Cada 2 de marzo se conmemora el Día Mundial del Bienestar Mental de los Adolescentes, una fecha dedicada a generar conciencia sobre la importancia de la salud mental en los jóvenes.
La adolescencia es una etapa de profundos cambios físicos, emocionales y sociales, lo que la convierte en un período crítico para el desarrollo del bienestar mental.
“En la actualidad, los adolescentes enfrentan múltiples desafíos, como la presión académica, el impacto de las redes sociales, la ansiedad sobre el futuro y, en muchos casos, problemas familiares o sociales. Es important brindarles apoyo”, sostiene la sicóloga Anabel Aguilar.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada siete jóvenes de entre 10 y 19 años padece algún trastorno mental, siendo la depresión y la ansiedad los más comunes. Lamentablemente, muchos de estos problemas no se detectan a tiempo, lo que puede derivar en consecuencias graves, incluyendo el aumento del riesgo de suicidio.
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El Día Mundial del Bienestar Mental de los Adolescentes busca fomentar el diálogo abierto sobre la salud mental y erradicar el estigma que impide a muchos jóvenes buscar ayuda.
“Es fundamental que padres, educadores y la sociedad en general brinden un entorno de apoyo, en el que los adolescentes se sientan escuchados y comprendidos”, sostiene la licenciada Aguilar.

Promover hábitos saludables, como el ejercicio físico, una alimentación equilibrada y la reducción del tiempo en pantallas, puede contribuir significativamente al bienestar mental. Asimismo, es vital ofrecer acceso a recursos de salud mental, como orientación psicológica y espacios seguros para la expresión emocional.
En esta fecha, es importante recordar que la salud mental es tan esencial como la física y que cuidar el bienestar de los adolescentes es invertir en el futuro de la sociedad.
A continuación, se presentan estrategias y recomendaciones para promover la salud mental en adolescentes, abarcando aspectos como el apoyo familiar, la educación emocional, el autocuidado y el acceso a recursos profesionales.
1. La importancia del apoyo familiar
El entorno familiar juega un papel esencial en la salud mental de los adolescentes. Una relación basada en la confianza, el respeto y la comunicación abierta puede marcar la diferencia en la estabilidad emocional de los jóvenes. Algunas formas de fortalecer este apoyo incluyen: fomentar un espacio seguro donde los adolescentes se sientan cómodos para expresar sus emociones y pensamientos sin temor al juicio, mantener una comunicación abierta, escuchando activamente y validando sus sentimientos; establecer límites claros y coherentes, promoviendo un equilibrio entre la autonomía y la guía parental, y compartir actividades en familia que fortalezcan los lazos afectivos, como cenas, paseos o juegos de mesa.

2. Educación emocional y desarrollo de la resiliencia
La educación emocional es clave para que los adolescentes aprendan a gestionar sus emociones y enfrentar los desafíos de la vida. Existen algunas estrategias para desarrollar la inteligencia emocional incluyen, una de ellas es enseñarles a identificar y nombrar sus emociones, ayudándolos a comprender lo que sienten y por qué. Otra estrategia es fomentar la resolución de problemas y la toma de decisiones de manera reflexiva y saludable.
Promover la práctica de la gratitud y el pensamiento positivo para fortalecer la autoestima y la confianza en sí mismos es otra manera manera de fortalecer su inteligencia emocional. También es es valioso ayudarles a desarrollar la resiliencia, enseñándoles que los fracasos y desafíos son oportunidades de aprendizaje y crecimiento.
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3. La importancia del autocuidado
El autocuidado es una herramienta esencial para el bienestar mental de los adolescentes. Crear hábitos saludables desde temprana edad les ayudará a manejar el estrés y prevenir problemas de salud mental. Algunas prácticas recomendadas son:
Mantener una alimentación equilibrada y saludable, evitando el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados.
Dormir lo suficiente, asegurando un descanso reparador de al menos 8 horas por noche.
Practicar ejercicio físico regularmente, ya que ayuda a liberar tensión y mejorar el estado de ánimo.
Fomentar la desconexión digital y reducir el tiempo en redes sociales, promoviendo interacciones cara a cara.
Explorar actividades recreativas y artísticas, como la música, la pintura o la escritura, para canalizar emociones y desarrollar la creatividad.
4. Prevención del estrés y la ansiedad
El estrés y la ansiedad son problemas comunes en la adolescencia debido a la presión académica, las expectativas sociales y la búsqueda de identidad.
Para prevenir estos problemas, se pueden implementar las siguientes estrategias: ayudar a los adolescentes a organizar su tiempo y establecer prioridades para evitar la sobrecarga de actividades; fomentar la práctica de técnicas de relajación, como la respiración profunda, la meditación o el yoga; enseñarles a reconocer signos de estrés y ansiedad y buscar ayuda cuando sea necesario y reducir la presión académica, recordándoles que el éxito no solo se mide en calificaciones, sino en el aprendizaje y el crecimiento personal.

5. Acceso a ayuda profesional
Es fundamental eliminar el estigma en torno a la salud mental y normalizar la búsqueda de ayuda profesional cuando sea necesario.
Informar a los adolescentes sobre la importancia de acudir a un psicólogo o terapeuta si enfrentan dificultades emocionales es una valiosa recomendación, así como también, crear conciencia sobre los signos de alerta de trastornos mentales, como la depresión y la ansiedad, para una detección temprana e involucrar a las escuelas en la promoción de la salud mental, proporcionando acceso a orientadores y actividades de bienestar.
También es esencial promover redes de apoyo y grupos donde los adolescentes puedan compartir sus experiencias y recibir acompañamiento.