Pedro Roque Mohamed Aziz, lector y librero

Se le conoce como el librero más fotografiado del mundo. Tiene su negocio de libros usados desde 1963 en la Medina, el barrio más antiguo de Rabat, la capital de Marruecos. Quedó huérfano a los seis años, intentó ser pescador para cumplir su sueño de graduarse en la escuela secundaria, pero a los quince años dejo la escuela porque no podía pagar los libros de texto, porque eran demasiado caros para su familia. Frustrado y sin estudios, decidió abrir una librería, poniendo los libros sobre una alfombra en el suelo debajo de un árbol y ya lleva más de medio siglo al frente de su tienda, cumpliendo su sueño de estudiar.
Su jornada es de doce horas. Antes de abrir la librería, busca libros usados en otras tiendas, para leerlos y venderlos. Hoy con más de setenta años, dice que con dos almohadas y un libro es suficiente para sentirse feliz. Acumula torres de libros y cuando le preguntan, cuántos tiene, responde, que no los suficientes. Interrumpe la lectura, solo para rezar, fumar, comer y atender y asesorar a los clientes interesados en temas específicos. Con el tiempo su librería es famosa y muchos turistas lo visitan para comprar algún libro y fotografiarlo.
¿Y cuáles lecciones podemos aprender del señor Mohamed Aziz? Primero, para los que ya se jubilaron o están por jubilarse, que la edad no es ninguna barrera para dedicar tiempo y aprender muchas cosas leyendo libros, y que la lectura puede ser una ocupación muy rica en aprendizaje, sobre nuevas materias, nuevos temas y enriquecer la mente con una infinidad de nuevos conceptos, bien de la propia especialidad, u otra, y leyendo, vivir las historias que relatan.
Otra lección, es sobre la capacidad de nuestro cerebro para descifrar y almacenar en nuestra memoria, una inmensidad de palabras, conceptos, oraciones, párrafos, imágenes, descripciones e historias de las que aprendemos mucho. ¡Imagine haber leído cuatro mil libros, como el señor Aziz y en cada uno aprendido una nueva historia!
Si leyéramos más, incluyéndome, tendríamos más capacidad de comprensión de los acontecimientos que suceden en nuestro país y en el mundo. Entenderíamos más, de ciencia, política, tecnología y con más claridad, el espíritu y los fundamentos de las leyes, su importancia para la convivencia en paz, respetarlas y saber sobre las consecuencias de no hacerlo.
La siguiente lección que nos ofrece el señor de Mohamed Aziz, es que se puede vivir sin las redes sociales y qué hay mucho más que aprender en los libros, que en los memes, chistes, chismes, videos, que por cientos inundan nuestros teléfonos inteligentes a lo largo del día.
Bien vendría potenciar el interés por la lectura desde la escuela primaria y seguir el ejemplo del Ministerio de Educación de Suecia, que ofrece a cada estudiante un libro para cada materia a lo largo de su carrera.
Si leyéramos obligatoriamente los textos básicos que regulan la convivencia social, familiar, religiosa, espiritual, laboral, de la salud y la política, podríamos diferenciar con claridad entre los asuntos de gobierno y los del estado.
Sabríamos que tenemos, como derecho y deber político, ejercer el sufragio, y que el sufragio es libre, directo, igualitario y secreto y que ser un buen ciudadano, significa en una democracia, participar en las elecciones para ser parte de lo que suceda en nuestro país.
Pero de regreso a la importancia de la lectura en nuestra vida, es la forma como aprovechar el tiempo aprendiendo a todas las edades, desde niños, adolescentes, hasta adultos y mayores. Entre más se lee y se estudia, más son las oportunidades a las que se puede acceder y conseguir un mejor nivel de ingresos y una mejor calidad de vida.
Yo no he leído muchos libros, pero desde hoy me propongo leer más. ¿Y usted?

Ingeniero/ pedroroque.net

Todo es más fácil y más sencillo

con sentido común.