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Máquina del fango

Darle acceso a una instancia de toma de decisiones a personas que no poseen formación periodística o comunicacional es un atentado al profesionalismo de muchas personas como también es una irresponsabilidad frente al derecho de informar y ser informado.

Por Andy Failer
Comunicólogo y político

Esta semana el presidente de la Asamblea Legislativa, junto a sus diputados, ampliaron las coberturas informativas que normalmente recibe tal institución, y ahora, además de los periodistas que realizan sus habituales coberturas, los youtubers o cualquier otra persona que genere contenido en redes sociales podrá tener acceso al salón azul y a las conferencias de prensa. La acción detrás de esto es clara: deformar el sentido común y los hechos noticiosos a conveniencia del partido cyan.


La última novela publicada por el notable escritor y filósofo italiano Umberto Eco fue “Número Cero”, novela en la que Eco nos plantea el concepto de la “máquina del fango”, describiendo así una forma ruin de deslegitimar a cualquier persona difundiendo información falsa o maliciosa a través de los medios de comunicación. Lo que recién ha hecho la Asamblea Legislativa a través de los diputados de Nuevas Ideas, es –además de un insulto hacia periodistas y comunicadores– instalar su propia máquina del fango.

¿Cuál es el objetivo de la máquina del fango? Sencillo: manipular, difamar, chantajear y malformar el manejo de la información. Ahora cualquiera con una plataforma en redes sociales puede manipular la información a su conveniencia, propiciando insinuaciones graves bajo un extenso manto de impunidad, que hoy ha sido tejido por la bancada mayoritaria de la Asamblea Legislativa.


Un “generador de contenido” puede realizar una publicación en la que un diputado del partido X esté hablando con un diputado del partido Y, e insinuar que están tramando algo grave. No habría validación de fuentes o validación de algún hecho mínimamente sustancial, no habría nada relacionado al proceso periodístico. Y probablemente el diputado solo estaba preguntando la hora al otro diputado, por poner un ejemplo. El youtuber o generador de contenido puede desinformar según sea el agrado o no que tenga hacia alguna figura política. Esto es grave para el correcto ejercicio de informar y de ser informados.


Umberto Eco tenía razón cuando señaló que internet y las redes sociales pueden ser también instrumentos peligrosos. El problema con lo que está pasando ahora en El Salvador nos debe hacer cuestionar: ¿a qué personas se les ha dado un pase de acceso libre para hacer uso discrecional de esos instrumentos? Es importante tener presente que la cobertura periodística en instancias políticas, como es el caso de la Asamblea Legislativa, es un trabajo especializado; los periodistas retoman fuentes calificadas, validan hechos y ángulos noticiosos, procurando un buen rigor profesional. Esto no se trata de entretener, sino informar verazmente.

Muchos comunicadores y periodistas se han formado por años para realizar un tratamiento profesional de la información y el ejercicio periodístico. Muchos estudiantes de periodismo se han encontrado con enormes barreras para acceder a entrevistas con funcionarios o acceder a alguna conferencia de prensa. Todo eso ya no importa, si tienes un canal de YouTube o una cuenta de TikTok con cierto números de seguidores, ahora estás acreditado para informar empíricamente desde la Asamblea Legislativa. La mala intención detrás de esta acción es clara, aunque por supuesto, alguien debe beneficiarse de la máquina del fango, ¿quién creen qué lo hará?


Quiero aclarar que el uso de las distintas plataformas que nos proporcionan las redes sociales no es un problema, tampoco quienes las usan, están en su derecho. Pero otra cosa muy distinta es darle acceso a una instancia de toma de decisiones a personas que no poseen formación periodística o comunicacional. Es un atentado al profesionalismo de muchas personas como también es una irresponsabilidad frente al derecho de informar y ser informado.


La máquina del fango está diseñada para quienes les gusta revolcarse en el fango, y normalmente siempre salen victoriosos, porque para ganarles hay que revolcarse en el fango. Y no todos estamos dispuestos a ensuciarnos tan despreciablemente. Sin embargo, el tiempo y la historia siempre son los mejores jueces. El fango endurece con el tiempo y se fragmenta. Habrá que esperar.

Presidente de Nuestro Tiempo

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