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Crisis en Japón

Triste panorama de una anciana en una casa semi-destruida, sin que nadie la visite, aunque su único hijo vive solo en la casa de enfrente, como un recluso, como se acostumbra actualmente. Los jóvenes tienden a vivir solos y salen muy poco, dedicados a divertirse con dispositivos electrónicos que les permiten estar en comunicación virtual con otros jóvenes de países lejanos.

Por Teresa Guevara de López
Maestra

Japón se considera uno de los países más avanzados del mundo, con una economía floreciente, bellos paisajes, ciudadanos respetuosos y ordenados,  respetuosos de sus tradiciones, que son un ejemplo para el mundo. Basta recordar el ejemplar comportamiento de los atletas japoneses en una de las últimas jornadas deportivas mundiales, que hicieron que las fotografías de sus ordenados camerinos dieran la vuelta al mundo.

Según el periodista estadounidense  Austin Ruse (1) en un seminario publicado en Washington D. C. el 17 de febrero afirma que este país  ha sido sometido a una severa presión demográfica, realizando  hace 20 años  una fuerte inversión para revertir completamente la pirámide demográfica, porque una sociedad sana requiere un enorme número de gente joven y una necesaria disminución de ancianos.

Así, Japón se ha convertido en el primer país en la historia que tiene más gente mayor de 65 años que menores de 15.  El London Times Report considera que el Japón está dando sus últimos suspiros al hablar de las famosas “casas embrujadas”, viviendas viejas que han sido abandonadas por sus decrépitos y antiguos moradores.  Muchos de ellos murieron allí en soledad   y abandono, que fueron descubiertos en el suelo, por los encargados de limpieza, rodeados de latas y botellas vacías, y el mar olor de sus cadáveres en descomposición, alertó a los vecinos, si los tenían. Se dice de un vecindario en Tokio que tiene más de 50,000 de estas casas embrujadas.

El problema comenzó cuando los japoneses asumieron con toda su fuerza,  severas políticas demográficas, creyendo firmemente los postulados de los expertos de la ONU y de influyentes billonarios: Menos niños los harían más felices y ricos. Y posiblemente durante un tiempo así fue, pero con un costo altísimo. No es normal que una sociedad tenga más viejos que jóvenes donde se venden más pañales de adultos que de bebés. Estimaciones de la policía indican indidan que en Japón hay 8.5 millones de casas abandonadas, esperándose que el número crecerá en varios millones en los próximos 20 años.  Y hay pocas esperanzas de recuperación pues el promedio de fertilidad ronda un 1.3% de niños por mujer, muy lejos  de la exigida para la renovación  poblacional y menos aún esperanza de aumento.  La mayoría de jóvenes japoneses en edad fértil no tienen ninguna intención de casarse. Un reporte de tanques de pensamiento revela que el 17% de hombres y 15% de mujeres entre 18 y 34 años no piensan casarse nunca, ni de tener hijos.

Triste panorama de una anciana en una casa semi-destruida, sin que nadie la visite, aunque  su único hijo vive solo en la casa de enfrente, como un recluso, como se acostumbra actualmente.  Los jóvenes tienden a vivir solos y salen muy poco, dedicados a divertirse con dispositivos electrónicos que les permiten estar en comunicación virtual con otros jóvenes de países lejanos.

Esta es la extraña crisis que en pleno siglo XXI atraviesa el Japón y resulta difícil de enfrentar.  Tampoco saben los burócratas de la ONU y la UE que perdieron valioso tiempo y recursos para extender la doctrina del control poblacional, bajo el disfraz de salud reproductiva.  Hae 25 años la División de Población de la ONU convocó a un panel de expertos para analizar qué tan bajo puede caer la fertilidad mundial. Al final, se encogieron de hombros sin haber llegado a conclusión alguna. Hoy la Comisión para el Desarrollo Social está ejerciendo presión sobre los países de África para controlar su población.

  • Austin Ruse es periodista, político conservador y activista. Preside la ONG  Center for Family & Human Rights. Estudios en la Universidad de Missouri y la Franciscan University de Steubenville. Ha recibido reconocimientos como el Premio Jua Pablo II por defender la cultura de la vida. Es Caballero de laSoberana Orden de Malta y Caballero de la Orden del Santo Sepulcro.

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