Kathya Galindo teje el alma salvadoreña en la moda
Ganadora de Moda por una Causa 2024, la artesana y diseñadora salvadoreña Kathya Galindo transforma el arte del tejido heredado de su familia en moda contemporánea con identidad salvadoreña.
Por
Betty Carranza
Publicado el 16 de octubre de 2025
Kathya Galindo es una diseñadora salvadoreña que convierte el tejido artesanal en arte contemporáneo. Aprendió crochet a los ocho años, herencia de su abuela y madre, y hoy impulsa ese legado en pasarelas nacionales e internacionales. Ganadora de Moda por una Causa 2024, representó a El Salvador en Nicaragua Diseña con una colección inspirada en la marimba y las ocarinas. Desde su taller familiar, promueve el tejido como terapia y medio de sustento para mujeres. Su próxima colección, basada en la atarraya, incluirá prendas masculinas y reafirma su propósito: tejer identidad salvadoreña con innovación y amor.
A los ocho años, Kathya Galindo descubrió el tejido como un lenguaje para expresar su mundo. Aquella niña que jugaba con hilos y agujas es hoy una de las diseñadoras artesanas más destacadas de El Salvador, ganadora de Moda por una Causa 2024 y participante de Nicaragua Diseña, donde llevó el arte textil salvadoreño a una pasarela internacional. “Soy artesana acreditada en El Salvador y diseñadora de moda. Empecé a aprender tejido desde los ocho años. Eso viene de una herencia familiar entre mi abuela, mi bisabuela, mi mamá y mis tías”, cuenta con orgullo.
En la familia de Kathya, el arte manual se transmitía como un legado. Su abuela, Ana Gloria, y su madre bordaban a mano y a máquina eléctrica; su abuelo, Roberto, era zapatero. “Si el vestido era con flores, cortaba parte de la tela del vestido y mi abuelo me hacía unas alpargatas de la misma tela”, recuerda Kathya con ternura.
Esa tradición familiar la llevó a obtener la acreditación oficial de artesana, un reconocimiento que, según explica, “solo puede darse a la persona que ha adquirido por herencia los conocimientos del oficio”.

Reinventarse en la adversidad
Antes de consagrarse como diseñadora, Kathya se dedicaba a la organización de eventos y elaboración de arreglos florales. Pero la pandemia de 2020 cambió el rumbo de su vida profesional. “Como vino la pandemia y esto paró, entonces solo me dediqué al área de manualidad. Mucha gente empezó a decirme: ‘Tú puedes enseñarme a tejer’. Y así fue como comenzó todo.”
En ese tiempo retomó un proyecto que había iniciado con el Museo Marte, dentro de la pasarela Kaleidoscopio. Más tarde, con el apoyo de la organización Gestionarte, presentó su primera colección: Mudando Legados, una línea de trajes de baño tejidos a mano que simbolizaba la continuidad de su herencia familiar.
Desde entonces, su crecimiento ha sido constante. En 2022 presentó su trabajo en Fashion Week El Salvador y en 2023 fue parte del Mercedes Benz Fashion Week, donde exhibió piezas tejidas a mano con un sello artesanal contemporáneo.
Gracias al Fashion Week, sus diseños llegaron a las pasarelas internacionales de España y Marruecos, sus piezas elaboradas completamente a mano destacaron por su originalidad y por rescatar tradiciones textiles con visión moderna.
La gran pasarela de los sueños
El año 2024 marcó un antes y un después en su carrera. Participó en Moda por una Causa, concurso nacional donde diseñó el traje de gala de la Sinfónica Juvenil de San Salvador Centro. “Me inspiré en la marimba, que es un instrumento autóctono de nuestro país y parte de nuestra herencia afrodescendiente”, comenta. Con esa creación obtuvo el primer lugar y representó a El Salvador en Nicaragua Diseña 2024.
La experiencia fue transformadora. “Nunca me imaginé estar en ese lugar, con pasarelas gigantes y modelos de muchos países. Me sentí muy emocionada. Fue conocer más, ver más, abrir la mente a nuevas ideas”, recuerda.

Un taller que late en familia
Después del triunfo internacional, su trabajo se multiplicó. “Cuando regresé de Nicaragua Diseña, honestamente se me abrieron muchas puertas, que ahora no nos alcanza el tiempo.”
Su marca se consolidó como un emprendimiento familiar. “Ahora ya es parte de mi equipo mi mamá, que borda; mi tía, que teje tricot; y mi otra tía, que hace costura a mano. Superviso, enseño y, si algo está mal, lo deshacemos y lo volvemos a hacer hasta que quede ideal", explica.
Las piezas de Kathya se comercializan en la tienda Shop Mios, un grupo de moda que impulsa diseñadores emergentes. Cada prenda requiere una dedicación minuciosa. “Por lo menos este vestido anda por 250 horas laborales. Cada puntada que damos son minutos de nuestra vida con mucho amor", añade la diseñadora.
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El tejido como terapia y comunidad
Kathya también promueve el tejido como herramienta de bienestar emocional y cohesión social. Impulsa talleres en alianza con empresas como La Mercería y la fundación Entrecosturas, además de impartir clases en el Palacio Municipal de las Artes de Antiguo Cuscatlán. “El tejido no solo es un arte texturizado, sino que también nos ayuda a nuestra motricidad, a nuestra autoestima y al área cognitiva. Tengo alumnas que me las remiten psiquiatras y psicólogos; estas técnicas les ayudan a apaciguar su área psicológica.”
En los últimos años, ha trasladado parte de su enseñanza al entorno digital. Desde su cuenta de TikTok, comparte técnicas tradicionales como crochet, tricot y macramé, conectando a nuevas generaciones con la riqueza del arte manual salvadoreño.

Inspirarse en el país: arte con propósito
Cada colección de Kathya parte de un elemento de la identidad nacional. “Me gusta inspirarme en el país. Ya me inspiré en la marimba, en las ocarinas y en la atarraya, que es el instrumento de los pescadores.”
Su nueva propuesta, que presentará en Moda por una Causa 2025, el próximo 13 de noviembre, también nace de esa conexión con lo local. “En julio presenté una colección de 20 piezas con la atarraya, pero ahora habrá un cambio porque incorporaremos prendas masculinas. Queremos mostrar que el arte textil también puede vestir al hombre salvadoreño”, adelanta.
Además, trabaja en un proyecto ambiental que busca transformar un problema ecológico en oportunidad. “Estamos gestionando los permisos para poder sacar la fibra de la ninfa de la laguna de Suchitlán y hacer productos como accesorios. Queremos apoyar a una comunidad de mujeres que aprendan a trabajar la fibra y armar producto. Es un proceso largo, pero queremos impulsar ese producto para ellas mismas", nos comparte su nuevo proyecto.
Una diseñadora que trasciende
“Lo hecho a mano es trascendental. El crochet es una técnica que trasciende. No se queda en lo antiguo, sino que hoy en día está en pasarelas de diseñadores internacionales como Balenciaga o Dior”, reflexiona Kathya Galindo. Su propósito es claro: reivindicar el valor del trabajo artesanal como un lenguaje de identidad y sofisticación, capaz de dialogar con las grandes casas de moda del mundo.
En cada una de sus piezas, tejidas con paciencia y orgullo, Kathya Galindo combina historia, técnica y emoción. “Cada puntada es un acto de amor”, dice. Y en ese acto está presente la memoria de las mujeres que la antecedieron, unidas por el mismo hilo que hoy la conecta con el futuro.
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