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El precio de llegar a viejo

Una forma de acumular puntos a nuestro favor y así llegar en mejores condiciones a la edad avanzada es llevar un estilo de vida saludable, alejarse del sedentarismo, tabaquismo y alcoholismo, mantener una aceptable salud mental, dar más importancia al autocuidado y cumplir con los controles médicos.

Por Rodolfo Chang Peña |

El proceso de envejecimiento se inicia en el interior de las células que forman los tejidos de los órganos, por alguna razón ocurren cambios en las reacciones químicas intracelulares que hacen que pierdan el control de la función y reproducción. De tal manera que el órgano afectado distorsiona su funcionamiento, pierde eficiencia y no cumple a cabalidad las directrices del ADN. Esta degeneración afecta todos los órganos sin excepción y naturalmente no todos decaen al mismo tiempo. Al nacer el ser humano sus órganos, por así decirlo, traen sus “fecha de vencimiento” en gran parte determinada por la genética familiar; sin embargo, la duración de su vida útil está ampliamente influenciada por su uso y abuso, estilos de vida, estado nutricional, enfermedades, lesiones, etc.


Los primeros signos y síntomas de envejecimiento suelen aparecer después de los cuarenta, pero pueden detectarse antes, por ejemplo, empieza a caerse el cabello y salen canas. Arrugas en ciertas partes de la cara y cuello, estreñimiento, problemas digestivos crónicos. Signo común es la pérdida de la agudeza auditiva y aparición de zumbidos que semejan el canto incesante de las chicharras en Semana Santa. En la medida que transcurren los años se acentúan algunos cambios y aparecen nuevos, se adelgaza la piel y mucosas, aparecen pequeñas manchas y se olvidan hechos recientes y se recuerdan los más antiguos. Son de especial importancia lo problemas del balance y equilibrio por deterioro del vestíbulo (parte del oído interno) y pérdida de conexiones cerebrales que ocasionan las típicas caídas en personas de la tercera edad que pueden ser peligrosas en caso de fractura de la cadera o cuando hay trauma craneoencefálico.


Los dolores artríticos muy comunes en la vida del adulto mayor son causados por la degeneración que sufren huesos, articulaciones y ligamentos por su uso continuo después de seis o siete décadas. Si un vehículo automotor nuevo construido con los mejores materiales presenta problemas mecánicos antes de cumplir ocho años, ¿qué podría esperarse del sistema esquelético después de setenta años de uso ininterrumpido? Los cartílagos amortiguadores se calcifican y se rompen o bien se desgastan por completo originando dolores y perdida de la función. La osteoartritis tiene predilección por afectar cualquier nivel de la columna vertebral lo que también produce dolores, inmovilidad de diverso grado, deformaciones, etc. pueden afectarse también las costillas.

El sistema inmunológico se debilita en mayor o menor grado dependiendo de cada caso y las infecciones bacterianas, virales o micóticas tienden atacar con más facilidad; nótese por ejemplo, la frecuencia de las gripes entre los senescentes, lo mismo las micosis de las uñas. Los síntomas emocionales sobre todo las depresiones son el pan de cada día en la tercera edad y se deben al deterioro de funciones neuroquímicas del sistema nervioso. La deficiencia de serotonina que es el neurotransmisor que proporciona el buen estado de ánimo produce depresión. El típico síndrome depresivo del adulto mayor se caracteriza por la pérdida del interés por cosas que antes le interesaban y por pensar que todo se acabó, que el futuro se ha achicado, que no vale la pena emprender cualquier proyecto, imposibilidad de mantener a raya los malos pensamientos y las ideas catastróficas y pensar en la muerte como una posibilidad inmediata. Además, se pierden muchas conexiones interneuronales que causan disminución de los reflejos y lentitud en las reacciones instintivas.


De conformidad con lo explicado es poco probable llegar indemne a los setenta, no se diga a los ochenta o más años y la única forma de no sufrir los embates de la vejez es fallecer antes, pero como esa forma heroica de prevención nadie la desea, no queda otra opción que enfrentar con dignidad lo inevitable y ver de a como nos va a tocar. Una forma de acumular puntos a nuestro favor y así llegar en mejores condiciones a la edad avanzada es llevar un estilo de vida saludable, alejarse del sedentarismo, tabaquismo y alcoholismo, mantener una aceptable salud mental, dar más importancia al autocuidado y cumplir con los controles médicos.

Pero ¿qué puede hacer el médico ante el multisíndrome de la tercera edad? Primero hay que aceptar que el proceso del envejecimiento celular, tisular y orgánico no se puede detener y que el médico no es mago para parar la marcha del tiempo. A pesar de las circunstancias no todo está perdido y se puede hacer mucho en beneficio del adulto mayor. Entre otros objetivos intentar mantener la función de los órganos, aunque sea en un nivel mínimo, aplicar terapia sustitutiva, psicoterapia de apoyo, rescatar movilidad de columna y miembros en la medida de las posibilidades, prolongar los periodos de remisión de síntomas, proveer de prótesis y otras ayudas, reducir las molestias como mialgias, calambres, migrañas, etc., guiarle en sus esparcimientos e intentar alcanzar algún nivel de bienestar. Tan importante como lo anterior es atender la faceta efectiva, ayuda mucho mantener la interacción con los miembros de la familia y naturalmente que no se le excluya de los eventos familiares por pequeños que sean.

Médico.

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Opinión Salud Tercera Edad

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