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Huertos comunitarios, un camino hacia la soberanía alimentaria

Transformar el sector agrario es clave para combatir muchos de los problemas de nuestro país: desde el cambio climático, al hambre, la falta de empleo o la concentración de gran parte de la población en las ciudades, con el consecuente abandono de lo rural.

Por Ondina Ramos
Ingeniera en Alimentos

Un futuro socialmente justo y sostenible implica una urgente regeneración urbana ecológica, y en este proceso la agricultura urbana debe jugar un papel estratégico.

Pero ¿qué es la soberanía alimentaria? Es el derecho de los pueblos a definir y controlar sus sistemas alimentarios y de producción de alimentos tanto a nivel local como nacional, de forma equitativa, soberana y respetuosa con el medio ambiente. La soberanía alimentaria es también el derecho de los pueblos a alimentos suficientes, nutritivos, saludables, producidos de forma ecológica y culturalmente adaptados.

En un contexto urbano, esto significa la posibilidad de acceder a alimentos producidos local y regionalmente a través de canales cortos de comercialización, construyendo puentes entre la gente y sus alimentos, y entre la gente y aquellos que producen sus alimentos. Quienes producen y consumen los alimentos deben estar en el centro de las políticas, y las economías locales y nacionales deben ser prioritarias.

La soberanía alimentaria es el camino hacia la transformación fundamental de nuestro sistema alimentario fallido. Como trayectoria viva, la soberanía alimentaria representa principios tales como la alimentación como derecho humano y no como mercancía; y la solidaridad, cooperación, internacionalismo y justicia por sobre el libre mercado, las ganancias y el individualismo. Significa defender los derechos de los pueblos, la tierra, los territorios, las semillas y la biodiversidad, promover la agroecología.

Los huertos comunitarios se planifican con las comunidades, desde las comunidades y para las comunidades. Estos proyectos son el resultado de un proceso de planificación el cual requiere, principalmente, la participación de las personas que viven en la comunidad. Un huerto comunitario es un proyecto de autogestión para atender problemas de su entorno social, ambiental, económico y urbano a través del trabajo agrícola con el propósito de mejorar la calidad de vida de sus vecinos y familias.

Los huertos comunitarios, contribuyen a: 1. Una alimentación sana, nutritiva y libre de contaminantes químicos tóxicos. 2. Un ahorro mensual y anual muy significativo al no comprar estos alimentos frescos. 3. Una actividad que aumenta la autoestima de las personas, al saber que se puede producir por sí mismos. 4. La sensibilización y concientización, de las personas en el consumo de productos cultivados con abonos y repelentes orgánicos, que no dañan el medio ambiente. 5. Romper la dependencia de compra a supermercados, o productores que venden productos con muchos insecticidas agrotóxicos y fertilizante químico. 6. Generar un pequeño ingreso, porque cuando una familia lleva más de 12 meses, practicando este tipo de agricultura, puede comenzar a ampliar la cantidad de cultivos y vender en su pasaje, colonia o vecinos. Un programa de implementación gradual de huertos urbanos definitivamente contribuiría a elevar la producción, la soberanía alimentaria y reducir la vulnerabilidad alimentaria.

Transformar el sector agrario es clave para combatir muchos de los problemas de nuestro país: desde el cambio climático, al hambre, la falta de empleo o la concentración de gran parte de la población en las ciudades, con el consecuente abandono de lo rural. Para alcanzar esta transformación es necesario apostar por la soberanía alimentaria, por un sistema local, ecológico, de gran biodiversidad y a pequeña escala, que vele por la tierra y las personas, en vez de buscar beneficios a corto plazo como sucede en la actualidad.

La soberanía alimentaria conserva los saberes y prácticas tradicionales para una alimentación propia, debilitada por los sistemas agroindustriales. Es por esto por lo que los huertos comunitarios son una base fundamental para iniciar a promoverla desde nuestros espacios. 

En los hogares desde grandes espacios, hasta unos pocos metros cuadrados de tierra, e incluso en hogares donde no hay tierra, pero poseen algún espacio para mantener macetas colgadas y en el techo, es posible producir armar un huerto y producir alimento. Existen miles de hortalizas que nos entregan grandes cantidades de alimentos, algunos ejemplos de lo que podemos producir en nuestras casas son: lechugas, rábano, tomates, maíz, cebollas, zanahorias, coliflores, repollos, papas, berenjenas, pimentones y así una lista muy grande de hortalizas, que tan solo en unos meses podemos estar recolectando la cosecha. 

Muchos salvadoreños ya están padeciendo inseguridad alimentaria grave, es decir que no pueden comprar ni siquiera un tiempo de comida al día, los huertos comunitarios son una medida necesaria para combatir esta problemática. 

“El hambre perpetúa la pobreza al impedir que las personas desarrollen sus potencialidades y contribuyan al progreso de sus sociedades” (Kofi Annan, ONU, 2002).

Ingeniera.

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Agricultura Alimentos Opinión

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