Carta a Ricardo Avelar: A conquistar el mundo

Estimado Ricardo:

Entiendo perfectamente tu decisión de salir de un país -y tal vez de un periódico- que te quedaban chiquitos. Salís para ir a conquistar el mundo. No dudo que vas a tener éxito. A diferencia de otros que se fueron del país antes de desafiar los límites y de tratar de abrirse espacios, vos has trabajado y peleado duro para detener la deriva del país. Me consta.

Cuando te conocí, hace muchos años, fuiste uno de los líderes de CREO, el brazo juvenil de Fusades - uno de los bichos que abrazaban las ideas libertarias para rebelarse contra la inamovilidad de la sociedad salvadoreña y la mediocridad de su clase política. Tuvimos discusiones a veces controversiales. Recuerdo tertulias en La Ventana, en los cuales yo terminé con ganas de gritar, porque no logré hacerte ver que muchos de tus postulados libertarios eran otra forma de dogmatismo. Y me imagino que vos igual tenías ganas de gritar, porque yo insistía en ideas que para vos eran socialistas. Pero todos aprendimos mucho, los viejos igual que ustedes, los jóvenes.

Cuando entraste al Diario de Hoy, me pareció una buenísima y necesaria inyección de ideas, impulsos y enfoques nuevos a la redacción política. Pude observar como el enfrentamiento diario con la realidad que te impone el periodismo, te fue transformado. No es fácil convertirse de un intelectual discursivo en periodista y editor. El rigor periodístico es diferente al rigor académico. Es más práctico, más dinámico y más expuesto a errores. El periodismo no es para principistas.

Me imagino que tuviste conflictos, dilemas y dolores de estómago, como es natural. Pero aprendiste, te volviste periodista – y el resultado es una sección política mucho más consistente en el Diario. Menos discursiva, más analítica. Más agresiva, pero basado en hechos. Con razón los voceros del gobierno comenzaron a declarar al Diario enemigo a atacar. Ahora lo que tenemos que desarrollar -en cierto sentido recuperar- es el periodismo de la calle, que recoge las inquietudes de la gente.

En el Consejo Editorial, donde te incorporaste desde el principio, tuvimos discusiones permanentes sobre el futuro del país y de nuestro periódico. A esta nuestra mesa de supuestos ‘viejos sabios’ le hizo muy bien la inyección de juventud y rebeldía de un libertario convertido en periodista político.

Digo todo esto, no para que te sientas mal de estar buscando otros rumbos, sino para que entiendas que tu paso por el Diario fue la base sobre la cual podrás enfrentar nuevos retos intelectuales, profesionales y políticos en otros lados. Tu salida es una pérdida para el Diario y para El Salvador, pero estoy seguro que desde donde sea que sigás tu carrera darás aportes importantes al país y al periodismo. Por eso tu salida, aunque me entristezca, no me parece una mala decisión. No sólo es tu derecho, es también tu oportunidad.

Es triste ver a tantos talentos saliendo porque no ven cómo desarrollarse en nuestro país. Lo vi en mis hijos, que tuvieron que ir a España, Nuevo México o Alemania para encontrar su felicidad y su desarrollo profesional - y lo veo en docenas de jóvenes como tú, que se han atrevido a meterse en la política, pero toparon. Pero al mismo tiempo me da gusto y satisfacción ver sus éxitos en otros lados del mundo. No se van porque sean vencidos, sino para conquistar el mundo.

Así que, querido Ricardo, a enseñarles a los ingleses lo que son capaces los bichos que toparon en El Salvador.

Saludos y nos vemos pronto...

Paolo Lüers