EPAPER Desalojos Costa del Sol | Caso Cosavi | Palacio Nacional | Torneo Clausura 2024 | Espectáculos

Cayeron encima del ferrocarril y en poco tiempo estaba en crisis

Si falla el ferrocarril, si resulta que el costo de manejarlo es mayor que su ingreso, ¿adivine el adivinador de dónde saldrán los dineros para cubrir esos huecos? Saldrán de los bolsillos de la gente, sea de lo que pagan como impuestos, sea a través de alzas de precios de lo que cada persona consume

Por El Diario de Hoy |

Como ya hemos reseñado, al vencerse en 1975 la concesión a los ingleses para operar el ferrocarril que desde La Unión llegaba hasta Santa Ana, se suscitó un debate en la Asamblea, que finalizó otorgando a operadores salvadoreños el manejo de trenes.


El argumento fue que los salvadoreños estaban “más” que capacitados para asumir “dignamente” esa responsabilidad.
En poco tiempo, el grupo encargado llevó el ferrocarril al desastre, como les advirtieron muchos, incluyendo nuestros analistas de EL DIARIO DE HOY, partiendo de una realidad: más vale lo excelente conocido que promesas vagas, sobre todo si son de grupos sin experiencia en un campo, que evidentemente tenían la intención de robar lo que estuviera a su alcance.


Ahora se habla de la construcción y operación del “tren del Pacífico”, ajustada a una sucesión de decretos que el régimen manda a la Asamblea para que los diputados aprueben sin discutir, como autómatas, aunque se tomen la molestia de leer lo que luego van a avalar. Es lo que tradicionalmente se llama “dedazo”, como se ha visto al otorgar negocios a allegados, a parientes de allegados, a los beneficiados con la mamandurria oficial. En ningún momento se discute si los que reciben tales encargos tienen la capacidad de desempeñarlos, como en el caso del ferrocarril.
Actualmente están comprando terrenos a diestra y siniestra, pagándolos a precios por debajo de su verdadero valor, según han denunciado los propietarios forzados a venderlos en la zona oriental.

No se conoce un plan serio para operar ese proyecto, como tampoco el del llamado “aeropuerto del Pacífico”, por el que ninguna línea aérea importante o empresas comerciales fuertes han mostrado interés hasta ahora.


Si falla el ferrocarril, si resulta que el costo de manejarlo es mayor que su ingreso, ¿adivine el adivinador de dónde saldrán los dineros para cubrir esos huecos? Saldrán de los bolsillos de la gente, sea de lo que pagan como impuestos, sea a través de alzas de precios de lo que cada persona consume, hasta aquellos que a duras penas logran algo de comer dado el desastre en que ha caído la economía nacional a causa de las inagotables ocurrencias del régimen.


¿Cuál es el verdadero propósito de un aeropuerto y un tren en el oriente del país?


El ferrocarril del Pacífico, o como se le quiera llamar, encaja con los ofrecimientos que China viene haciendo a Panamá y a países centroamericanos, aunque hasta el momento no se haya realizado en ninguno.

No sería extraño que muy pronto se vean cuadrillas de ingenieros, obreros, bodegueros chinos construyendo el ferrocarril a través de terrenos privados sin efectuar estudio ninguno sobre el impacto ambiental que ocasionen, ya que la sumisa legislatura va a decretar dispensa de trámites con tal finalidad.


Una cosa, desde luego, es construir e inaugurar el ferrocarril, pero otra muy distinta es operarlo. Ese manejo no puede ponerse en manos de cualquiera.

La oposición política en la Asamblea cuestiona más que justificadamente tanto el ferrocarril como el aeropuerto de oriente, una pista de aterrizaje cuyo verdadero propósito no se conoce y que no necesariamente es para beneficiar a los oriundos de Chirilagua o Intipucá que viven en Alexandria u otras urbes del área de Washington…

KEYWORDS

Opinión Tren Y Aeropuerto Del Pacífico

Patrocinado por Taboola

Inicio de sesión

Inicia sesión con tus redes sociales o ingresa tu correo electrónico.

Iniciar sesión

Hola,

Bienvenido a elsalvador.com, nos alegra que estés de nuevo vistándonos

Utilizamos cookies para asegurarte la mejor experiencia
Cookies y política de privacidad