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Escalada militar en la península coreana

Y no se espera una disminución de la escalada: el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, hablando de “una invasión territorial” a propósito del disparo de un misil en las aguas nacionales, consolidó la lógica militar preventiva aunque el límite de confrontación queda muy cerca.

Por Pascal Drouhaud
Politólogo, presidente LATFRAN

En medio de la actualidad internacional impactada estos últimos días tanto por la guerra en Ucrania como por las elecciones de medio término en los Estados Unidos y la alternancia presidencial en Brasil, las tensiones en la península coreana están volviendo con fuerza. ¡Cómo podría ser diferente cuando Corea del Norte lanzó, el 2 de noviembre pasado por lo menos 23 misiles balísticos, uno sobre el espacio aéreo de Japón! Otro cayó a 57 kilómetros de las aguas territoriales de Corea del Sur, lo cual equivale a “una invasión territorial” para los surcoreanos. Según Seúl, sería la prima vez desde el fin de los combates en 1953 que un misil considerado como “hostil” llega tan cerca de su territorio nacional.


La escalada militar está de regreso en esta región del mundo. Por primera vez desde el fin de la Guerra de Corea en 1953, un misil pasó por encima de la “linea de limítrofe del Norte”, que consiste en una prolongación marítima a la de demarcación definida entre ambos lados de la península coreana. Es decir, la gravedad del acto perpetrado por Corea del Norte que disparó estos materiales hacia las zonas de amortiguamiento. Estas últimas fueron creadas en 2018 para “prevenir” un acto cerca de la línea de demarcación, extendiéndose sobre un ancho de 5 kilómetros por ambos lados.
¿Cómo llegamos a esta situación? ¿Qué puede anunciar esta escalada? El contexto internacional tenso y concentrando el potencial de mayor riesgo al canza a Europa. Hoy en día, se está pensando que Pyongyang está preparándose a una séptima experiencia nuclear, reforzándose mientras el contexto internacional obliga a enfocarse sobre el teatro europeo y la relación Eurasia-América del Norte. Esta situación puede ser aprovechada por unos países que buscan consolidarse aunque existiese un riesgo regional en término de seguridad.


Por cierto, la evolución en la península coreana estos últimos años presenta hoy en día una fase de riesgos: bajo su presidencia, Donald Trump se encontró tres veces con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-Un, abriendo un espacio de oportunidades para iniciar una fase de diálogo. La elección de Yoon Suk-Yeol como presidente de Corea del Sur, y de Joe Biden en la Casa Blanca, reforzó las convergencias históricas entre Seúl y Washington, volviendo a un esquema conocido de la seguridad regional en Asia, considerando el potencial estratégico norcoreano como un riesgo mayor de proliferación nuclear y de estabilización en materia de seguridad.


Corea del Sur y los Estados Unidos están realizando actualmente ejercicios aéreos conjuntos más importantes de su historia bilateral, “Tormenta vigilante” (“Vigilant storm”), que revela el nivel de percepción del peligro norcoreano.
Culminando el 4 de noviembre pasado, ambos ejércitos habrán realizado más de 1600 salidas aéreas usando, entre otros materiales, centenas de aviones. Mientras “Vigilant Storm” se desarrollaba, las sospechas de una experimentación nuclear de parte de Corea del Norte aparecían. Multiplicando las maniobras militares, Seúl y Washington quisieron mandar mensaje de prevención y de disuasión. Para ambos aliados, el disparo balístico del 2 de noviembre pasado está considerado como un de los más agresivos, pudiendo anunciar la séptima prueba nuclear. La última tuvo lugar el 3 de septiembre de 2017.


La Agencia Internacional de la Energía Atómica expresó su preocupación frente a esta situación. Se inscribe en un contexto particular: las negociaciones nucleares tanto como diplomáticas entre las dos Coreas se encuentran estancadas desde 2019.


Y no se espera una disminución de la escalada: el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, hablando de “una invasión territorial” a propósito del disparo de un misil en las aguas nacionales, consolidó la lógica militar preventiva aunque el límite de confrontación queda muy cerca.


Se inscribe en un contexto internacional particular: la guerra en Ucrania ofrece oportunidades tácticas que juegan en favor de Kim Jong-Un. El mundo presta su mayor atención hacia Europa tanto como sobre temáticas directamente relacionadas con ese conflicto: el riesgo nuclear, las consecuencias económicas y comerciales, el peligro del hambre como en ciertas regiones de África, favorecen una forma de priorización de las urgencias y una dispersión de coordinación internacional. Por ejemplo, en mayo pasado, Rusia y China opusieron un veto a una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para condenar los ejercicios balísticos de Corea del Norte.


Tantas evoluciones que permiten a Kim Jong-Un reforzar su lógica militar obligando todos los actores involucrados a inscribirse en una mecánica preventiva. “Vigilant storm” hace referencia a “Desert Storm”, que inició la primera Guerra del Golfo en 1991. Todos los mensajes emitidos llaman a la lógica de disuasión, frente a un peligroso contexto regional en Corea.

Politólogo francés y especialista en temas internacionales.

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