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La preservación de la Biblia

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Por Mario Vega

Qué seguridad se puede tener de que la Biblia ha permanecido igual desde que se escribió hasta el presente? La seguridad la brindan los estudios de la crítica textual, la cual es la disciplina que estudia los textos antiguos de la Biblia para determinar su autenticidad, comprender su contexto histórico y reconstruir su transmisión a lo largo del tiempo. La verdad es que la Biblia posee más pruebas de su preservación que cualquier otro libro antiguo.

Con relación al Antiguo Testamento, hasta 1946, los eruditos se apoyaban en el Texto Masorético del siglo IX d. C. para sus estudios. Pero en ese año se produjo el hallazgo casual de las cuevas de Qumrán que, en los siguientes dos años, condujo al descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto, el mayor descubrimiento de manuscritos de la era moderna. Los arqueólogos encontraron miles de fragmentos de todos los libros del Antiguo Testamento, excepto Ester. El libro de Isaías se encontró completo. Estos materiales permitieron a la crítica textual retroceder más de mil años hacia el pasado, hasta el siglo II a. C., que es el tiempo al que se remontan esos materiales. ¿Cuáles fueron los resultados? Al comparar el Texto Masorético con los Rollos del Mar Muerto se encontró una sorprendente similitud. El 95% del contenido mostró una coincidencia exacta, en tanto que el restante 5% mostró diferencias principalmente como resultado de errores obvios de los escribas. Debido a las similitudes demostradas, hoy se puede tener seguridad de que el Antiguo Testamento que hoy se tiene es una copia extremadamente confiable de las Escrituras originales.

Con relación al Nuevo Testamento su evidencia manuscrita es insuperable, mucha más que cualquier otro documento humano. Hay más de 5,700 manuscritos griegos que contienen partes o la totalidad del texto del Nuevo Testamento. La magnitud de tal evidencia se comprende al tener en cuenta que el siguiente documento humano con más manuscritos es la Ilíada de Homero, con 1,757. La existencia de esa amplia cantidad de manuscritos antiguos permite comparaciones que hacen posible la detección de discrepancias. Estas no alcanzan ni siquiera para llenar media página, pero para los críticos textuales son todo un tesoro pues les permiten estudiar rigurosamente las variantes para reconocer las diversas familias textuales que se formaron. Una familia textual está formada por ciertas variantes que son distintivas y que se encuentran en un grupo de manuscritos. Al seguir las líneas de las familias textuales en sentido inverso se llega con precisión a una representación muy precisa del texto original.

Definido ese texto se encuentra que la mayor parte de diferencias son errores sin mayor significado, como errores ortográficos y cambios en el orden de las palabras. Pero también hay verdaderas variantes, las cuales no se desechan ni desprecian. Los críticos textuales las analizan una a una tomando en cuenta factores como la antigüedad, la calidad del manuscrito y la coherencia interna del texto. Todo el material resultante se incorpora a manera de notas al texto griego del Nuevo Testamento. A ese conjunto de materiales se le llama aparato crítico y es de suma utilidad para que los estudiantes serios del Nuevo Testamento griego puedan tener una base sólida para entender e interpretar las Escrituras. Además, ofrece las justificaciones para las decisiones editoriales al realizar traducciones del griego a las lenguas modernas.

En conclusión, la existencia de una amplísima cantidad de manuscritos antiguos, el trabajo de eruditos y expertos bíblicos y la utilización de las técnicas de la crítica textual permiten la reconstrucción precisa del texto original. Al comparar ese texto con nuestras versiones modernas, no hay sorpresas. Aunque existen variaciones menores entre los manuscritos, ninguna de ellas añade o quita nada esencial del mensaje original. De manera que sí, se puede afirmar con razones y procedimientos científicos que la Biblia, tal como se la conoce hoy, sigue siendo la misma que sus autores redactaron. Los principios de preservación y estudio riguroso ayudan a mantener la integridad de su contenido para la posteridad. En un tiempo cuando nada parece poseer permanencia, la Biblia se muestra como un texto invariable que ha acompañado a la humanidad por milenios. Saquemos el provecho que ella tiene para el ser humano de todos los tiempos.

Pastor de la Elim

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