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Mijaíl Gorbachov muere mientras el "imperio ruso" intenta resurgir

Mikhaïl Gorbachev era una de las grandes figuras de esta época, perteneciendo al “club” de los personajes que cambiaron el rumbo de la historia mundial con Ronald Reagan, presidente de los Estados entre 1981 y 1989. Margareth Thatcher en Gran Bretaña, François Mitterrand en Francia, Helmut Kohl en Alemania, el papa Juan Pablo II tanto como Deng Xiaping en China

Por Pascal Drouhaud
Politólogo, presidente LATFRAN

Mijaíl Sergueïevitch Gorbachov, expresidente de la Unión de la desaparecida Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, murió a sus 91 años. Era la última figura de un época de la historia contemporánea mundial, en la década de 1980, ilustrada por el sistema bipolar Este-Oeste. Los bloques Este y Oeste se enfrentaban desde 1947, regulando las relaciones internacionales en un contexto llamado de Guerra Fría.


En los años 1980, los “conflictos periféricos”, que fuesen en Afganistán, en América Central o en África, permitían evitar que los dos « Grandes » estén en contacto directo. Todo el edificio de la bipolaridad estaba construido sobre el concepto de la disuasión nuclear: ¡pensar siempre en el riesgo de una guerra nuclear para evitar que se produjese! Una vez hubiese podido el mundo caer en este infierno: fue en octubre de 1962, durante la “Crisis de los Misiles” en Cuba, durante la cual la mecánica nuclear empezó en ponerse en marcha a raíz de las tensiones entre los Estados Unidos y la URSS, entonces encabezados por John F. Kennedy y Nikita Khrushchev.


Mijaíl Gorbachov era una de las grandes figuras de esta época, perteneciendo al “club” de los personajes que cambiaron el rumbo de la historia mundial con Ronald Reagan, presidente de los Estados entre 1981 y 1989. Margareth Thatcher en Gran Bretaña, François Mitterrand en Francia, Helmut Kohl en Alemania, el papa Juan Pablo II tanto como Deng Xiaping en China. Todos tenían un papel en este mapa de primera importancia en el cual había personajes emergentes, como Lech Walesa en Polonia o Vaclav Havel en Checoslovaquia. Nelson Mandela estaba en la cárcel en Sudáfrica, el sistema de la apartheid parecía todavía bien instalado. India vivía un decenio incierto simbolizado por el asesinato de Indira Gandhi en 1984.


El eje central de las relaciones internacionales consistía en la relación entre los Estados Unidos y la ex-URSS. Mijaíl Gorbachov se inscribió de inmediato en este movimiento, tanto sobre la forma como el fondo e impactó en Occidente, donde fue rápidamente recibido con efusividad.


Nacido en 1931 en la región del Cáucaso, seguirá estudios de derecho antes de involucrarse en el Partido Comunista, en la administración de la ciudad de Stavropol, especializando sobre los temas agrícolas. Descubierto por Yuri Andropov, Jefe del entonces KGB, Gorbachov verá su ascensión política en los años 1970: miembro del comité central a solamente 41 años, entrará en el politburó, órgano del poder central en 1978 a sus 49 años. En el final de los años 1970 y principio de los 80, el desafío económico de la URSS era inmenso: Japón y Alemania Federal crecían mientras China se lanzaba en una revolución económica que le permitió un despertar. Esta época coincidía con una forma de parálisis a la cabeza del poder en la URSS: los líderes eran viejos y se sucedieron en pocos años: Leonid Breznev muere en 1982 después de una larga enfermedad; su sucesor, Yuri Andropov, en febrero de 1984. Constantin Chernenko seguirá en marzo de 1985.

El sistema mostraba sus límites, poniendo en riesgo el edificio soviético. Se necesitaba “inyectar” una nueva dinámica: Mikhael Gorbachov llega al poder como secretario general del comité central del Partido Comunista de la URSS el 11 de marzo de 1985 a sus 54 años, teniendo conciencia del peligro : con un estilo más “moderno”, supo jugar sobre una imagen “de apertura” sabiendo que podía contar con su esposa, Raisa, que aparecía en el exterior como una verdadera Primera Dama.


Anunciando una reducción de los armamentos nucleares desde su principio en el poder, pudo captar el interés del occidente mientras se lanzaba en reformas de fondo en el interior. La “Glásnost” (transparencia) y “Perestoïka” (reestructuración) tenían como vocación, la de reformar un sistema para volverlo más eficiente productivo y competente. Con el correr de los años, la experiencia se reveló un fracaso. Queriendo transformar el sistema para volverlo más coherente y fuerte, aceleró sin quererlo una desestructuración que iba a revelarse mortal para la URSS.
En el exterior, el fin de la presencia militar en Afganistán mostró los límites convencionales de una potencia en crisis mientras el nuevo proceso de diálogo bilateral aceleró el fin de la Guerra Fría: desaparición de la República Democrática de Alemania y caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989, principio de dislocación del “imperio soviético” en Europa Central y Oriental. En el interior, las reformas institucionales que concluyeron con la creación del puesto de presidente de la URSS en 1990 no impidieron tensiones fuertes: fue brevemente víctima de una tentativa de golpe de Estado en agosto 1991 mientras los acuerdos de Minsk y de Alma Alta firmados el 8 de diciembre de 1991, creando la Comunidad de los Estados Independientes (CEI), confirman la desaparición de la URSS.


Mijaíl Gorbachov se dimite de su papel de Presidente de la URSS el 25 de diciembre de 1991 y la URSS queda disuelta el 26 de diciembre. Boris Yeltsin llegó como presidente de una Rusia que se abrió a la vez a la economía de mercado, viendo surgir los oligarcas, atravesando cris económica y, paso tras paso, reconstituyendo una influencia regional. Simbólicamente, el mundo cambia: de la Guerra Fría entró en la apariencia “del fin de la historia”.


“La mayoría de los rusos como yo no quiere ver volver la URSS pero extraña que haya caído”, afirmaba Mijaíl Gorbachov, que se volvió discreto sobre el escenario nacional, ocupando una figura casi mítica en Occidente. Encarna la desaparición de un mundo mientras Rusia espera volver en reanimar un alma de conquistador. Hoy en día, Vladimir Putin repite que la desaparición de la URSS ha sido un trauma para la sociedad.


La desaparición de Mikhail Gorbachov en tiempos de tensiones internacionales y de guerra en Ucrania tiene un efecto paradójico: vuelve al centro del debate la posición de Rusia, su camino desde decenios y sus perspectivas en un futuro anunciándose, hoy en día, incierto.

Politólogo, especialista francés en relaciones internacionales, presidente de la Asociación Francia-América Latina (LATFRAN). www.latfran.fr

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Comunismo Opinión Rusia

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