Cortocircuito electoral y el apagón del voto en el exterior

Cuenta la historia que en los tiempos del autoritarismo en territorio salvadoreño durante el siglo pasado, las puertas de los centros de votación eran cerradas a las cinco de la tarde. Luego, iniciaban el conteo de los votos, pero justo cuando la oposición tomaba la delantera y llegaba la oscuridad la noche, ¡¡¡PUM!!! de repente, la electricidad era apagada y cuando regresaba la luz, mágicamente, el partido político en el poder obtenía los votos suficientes para ganar la presidencia, diputados y alcaldes.

Las cosas parece que no han cambiado desde esos tiempos. Hoy día, con la nueva modalidad de voto electrónico remoto para los salvadoreños de la diáspora, el apagón electrónico está que echa chispas!

Y no es de menos. Después de conocer los fracasos de Bukele con su Chivo Wallet, con la cual muchos salvadoreños fueron timados con su plata, usurpando su identidad, y las elecciones internas de Nuevas Ideas, en donde sinvergüenzas robaron votos y manipularon su propio sistema electrónico, para cambiar los resultados de su votación, todo el mundo tiene el derecho de desconfiar.

De hecho, todo en esta elección 2024 está viciado, desde la redistribución de municipios y la reducción de diputados hasta la misma inscripción inconstitucional del candidato ilegal Bukele.

Hubiera sido más legal incluir en la papeleta de votación la foto de un "mico cholco" o un "burro cuto". Hasta incluso, el hecho de incluir en la papeleta a famosos funcionarios de este gobierno señalados por corrupción o abusos desde otros países y medios de comunicación extranjeros hubiera tenido mayor legalidad.

Todos hemos sido testigos de las irregularidades que se están dando a través del voto electrónico. En primer lugar, ese voto electrónico de los salvadoreños en el exterior fue privatizado y no cuenta con la vigilancia de los participantes; es decir, los partidos políticos, tanto del oficialista como los de oposición.

Los resultados que la empresa contratada Indra indique sólo podrán ser aceptados a través de un acto de fe, porque nadie, absolutamente nadie, tendrá una prueba confiable que los votos contados sean los que verdaderamente se emitieron.

Además no existe control sobre el ambiente seguro en donde el votante ejerce el sufragio. Lo anterior fue confirmado por el mismo magistrado Noel Orellana, quien expresó en una entrevista que las personas pueden votar incluso desde el baño de su casa, por lo que es imposible verificar dicho voto.

De la misma manera, en las redes sociales se han visto videos en donde militantes del partido que quiere instalar una dictadura presionan directamente o  indirectamente al votante, rompiendo con los principios del voto libre y secreto.

A los únicos que les beneficia el megafraude del voto electrónico es a los paracletos del dictador y al partido Nuevas Ideas que quieren ver a nuestro país sumergido en una tiranía.

La diáspora salvadoreña tiene derecho constitucional a votar, pero por el respeto que ellos merecen, ese voto debe ser seguro, legal y verificable, no un sufragio amañado, como el voto electrónico remoto, el cual debe ser impugnado en su totalidad y sus resultados no reconocidos por las autoridades electorales, partidos políticos y salvadoreños patriotas.

Exdiplomático salvadoreño.