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El arte de difundir mentiras

Organizaciones pro aborto a nivel mundial, muchas disfrazadas en programas de educación sexual y planificación familiar, invierten millones de dólares para lograr, con presiones económicas, para que los escasos países que todavía defienden la vida del no nacido, acepten la cultura de la muerte. Y que para lograr sus propósitos, lancen noticias basadas en mentiras

Por Teresa Guevara de López
Maestra

El Salvador está en la mira internacional en espera de ser condenado por el caso de Beatriz. Una salvadoreña embarazada, esperando una bebé con anencefalia, que no podría vivir fuera del útero materno, aunque la madre en su corazón, ya la había llamado Leilani. Pero organizaciones y médicos nacionales pro aborto recomendarlo practicárselo alegando falsamente que sufría de insuficiencia renal, aunque el Colegio Médico aseguró que el nefrólogo no la examinó nunca. La paciente padecía de un lupus inactivo sin complicaciones, que no ponía en riesgo su vida.


Y aquí comienza el arte de difundir mentiras para lograr que Beatriz abortara y lograr la legalización del aborto en el país. Beatriz fue evaluada por la Comisión Nacional de Bioética, cuyos miembros tienen profesiones nada relacionadas con la medicina y menos con bioética. El presidente es Doctor en Historia y profesor de Ciencias Sociales. El Secretario es Licenciado en Letras. Hay un ingeniero especialista en Matemáticas. Una Licenciada en Teología y maestra en Educación Social y Animación Sociocultural. Un doctor en Filosofía Política. Una licenciada en Filosofía y Presidente de la Agrupación Ciudadana para la Despenalización del Aborto Terapéutico, que recomendaron el aborto, sin permitir que expertos con maestrías y doctorados en Bioética, miembros de la Asociación de Bioética de El Salvador (ABIOES) fueran escuchados.


Continuando la cadena de mentiras a nivel internacional, los medios pro aborto reportaron que Beatriz no pudo recibir la atención adecuada y ejercer su derecho al aborto, porque las leyes salvadoreñas lo castigan con penas de hasta 30 años de prisión, lo que es totalmente falso, porque la pena por abortar es de 2 a 8 años de cárcel. En el ámbito internacional, el asunto se magnifica llegando la BBC de Londres a publicar un reportaje “Un aborto para salvar una vida” afirmando que la ley salvadoreña ordena cárcel hasta por 50 años, a la mujer que aborte y a los médicos que lo practiquen. Pero a nadie le importa que también Leilani tiene derecho a la vida, por efímera que esta sea.


Finalmente los médicos especialistas consideraron, que con 20 semanas de gestación, se le practicara una cesárea para que naciera Leilani, que como se esperaba, murió a las cosas horas. Pero nadie la asesinó, aunque la mentira siguió creciendo hasta asegurar que Beatriz fue víctima de esta inhumana ley salvadoreña, pues murió por no habérsele practicado un aborto a tiempo. Pocos conocen la realidad que Beatriz pudo visitar la tumba de su hijita Leilani y que ella murió cuatro años después en un accidente de moto.


¿Cuánto vale una vida, independientemente de la edad de la persona, o del tiempo que esta criatura goza de la protección del claustro materno? Hay historias similares en que la familia de la embarazada, consciente de que la criatura no vivirá fuera del seno materno, respetan esa vida, apoyan a la madre en su sufrimiento con cariño y oraciones y la acompañan en el momento del parto, logran bautizar a la criatura en sus escasos momentos de vida, y tienen la seguridad que ese angelito velará por ellos en el cielo.

Organizaciones pro aborto a nivel mundial, muchas disfrazadas en programas de educación sexual y planificación familiar, invierten millones de dólares para lograr, con presiones económicas, para que los escasos países que todavía defienden la vida del no nacido, acepten la cultura de la muerte. Y que para lograr sus propósitos, lancen noticias basadas en mentiras, como aquella campaña de las 17 mujeres salvadoreñas condenadas a 30 años de cárcel, por abortos espontáneos que llaman emergencias obstétricas, cuando la verdad, demostrada científicamente en Medicina Legal, es que todas esas criaturas nacieron vivas, de embarazos a término, pero fueron asesinadas de la manera más cruel por sus madres y abuelas. Pero jamás se quiso aceptar la verdad, porque la campaña de las 17 dio excelentes resultados para los abortistas.

Maestra.

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