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Los ucranianos odian a los rusos por los crímenes de Stalin

La desenfrenada barbarie contra un pueblo, similar a la que acompañó las guerras entre imperios rivales que llegaron en muchos casos a matar a todos los hombres adultos y a vender como esclavos a las mujeres y los niños, deja muy profundas heridas, como las que fueron el detonante de conflictos hasta el siglo XX.

Por El Diario de Hoy |

Los horrores perpetrados por el monstruo de Stalin, que junto a Mao Zedong han quedado como los dos grandes genocidas de la historia, son la razón por la cual los ucranianos odian a los rusos, aun antes de la agresión no provocada del criminal Putin a su vecino.

Stalin, un rabioso comunista, pretendió imponer a sangre y fuego, tanto en Rusia como en los países satélites que la circundaban aglutinados en el llamado “Pacto de Varsovia”, su infernal superstición.

Marx fue el punto de partida de las teorías que en cien años han causado más de cien millones de muertos en todas las latitudes y que pregonan la expropiación de los “medios de producción” por los obreros que los operaban, pero sin incluir, en tal desquiciado esquema, el aparataje que apoya toda labor, que incluye administradores, financistas, grupos de mantenimiento, enlaces...

En su demencia, Stalin ordenó la colectivización de la tierra, vale decir la entrega a campesinos de la agricultura, sin considerar que también en ese campo hay estructuras que hacen posible obtener las cosechas, lo que condujo a un verdadero desastre que golpeó la subsistencia misma de los rusos, que literalmente a duras penas tenían que comer.

Al anunciarse la colectivización los primeros que se rebelaron fueron los dueños de esas tierras, propiedades en su mayoría heredadas, lo que llevó a sangrientas revueltas entre ellos y las fuerzas represivas del estalinismo.

En Ucrania los rusos impusieron medidas draconianas para obligar a la colectivización, entre ellas las siguientes:

—ejecutar a los propietarios o forzarlos a marchar a Siberia, al Gulag de campos de concentración que describe Alexander Solzhenitsyn en su “Un día en la vida de Iván Denisovich”;

—imponer deportaciones en masa de ucranianos a Rusia o territorios cercanos, deportaciones que separaban familias y eran mortales para muchos mayores de edad, discapacitados y niños;

—robar cosechas y bienes diversos de los ucranianos, lo que en estos momentos el criminal de guerra Putin lleva a cabo con sus implacables bombardeos y destrucción de ciudades.

No hay justicias por inventarse en nuestro mundo

La desenfrenada barbarie contra un pueblo, similar a la que acompañó las guerras entre imperios rivales que llegaron en muchos casos a matar a todos los hombres adultos y a vender como esclavos a las mujeres y los niños, deja muy profundas heridas, como las que fueron el detonante de conflictos hasta el siglo XX: franceses contra alemanes, ingleses combatiendo franceses a lo largo del Medioevo, rusos contra nazis, lo que cambió desde el momento en que el presidente francés Charles De Gaulle se reunió con el canciller alemán Konrad Adenauer para diseñar la nueva Europa, cuyo himno es la Oda a la Alegría de Beethoven basada en un poema de Federico Schiller.

El comunismo, una grave situación mental que inclusive llevó al poeta chileno Pablo Neruda a componer una “Oda a Stalin”, hace estragos en todas las latitudes.

Como solemos decir, “no hay justicias por inventarse”; la criminal agresión a Ucrania, lo que golpea a los cubanos desde hace más de medio siglo, el horror que sangra a Nicaragua y a Venezuela, son parte de ese satánico engendro de Carlos Marx...

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Comunismo Historia Contemporánea Invasión De Rusia A Ucrania Opinión

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