Sepamos, al menos, por quién no votar

Estamos a dos semanas de emitir nuestro voto “libre, igualitario y secreto”. Será cualquier cosa, menos igualitario. Porque los votantes del departamento de San Salvador serán dominados por los votos de quienes no viven aquí ni sufren las consecuencias de dicha elección. Tuvieron un mes para votar con DUI o pasaporte, vencidos o no; sólo falta que decir “púchica” sea suficiente identificación para permitirles votar. No, no hay palabra del diccionario que describa suficientemente lo putrefactas que están siendo estas elecciones.

Pero de eso deberán dar cuenta los respectivos responsables. Los votantes debemos enfocarnos en nuestra GRAVE obligación de emitir un voto razonado por quienes sean más idóneos para desempeñar sus cargos. GRAVE, porque el tener buenos, mediocres, malos o pésimos funcionarios (muchos de ellos rayando en la delincuencia o, como mínimo, en el analfabetismo) se debe estrictamente a los electores. La calidad de los gobernantes es responsabilidad NUESTRA. Punto.

Sí, estamos atipujados de propaganda oficial 24 horas diarias, pero debemos esforzarnos en analizar bien. El futuro de El Salvador está en peligro. Por eso, del interesante librito de Carlos Alberto Montaner, “El Presidente, Manual para electores y elegidos”, tomo como guía el listado de las 13 virtudes que, según los clásicos romanos, debe tener un mandatario. Su simple enunciado será suficiente para que pensemos y comparemos: quién tiene esas virtudes, y quién carece por completo de todas ellas.

Para empezar, recuerde que usted elegirá a un presidente, no a un príncipe. Importante diferencia. Si algún candidato actúa como príncipe, creyéndose que su cargo es vitalicio y podrá heredarlo a los suyos, ¡cuidado!, busque otra opción. Y que tenga las siguientes 13 virtudes, o al menos, la mayoría de ellas.

1, Prudencia, ser previsor y tener autocontrol. 2. Autoridad, emanada de la experiencia y de su buena conducta. 3. Seriedad, ver y afrontar la gravedad de cada cosa. 4. Concordia, el ánimo de unir en vez de crear enemigos dentro de la sociedad. 5. Cultura, preparación, capacidad para afrontar los problemas de toda índole, rodeándose de consejeros con la estatura moral y cívica que se requiere. 6. Compasión, evitar o minimizar el daño que las decisiones a tomarse puedan causar. 7. Ser industrioso, trabajador, esforzado, dando el ejemplo para su equipo. 8. Paciencia, porque alguien “ajolotado”, no puede tomar las mejores decisiones. 9. Firmeza, dado que alguien que hoy afirma una cosa y según le convenga, mañana dice y actúa contrariamente, es indigno de la confianza que propios y extraños deben otorgar a un dirigente. 10. Sentido del humor, INDISPENSABLE en todas las situaciones de la vida. 11. Dignidad, que esa persona dignifique el cargo que desempeñe y nunca vaya a denigrarlo. 12. Frugalidad, que cumpla con sus deberes sin ostentaciones ni lujos que no le corresponden. Y, finalmente, la decimotercera virtud, la más valorada por los romanos: el coraje, la valentía de afrontar los peligros, controlar el miedo, dar la cara en los momentos de peligro y también en aquellos en los que debe responder ante la nación sobre su gestión económica y social, desempeñándose en todo momento con una conducta intachable en lo público y en lo privado.

Serán unas elecciones putrefactas, entendámoslo, pero cumplamos cada uno con nuestro deber y votemos por lo más sensato y conveniente para El Salvador. Y sepamos claramente por quién NO votar.

Empresaria.