De la tormenta Pilar a la seguridad alimentaria

Porque vimos lo que pasó en Acapulco y los daños que nos podía causar, estuvimos muy pendientes de la tormenta tropical “Pilar”.

¿Y por qué Pilar? En el ciclo anterior de huracanes y tormentas tropicales, las organizaciones especializadas en la investigación y predicción del clima elaboran una lista de nombres, y según las tormentas y huracanes se forman en los océanos Atlántico y Pacífico, les corresponde el siguiente nombre en esa lista, en este caso “Pilar”. Y les ponen nombres cortos, para mejor comunicación entre las agencias de previsión y seguimiento. Supongo también, para los estudios y análisis estadísticos y con la inteligencia artificial, hacer predicciones más precisas y advertirnos con tiempo, sobre el impacto para prepararnos adecuadamente.

Pero independiente del nombre, los huracanes y tormentas tropicales siempre causan problemas. En muchas casas la lluvia produjo rebalses, goteras y humedad y es lo mínimo que nos puede suceder. Pero en el campo, además de destrozar las siembras y las futuras cosechas, destrozan también las viviendas de los campesinos, que nos proveen de granos, hortalizas y frutas. Y con cada tormenta que arrasa sus siembras y viviendas, tienen que seguir con lo que quedó y algunos reiniciar de cero.

Y seguramente está de acuerdo con que al descuidar los gobernantes y la sociedad el campo y la agricultura, también arriesgamos el futuro de nuestra seguridad alimentaria.

Con los bloqueos en Guatemala nos dimos cuenta, una vez más, de nuestra dependencia alimentaria de los tres países vecinos y sentimos como rápidamente, además de por la inflación, por la escasez subieron los precios de los vegetales.
Desde hace décadas se viene hablando de la modernización y adecuación tecnológica de la agricultura como nuestra fuente de vida, pero como dice el refrán: ¡Del dicho al hecho hay un gran trecho! Y en la práctica, en cada tormenta se pierden más siembras y cosechas. Las noticas sobre los albergues que se han preparado y las familias evacuadas, siguen siendo una muestra del proceder correctivo, cuando la tormenta ya está encima. Y cuando pasa la tormenta, se guardan las literas y colchones hasta la próxima.

Pensando en la seguridad alimentaria actual y futura, la soberanía alimentaria, reducir la dependencia de terceros países, prever con tiempo las amenazas de hambrunas causadas por los fenómenos climáticos y garantizar la adecuada nutrición de nuestros niños, para un desarrollo sano físico, mental y social, debiéramos reconocer, con los pies sobre la tierra, en valor social y estratégico del campo y la agricultura y prever más inversión pública y privada para fortalecerlo.
La naturaleza por sí sola ya no puede producir todos los alimentos necesarios para la población en los países subdesarrollados, donde la mayor parte de la agricultura es manual y con maquinaria antigua.

Viendo los planes para garantizar la seguridad alimentaria de Catar, que tiene la mitad de superficie y de población, de la que tenemos aquí, ya pasó de importador a exportador de alimentos y pueden ver una muestra de cómo lo están consiguiendo en el siguiente link. https://www.youtube.com/watch?v=duWXLr2MqZY

Al final, para la innovación tecnológica de la agricultura en nuestro país, que es pequeño, ya casi todo está inventado y creo que más bien se trata de crear mucha ilusión por la agricultura y la humanidad, en la mente del gobierno y la inversión privada, que por la construcción de edificios y más edificios.

La educación y la cultura de fortalecer la agricultura y la comida sana, nos garantizará una mejor salud física y mental, y seguramente, más crecimiento económico, si en lugar de grandes importadores, en unos años, el país es un exportador de alimentos de excelente calidad y dispondríamos de seguridad y soberanía alimentaria.

Pedro Roque / pedroroque.net

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