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¿Vale la pena?

“Dame una mejor ciudad y te devolveré una mejor sociedad” (frase del arquitecto Gabriel Fuentes). No puede haber mejores ciudades sin mejores ciudadanos, que las amen y respeten, que vibren con ellas, que sientan orgullo.

Por Andrés Espinoza

Hace unos pocos días, durante una entrevista radiofónica, yo explicaba las condiciones a las que, a mi juicio, deberíamos aspirar todas y todos para vivir dignamente en una ciudad como San Salvador, lo cual vale para cualquier otra ciudad en cualquier otra parte. En ese contexto, alguien comentó en redes sociales “y la luna es de queso”, comentario que asumí como una crítica burlona a las aparentes utopías que yo estaba planteando.


En realidad, cuando uno opina abiertamente en cualquier medio, ya sea una red social o un medio de comunicación, incluso en una plática cotidiana entre amigos, se expone a ser confrontado, y eso está muy bien.


Por supuesto, no es lo mismo responder críticamente y con argumentos en debate que de una manera irónica, en son de burla o incluso violenta. Este es un riesgo que todas las personas que buscamos exponer nuestro pensamiento estamos tomando y lo hacemos en el entendido de que el confrontar nuestras propias posiciones con las de otras personas nos puede ayudar a crecer como ciudadanos y como seres humanos. El buen debate, siempre, siempre, es algo positivo ya que nos permite conocer y considerar otros puntos de vista.


Resulta pues que sueño, aspiro a vivir o, más bien convivir, en una ciudad eficiente, productiva, rentable, limpia, con amplios y seguros espacios para la diversión y el esparcimiento, con aceras y calles en donde podamos transitar libremente; con mercados iluminados, limpios sanos; en donde hacer las compras para nuestras familias sea un verdadero ejercicio de convivencia social, “porque el correcto diseño del espacio convierte a vecinos en amigos”.
Aspirar a ciudades en donde todas y todos vivamos en viviendas dignas y nuestros hijos e hijas reciban una educación de calidad que les permita desarrollarse como seres humanos solidarios, creativos, respetuosos del medio ambiente, de los derechos humanos y con un mundo de oportunidades producto de una sociedad justa, no debería ser, de ninguna, manera una utopía.


Vivir sin miedo a andar por la calle, en un servicio de transporte público digno y humano, con base en el respeto de la ley debería ser la aspiración mínima de nuestra sociedad.


Por eso, quienes se burlan del derecho que tenemos la ciudadanía a soñar con un país mejor se equivocan. Como lo he dicho en repetidas ocasiones, la ciudad es un ser vivo, en ella, en sus condiciones se expresa la esencia de quienes la habitan… “Dame una mejor ciudad y te devolveré una mejor sociedad” (frase del arquitecto Gabriel Fuentes). No puede haber mejores ciudades sin mejores ciudadanos, que las amen y respeten, que vibren con ellas, que sientan orgullo.
Hace muchos años, y a pocos días del asesinato de los jesuitas y sus colaboradoras en la UCA, tuvimos la oportunidad de participar en un concierto en dicha universidad en donde cantamos una canción que trata sobre este tema, su título: “Vale la pena”.

Ese día, después de escuchar la canción, el propio Ignacio Ellacuría caminó desde su asiento en el auditorio que hoy lleva su nombre, subió al proscenio y se acercó y, mientras nos daba un apretón de manos nos dijo: ¡Vale la pena!

Publicista y Experto en Ciudad

andres.espinoza008@gmail.com

KEYWORDS

Opinión Responsabilidad Ciudadana

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