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El efecto Werther

Para prevenir el suicidio se debe poner especial cuidado a los factores de protección. Estos comienzan con el vínculo familiar de la persona. Tener relaciones fuertes y de apoyo en la familia puede proporcionar un sentido de conexión y pertenencia que disuade de la ideación suicida. Se estima que un 90% de los suicidas mencionan sus planes antes de ejecutarlos.

Por Mario Vega

Wolfgang von Goethe escribió su impresionante obra “Las desventuras del joven Werther”, en la que relata la vida de un joven que se enamora perdidamente de una mujer comprometida y que, eventualmente, se suicida por desesperación amorosa. Después de su publicación, en 1774, se documentaron algunos casos de personas que imitaron el acto de Werther, vistiéndose como él y mostrando signos de identificación con el personaje. El fenómeno se reportó en diferentes lugares de Europa y dio origen al término “efecto Werther”, que los psiquiatras usan hasta hoy para referirse al suicidio por imitación. Consiste en temporadas cuando algunas personas siguen el comportamiento suicida de otros.

El “efecto Werther” sigue siendo relevante para mostrar la importancia de tratar responsablemente el tema del suicidio en los medios de comunicación y evitar el fenómeno de imitación no deseado. No todas las personas son iguales ni reaccionan igual ante los acontecimientos. La cobertura repetitiva del tema del suicidio puede trasmitir la idea de que quitarse la vida es una respuesta aceptable o incluso la solución a los problemas. Las emociones suelen ser contagiosas y ante la noticia de que una persona se suicida, otros pueden experimentar un aumento en su angustia emocional y verse más inclinados a considerar el suicidio como una opción viable.

Para prevenir el suicidio se debe poner especial cuidado a los factores de protección. Estos comienzan con el vínculo familiar de la persona. Tener relaciones fuertes y de apoyo en la familia puede proporcionar un sentido de conexión y pertenencia que disuade de la ideación suicida. Se estima que un 90% de los suicidas mencionan sus planes antes de ejecutarlos. Ese es el momento cuando sus palabras deben ser tomadas muy en serio por la familia y los amigos para comenzar a brindar la empatía y apoyo que la persona necesita. No ayuda mucho preguntar a la persona el porqué de sus planes, pero sí se le puede preguntar cómo se está sintiendo en el momento. Esta pregunta invita a la persona a expresar sus emociones y puede evidenciar el estado emocional en que verdaderamente se encuentra.

Otra pregunta que debe hacerse es si ha tenido esos pensamientos suicidas antes. Si la respuesta indica un pensamiento recurrente puede ser un indicador de la gravedad del problema, ante el cual, la familia deberá prestar mucha más atención. El alejar a la persona de métodos letales como armas, cuerdas o medicamentos, resulta esencial como medida de prevención. Para ofrecer apoyo inmediato y una intervención útil se deben identificar los elementos que hagan sentir mejor a la potencial víctima, aunque sea temporalmente. Entender los estados de ánimo posibles puede ayudar a identificar desencadenantes o problemas subyacentes.

El mostrar interés, empatía y escucha son esenciales. No se debe juzgar a la persona y mucho menos censurarla. La situación debe tomarse en serio y, si es posible, buscar ayuda profesional inmediata. La persona no debe ser dejada en soledad, el acompañarla amorosamente puede marcar la diferencia. En la medida de lo posible, se debe hacerla reflexionar en que el problema no es tener vida, sino cómo se enfocan los problemas que se enfrentan en la vida. El ofrecer opciones de solución puede ser de gran valor para alguien que se ha enfocado en una única manera de resolver las cosas y que están, presuntamente, fuera de su alcance. Siempre hay salidas alternas que se pueden idear y explorar.

Desde la fe cristiana se debe evitar reprimir o amenazar a la persona, recordando que la misericordia siempre es mayor que la justicia. No se debe juzgar a las personas sin conocer las interioridades de su experiencia. Quien habla o intenta un suicidio es porque enfrenta un sufrimiento que no siempre es fácil de comprender. El subestimarlo o ridiculizarlo solo aumenta la ansiedad de la persona. Sobre todas las cosas se debe hacer un esfuerzo sincero por procurar su bienestar emocional. En eso las palabras de esperanza y de fe juegan un papel muy importante. Siendo compasivos y no jueces los cristianos pueden ser un factor de protección importante para prevenir nuevas desgracias. De esa manera la tendencia a la imitación suicida puede ser rota y evitar más dolor en las familias y la sociedad.

Pastor General de la Misión Cristiana Elim.

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Cristianismo Opinión Suicidio

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