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El presente y el futuro de El Salvador

Cualquiera puede decir que de los valores no se come y tiene toda la razón, pero por lo menos hay dignidad hasta en la pobreza y entender que muchas familias que creyeron ser clase media, son y serán apenas una clase pobre.

Por Ricardo Lara
Médico

El presente y el futuro del país parece que a nadie le importa. Vivimos de fiestas en fiestas, de vacaciones en vacaciones y evitamos formar parte de una sociedad cada vez más aislada, timorata e indolente. Poco se piensa en el futuro de nuestros hijos, y algo debe estar claro: que el presente que vivimos los mayores no será ni por cerca lo que les depara a las nuevas generaciones.


Lamentablemente las familias ya no somos familias, el recogimiento y las espléndidas sobremesas son tiempos pasados, nos sumergimos en un táctil y perdimos la fuerza que representa la santa familia.


Debemos hablar con nuestros hijos, serán ellos el futuro del país y deben ser conocedores que el dinero que algún día cotizarán no les alcanzará ni para lo mínimo, que la vida se presenta cada día más cara, que aun la migración se volverá algo imposible pues cada país cuidará de los suyos y poco importa lo que pase a los demás.

El Salvador sufre una debacle moral donde lo malo es bueno y parece que no nos damos cuenta. Ya nadie se inmuta ante la muerte, la corrupción, una violencia social como nunca; tristemente mientras no nos suceda a nosotros o a alguien cercano no entenderemos el embrollo en que estamos metidos. Se nos ha dividido entre buenos y malos y la posición que ocupemos depende de la óptica no nuestra sino de otros que a lo lejos vieron que entre más dividido vivamos como sociedad, habrá una clara ganancia para unos y pérdidas para otros. El estudio ha perdido el rumbo; se oferta un menú para graduarse de lo que sea, es el dinero el soporte de la educación y no lo es el estudio, el esfuerzo, la dedicación los que anteceden al éxito. Y parece que nuestros jóvenes ven eso como ganancia. Quizá nos creamos “listos” pues no hay mayores requisitos a vencer cuando será el hambre, el desempleo, el llanto y la frustración lo que espera con los brazos abiertos a nuestros hijos.


Pocas familias tienen la capacidad económica para mandar a un hijo a realizar sus estudios fuera del país, la mayoría debe competir por plazas miserables que lamentablemente poco importa una palabra rimbombante como es la “meritocracia”. ¡Ejemplos sobran!


Qué es ese estribillo barato para hacer creer al incauto que ser el mejor estudiante es la carta de presentación cuando todos sabemos que la realidad que se vive es totalmente diferente. Tenemos un grupo de salvadoreños que pudo arreglar este país, léase bien ¡pudo! pero poco importó. De repente surge una nueva clase económica entre los pensionados VIP que nunca se conoció la lista donde poco importa aquel que recibe una pensión de hambre comparada con pensiones de miles de dólares que hacen una brecha tan amplia entre pobres y medio pobres.

Ese es el país en el que vivimos; no hay recetas mágicas que solucionen el problema de indolencia que vivimos. Debe cada familia, aupada por los valores, seguir sembrando lo mejor en sus hijos para que la cosecha sea abundante. Si no, lágrimas se esperan, y ya lo estamos viviendo. En el área rural se comen dos tiempos de comida, en el área urbana se vive al límite, nadie dispone de unos cientos de dólares lo que significa que el ahorro es un imposible y vale la pena remarcar la advertencia que realiza la Asociación Nacional de la Empresa Privada al decir que este año se espera una catástrofe en nuestra ya maltrecha economía.


Quizá sea fácil entender tal señalamiento pues basta preguntarse cuánto dinero dispongo en mi bolsillo o en una cuenta bancaria y uno mismo se responde. No escribo desde un punto de vista pesimista; sin embargo, esto apenas comienza y en un mundo tan dividido y sabedores de que no heredaremos fortunas a nuestros hijos, heredemos valores. Cualquiera puede decir que de los valores no se come y tiene toda la razón, pero por lo menos hay dignidad hasta en la pobreza y entender que muchas familias que creyeron ser clase media, son y serán apenas una clase pobre.

Duro golpe nos espera. Mientras tanto, estamos más endeudados y esperando entre en acción los efectos de la nueva ley de pensiones.

Médico.

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