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Eduquémonos para vivir felices

“La educación debe ir acompañada siempre del fomento de los valores, para que se dé una siembra que pueda aprovechar el terreno más propicio y el arte más limpio”.

Por Carlos Alberto Saz

El “Diccionario Enciclopédico Gran Espasa Ilustrado”, 1998. Madrid, España, 1997, define así la palabra ‘educar’: “1. Verbo transitivo. Dirigir, enseñar. 2. Desarrollar a perfección las facultades morales e intelectuales del niño o del joven. 3. Desarrollar las fuerzas físicas. 4. Perfeccionar, afinar los sentidos y el gusto. 5. Enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía”.


Sinónimos de ‘enseñar’ son adoctrinar, afinar, apacentar, adiestrar, civilizar, documentar, disciplinar, ejercitar, exponer, instituir, instruir, procesar, pulir, reeducar, iluminar, catequizar, dirigir, señalar, solucionar, comentar.


Y es que educar también es un arte. Sí, porque el que toca un instrumento musical se está educando; el que canta, se está educando; el que recita un poema, se está educando; en fin, el que ejecuta una acción que beneficia su salud, se está educando, de tal manera que, con esa práctica, se sentirá feliz, feliz consigo mismo, con su familia y también con la sociedad en general.


Nuestro poeta, escritor y abogado, doctor David Escobar Galindo, con respecto a la educación refiere que “Sin educación no hay estabilidad ni prosperidad en ningún ambiente. Contribuyamos a la buena marcha sumándonos cada quien a lo suyo, con voluntad constante. La educación debe ir acompañada siempre del fomento de los valores, para que se dé una siembra que pueda aprovechar el terreno más propicio y el arte más limpio”.

Y en su libro “La clave de la felicidad y la salud mental”. Ediciones Interamericanas, California, 1950, el psicólogo Dr. Marcelo I. Fayard dice que “La felicidad depende más de nuestra actitud mental que de las circunstancias en que nos vemos situados. Ser feliz en esta vida es un arte estrechamente vinculado con la capacidad de reconocer la belleza y la bondad de las cosas sencillas que a cada paso encontramos”.

San Moisés
El viernes 24 de febrero la Iglesia Católica celebró el día de San Moisés.


En el Volumen 13 de La Enciclopedia. Ediciones SALVAT, Madrid, 2004, encontramos los siguientes datos acerca de Moisés:

“Personaje bíblico, fallecido hacia el siglo XIII después de Cristo, personaje bíblico, profeta, libertador, legislador y caudillo del pueblo hebreo. Miembro de la tribu de Leví. Nació en Egipto y murió en el monte Nebo.


“Su vida la narra el Éxodo y el Deuteronomio. Su padre era Amram, de la tribu de Leví; y su madre, Yokábed, quien lo expuso sobre la orilla del Nilo, para liberarlo de la orden del faraón, de que fuesen arrojados a dicho río todos los varones nacidos de mujeres hebrea.


“Recogido por la hija del Faraón, fue educado en la Corte. Obligado a abandonar Egipto por haber matado a un egipcio, huyó al desierto de Sinaí, donde Yahvé, en el monte Horeb, le encargó libertar a su pueblo de la opresión egipcia y llevarlo a Canaán, la Tierra Prometida.


“El pueblo israelita emprendió el camino del desierto y atravesó el mar Rojo a pie, seguramente en tiempos del faraón Merneptah. sucesor de Ramses II (-1225). En el desierto, Moisés no aparece como jefe militar sino como intercesor o taumaturgo. Así, en Éxodo 17, 8-16, manda a Aarón y a Jus, dirigir la batalla, mientras él intercede ante Dios.


“Al tercer mes de la salida de Egipto, Moisés recibió a Yahvé en el monte Sinaí, la Torá –la ley moral del Decálogo, (Éx. 20. 2-17), la ley del culto (Éx. 34), y la ley ritual de los escritos sacerdotales, ley que él transmitió al pueblo”.
En la Biblia se citan censos de los hebreos (Números) y Moisés hizo un recuento de varones de más de 20 años, aptos para la guerra, dos años después de la salida de Egipto, del que resultaron 603,550 combatientes.


En la España musulmana se hicieron censos regulares a partir del año 721. En Castilla los Reyes Católicos ordenaron un censo general en 1482, y otro en 1494. Este último arrojó una población de 8,822,742 habitantes.

Yokábed, madre de Moisés, colocó a su tierno hijo Moisés, entre los juncos el río Nilo, en una cesta de mimbre untada con brea. Y allí lo encontró la hija del faraón cuando fue a bañarse. Adoptó al niño y lo llamó Moisés, nombre que significa “salvado de las aguas”. El pintor Simón Vouet (1590-1649) reproduce esta escena con gran perfección, en un tapiz que se halla en el museo de Louvre.


De 1513 a 1516 el escultor Miguel Ángel esculpió el “Moisés”, “el Cautivo moribundo” y “el Cautivo rebelde” (los dos últimos, conservados hoy en el Museo de Louvre).

(Obras para escribir este artículo: “Enciclopedia SALVAT, Volumen 13” y “Nueva Enciclopedia Temática”. Editorial CUMBRE, S.A., México, 1976).

Maestro, sicólogo, gramático.

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