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Adiós al parlamento

La poca representación que existirá, que no tiene que ver con el oficialismo, no contempla la apertura de poder legislar para todas las personas salvadoreñas y no solo a partir de sus creencias religiosas, morales o de sus ideologías políticas. Pero no solo es eso. Con esta legislatura saliente murió el sentido de parlamento. Durante estos 3 años, no hubo margen de aprobar iniciativas que vinieran de la sociedad civil. Incluso, desde el primer trimestre del 2022, ya no se dieron a conocer las iniciativas que se presentaban por parte de diputadas y diputados de la oposición.

Por Keyla Cáceres
Activista social

El 30 de abril cierra una legislatura con poca diversidad de pensamiento, pero donde podría haber existido una contraloría de parte de los partidos políticos que no fueran del oficialismo y sus aliados. Sin embargo, para la nueva legislatura, eso será totalmente diferente. Para la sociedad civil organizada, se termina por completo la oportunidad de negociar con legisladores que tenían apertura a demandas, lo que permite tener una oportunidad de avanzar en la garantía de Derechos. Hoy, esa puerta se cierra por completo.


La poca representación que existirá, que no tiene que ver con el oficialismo, no contempla la apertura de poder legislar para todas las personas salvadoreñas y no solo a partir de sus creencias religiosas, morales o de sus ideologías políticas. Pero no solo es eso. Con esta legislatura saliente murió el sentido de parlamento. Durante estos 3 años, no hubo margen de aprobar iniciativas que vinieran de la sociedad civil. Incluso, desde el primer trimestre del 2022, ya no se dieron a conocer las iniciativas que se presentaban por parte de diputadas y diputados de la oposición.


Para las mujeres y niñas, esta legislatura significó un retroceso en el acceso a derechos. Pero no solo les afectó en el avance en legislación para una vida libre de violencia, sino que también afectó el acceso a la justicia. La impunidad es una norma hoy más que nunca. Los discursos de odio en el mundo digital incrementaron, así como la persecución a las defensoras de Derechos Humanos. Formalmente, no hay una criminalización de la protesta, pero después de dos años en régimen de excepción, ya hemos visto capturas de madres que buscan a sus hijas desaparecidas.


Personalmente, no quiero ser parte de la generación que, cuando se cuestione dónde estábamos mientras se instalaba una dictadura en pleno siglo XXI en El Salvador, sea de las que responda apoyando esa consolidación de un caudillo. La dignidad en El Salvador no ha sido una realidad para la mayoría de este país; sin embargo, lo que sí ha sido una realidad son los hartazgos que han llevado a medidas extremas en búsqueda de esa dignidad. De ese lado de la historia quiero estar. Como estudiante de historia, sé que muchas veces se escribe lo que los vencedores quieren que se escriba, y el oficialismo está escribiendo su historia. Nuestro papel tiene que ser escribir nuestras memorias para que no quede solo una versión.


Hoy cualquiera puede decir que todo está perdido y que la luz para salir de este contexto no se alcanza a ver, pero no podemos dar todo por perdido. Por el contrario, de esas grandes crisis en El Salvador han salido las oportunidades para construir siempre una sociedad justa. Lo único que no nos puede volver a pasar es entregar nuestras luchas a manos equivocadas. No hay que cometer el mismo error y seguirle dando poder a las y los caudillos.


Que la historia de una generación con poder de tomar decisiones no quede como la que entregó su país sin resistencia. Y no solo hay una forma de hacer resistencia; tenemos mucho que aprender de las comunidades como Santa Marta. La resistencia tiene que empezar en nuestro día a día. Hoy que hay menos alcaldes, hay menos personas a las que se les puede exigir que nos recojan la basura porque mensualmente pagamos nuestro impuesto.


Necesitamos construir nuevas formas de resistir sin darle la satisfacción a este gobierno de silenciar nuestras luchas. El mundo digital es una nueva herramienta, un espacio que seguir disputando. La búsqueda de la libertad de personas privadas de libertad no se la podemos dejar solo a las familias de esas personas; nos necesitan y esa es otra forma de resistir. La denuncia por la condena de feminicidas, violadores, agresores, es otra resistencia.


Quiero finalizar haciendo un llamado profundo a la defensa de nuestros recursos naturales. La crisis hídrica nos afecta a todas las personas que vivimos en este territorio llamado El Salvador. No podemos entregar lo que da la oportunidad de vivir. Sin agua no habrá forma de resistir; sin soberanía alimentaria no podemos denunciar. Necesitamos acompañar a las defensoras de la tierra, porque si la peor parte de esta crisis la están cargando las mujeres y niñas.


Se cierra el parlamento oficial, pero no la oportunidad de crear una sociedad más consciente, en donde la costumbre va a obligar a regular una norma que podamos construir en las calles, en las aulas, en las comunidades, en nuestra colonia. No les hagamos el camino fácil, porque como dicen las compañeras feministas: si no hay justicia para las víctimas, no habrá paz para el gobierno.

Activista feminista

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