistema, que añade una capa extra de seguridad al requerir un código adicional enviado a tu celular.

Usá un administrador de contraseñas: Herramientas como Bitwarden, 1Password o LastPass pueden ayudarte a generar y guardar claves seguras sin tener que recordarlas todas.

Cambiá tus contraseñas solo si hay sospechas: El NIST ya no recomienda cambiarlas constantemente sin razón. Mejor apostá por una clave sólida desde el inicio.

Aplicar estas prácticas es una forma simple pero poderosa de cuidar tus dispositivos y tu privacidad. En tiempos donde todo está conectado, la ciberseguridad empieza por una buena contraseña.