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Cambios y continuidades en El Salvador de la posguerra (2)

El populismo no apela a la razón sino a las emociones; se nutre y florece en medio de resentimientos y miedos, mientras más intensos y menos fundados, mejor. El populismo es un problema, pero aunado a lo digital se convierte en una peste, porque el entorno de la web lo amplifica casi al infinito.

Por Carlos Gregorio López Bernal
Historiador

En un artículo anterior hablaba de las persistencias que han marcado la posguerra. En este se discute sobre los cambios más importantes. Algunos son de origen estructural, es decir que se constituyen al margen de la agencia humana o con muy poca incidencia de su parte; otros fueron claramente provocados por la voluntad de los salvadoreños, o al menos de algunos de ellos. Los señalo a continuación:

  1. Vulnerabilidad medio ambiental: no inició en la postguerra, pero fue en este periodo que tomamos conciencia de su importancia. Ser conscientes de ello es un primer paso y digamos que alentador. Más difícil es formular políticas públicas consistentes y de largo alcance para enfrentar el problema. Esto obviamente va más allá de crear instituciones como un Ministerio de Medio Ambiente, u observatorios, que son importantes, pero que en nuestro medio están expuestos a los avatares de la política, como bien lo demuestra la reversión que el tema ha tenido con el actual gobierno.
    En todo caso, el componente ambiental ya es parte de la agenda nacional, sin que ello signifique todavía una agenda de trabajo que reduzca la vulnerabilidad ambiental y restaure algo de lo que hemos dañado. Las temperaturas cada vez más altas, son solo la punta de un iceberg que amenaza hacer naufragar a la humanidad.
  2. Estructura agraria: hacia finales de la década de 1960 era evidente que el país tenía un problema agrario que se manifestaba principalmente en la alta concentración de la propiedad de la tierra y el recurrente desempleo de los trabajadores del campo, amén de que cada vez había menos tierra disponible para los granos básicos. La expulsión de miles de campesinos por parte de Honduras en 1969 agravó el problema. En 1970 se realizó el primer Congreso de reforma agraria convocado por el gobierno y boicoteado por la empresa privada que se retiró de las discusiones el primer día. En 1975 se hizo otro intento con resultados parecidos.
    No fue hasta 1980, con el país al borde de la guerra civil, que al fin se impuso la reforma agraria, acompañada de la nacionalización de la banca y del comercio exterior. Ha sido la única vez en la historia republicana que desde el Estado se ha afectado radicalmente los intereses económicos de la clase dominante.
    Aunque solo se ejecutaron dos fases de las tres previstas, la reforma afectó a los grandes latifundios y transfirió tierras a cooperativistas y aparceros individuales. En el marco de los acuerdos de paz se implementó el Programa de Transferencia de Tierras que afectó una cantidad importante de propiedades. Es difícil hacer un balance de los resultados de estos procesos, especialmente porque buena parte de la reforma se hizo en medio de la guerra. La reforma agraria desarticuló definitivamente la estructura agraria tradicional; el gran latifundio desapareció sin que la productividad agrícola y las condiciones de vida de los campesinos mejoraran significativamente.
  3. Crisis del bipartidismo y las ideologías: Entre 1994 y 2019 la política salvadoreña estuvo determinada por la confrontación entre dos partidos: ARENA y FMLN. Cuando el Frente accedió a la Asamblea Legislativa se convirtió en el principal partido de oposición; ARENA debió negociar, no siempre honestamente, con otros partidos especialmente el PCN para lograr mayoría en las votaciones.
    El orden de los factores se invirtió en 2009 cuando el FMLN ganó la presidencia de la república, sin tener mayoría en la Asamblea. ARENA pasó a la oposición y rápidamente sufrió una escisión de la cual surgió el partido GANA, con el cual el FMLN negoció la aprobación de sus proyectos. Independientemente de si el partido a “convencer” era el PCN o GANA, la disputa de fondo se daba entre ARENA y FMLN. Este sistema bipartidista hizo crisis en 2019 con el triunfo de Nayib Bukele.
    ARENA y el FMLN eran portadores y referentes de ideologías arraigadas en el imaginario político de los salvadoreños. A veces lindaban en el fanatismo y la obcecación, bloqueando la construcción de acuerdos de largo alcance. Y no obstante lo criticables que fueran, esas ideologías daban cierta predictibilidad a la política nacional.
    Eso se perdió con el actual gobierno. ¿Cuál es la ideología de Nuevas Ideas o del presidente Bukele? La pregunta no es meramente retórica, buena parte del desconcierto que este gobierno provocó en sus primeros años se debió no solo a su errático y conflictivo proceder, sino a que no sabíamos cuál es su proyecto político y la ideología que lo sustenta. Sin embargo, en los últimos años, Bukele ha ido perfilando más claramente su talante autoritario, antidemocrático y conservador. Sumamente preocupantes resultan sus desplantes libertarios respecto a la economía, sus posturas anti-globalistas, el conservadurismo en temas de género y sexualidad y la poca preocupación por el medio ambiente.
  4. Populismo digital: Cuando hacía campaña para su primera candidatura, Bukele no tenía una estructura política territorial. Toda su campaña se basó en las redes sociales, especialmente Twitter (hoy X), donde es muy efectivo. Las redes sociales se prestan para decir cualquier cosa por indefendible y falsa que sea. Hemos caído en el populismo digital extremo.
    El populismo no apela a la razón sino a las emociones; se nutre y florece en medio de resentimientos y miedos, mientras más intensos y menos fundados, mejor. El populismo es un problema, pero aunado a lo digital se convierte en una peste, porque el entorno de la web lo amplifica casi al infinito. Twitter acepta 140 caracteres, no más. Parece poco, pero eso es justamente lo que mejor sirve a Bukele. Sabe que sus seguidores no gustan de leer, que un párrafo con tres ideas asociadas les demanda un esfuerzo que rebasa sus capacidades. Venga el tuit entonces, y diga cualquier cosa, a condición de que sea fácilmente digerible.
    Cuatro cambios importantes marcan a El Salvador de la posguerra: dos tienen carácter más estructural: la vulnerabilidad ambiental que hoy sufrimos es un fenómeno de larga duración. Lo mismo puede decirse de la estructura agraria, se construyó a lo largo de décadas, pero fue cambiada por una decisión política en medio de una crisis. Aún estamos a tiempo de evitar otras crisis derivaba de los problemas ambientales.
    Los otros dos cambios son del ámbito político. Podría decirse que en ellos la acción humana es más evidente y determinante. Sin embargo, en ambos casos los cambios habidos conllevan un componente de incertidumbre, pues terminaron afectando al sistema republicano y el Estado de derecho.

Historiador, Universidad de El Salvador

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Historia Salvadoreña Opinión

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