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Trabajemos por la felicidad de nuestros niños

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Por Ondina Ramos
Ingeniera en Alimentos

La pobreza es la vulneración más grave de los derechos humanos y precisamente los niños y niñas son los más vulnerables ante esta situación. Por lo tanto, debemos reconocer que la primera infancia es el periodo más importante en el desarrollo del cerebro. Por lo tanto, es clave invertir en los niños que viven en pobreza o vulnerabilidad para que experimenten interacciones de buena calidad y oportunidades de aprendizaje que apoyen su desarrollo cognitivo, de lenguaje,
socioemocional y motor antes, incluso, de ir a la escuela. Disminuir la pobreza infantil continúa siendo el reto más importante en la lucha por alcanzar el primero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La infancia debería ser una etapa en la que podemos jugar, descubrir y aprender. Pero hay muchos niños en El Salvador que no tienen acceso a una educación y en ocasiones ni siquiera a comida o una vivienda digna.
La pobreza infantil es diferente a la pobreza de las personas adultas. La situación o condición de pobreza de los niños y adolescentes no depende directamente de la conducta de ellos, en el entendido que son personas dependientes que no pueden procurarse los medios para satisfacer sus necesidades de crecimiento pleno.

En general la situación de pobreza les viene impuesta por el entorno en que viven; condiciones económicas, sociales y culturales de sus padres y de su familia y en general, de su medio inmediato que no puede asegurarles niveles mínimos o adecuados de bienestar. La pobreza infantil afecta no solo al presente de la infancia que la sufre, sino que tiene consecuencias que se proyectan en el medio y en largo plazo. Las consecuencias de la pobreza infantil son múltiples y afectan a prácticamente todos los derechos del niño.
Debemos potenciar los recursos sociales disponibles para los más pequeños, incluyendo ayudas económicas y programas de garantía alimentaria. Además, facilitar la atención médica y sanitaria, la educación y cualquier otro servicio que fomente la igualdad de oportunidades y el crecimiento en condiciones dignas y suficientes. Con esto No me refiero a ser asistencialistas, si no a poder crear las condiciones para que los padres de familia puedan salir adelantes por sí mismos y poder proveer lo necesario a su hogar. La ayuda no debe ser perenne si no que transitoria. Como dice la frase trillada “enseñarles a pescar”, pero sobre todo caminar un tiempo junto a ellos.

Se requieren inversiones para paliar problemas que se producen en los primeros años de vida: cuidados a mujeres durante el embarazo, programas que garanticen el crecimiento sano de los bebés durante sus primeros meses, escuelas con los suficientes medios e infraestructuras, agua potable y edificios con saneamientos para evitar la propagación de infecciones y enfermedades, y una sanidad accesible para todos. Conseguir una verdadera mejora de estas condiciones es la única forma de garantizar buenas oportunidades presentes y futuras, de supervivencia, enseñanza y empleo futuro. Solo así se podrá evitar que la pobreza se perpetúe y pase de unas generaciones a otras.
Dado que la infancia es un período crítico para la formación y el desarrollo de las potencialidades del ser humano, es económicamente conveniente invertir en ayudar a los niños a transformarse en adultos sanos y capaces.

¡Construyamos sonrisas en nuestra niñez!Ingeniera

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Infancia Opinión

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