"El costo de la vida sube otra vez; el peso que baja, ya ni se ve". Si la frase de la canción de Juan Luis Guerra se le hace familiar y se identifica con su letra es parte de la mayoría de salvadoreños que viven su día a día como dice la expresión popular: "coyol quebrado, coyol comido".
Esa angustia que experimentan miles de personas en el país por estirar sus ingresos, ya sean diarios, semanales o mensuales, para cubrir sus necesidades básicas y las de su familia ha sido retratada en diversas encuestas de opinión en los últimos años y la situación no mejora.
Los salvadoreños expresan una y otra vez en los sondeos que su mayor preocupación es la economía y dentro de ese ámbito se incluye el costo de la vida, el desempleo y la pobreza.
"La economía, el desempleo y el alto costo de la vida figuran entre las principales preocupaciones del 64.6% de las personas. La pobreza (5%) y la mala calidad de los servicios básicos (3.9%) también destacan entre los problemas mencionados en la presente evaluación", indicó la última encuesta de la Universidad Centroamericana (UCA) de junio 2025 sobre la evaluación de los seis años de gobierno de Nayib Bukele.
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Eso significa que para 7 de cada 10 personas el problema más apremiante es la situación económica en el país, según este sondeo.
Pero ese panorama ya había sido retratado en la encuesta anterior de la UCA a finales de 2024.
"La encuesta revela que se han agudizado las preocupaciones ciudadanas sobre la economía: aproximadamente 76 de cada 100 salvadoreños opinan que aspectos como el desempleo, la pobreza, el alto costo de la vida y el alza de los precios representan el principal problema que enfrenta actualmente El Salvador", decía en el documento que presentaron en diciembre.
Y otras encuestas de 2023 y 2024 también mostraban que la población pensaba igual sobre la economía, como las que presentó la Universidad Francisco Gavidia (UFG), realizada por el Centro de Estudios Ciudadanos (CEC), pero en ellas se constató una dura realidad para miles.
"Y las habichuelas no se pueden comer; ni una libra de arroz, ni una cuarta de café". Otra frase de la famosa canción del boricua de 1992, pero que sigue tan actual.
Hace más de dos años, la población expresó que la crisis económica era tal en sus hogares que había bajado el consumo de algunos productos o servicios debido al aumento de los precios. Por ejemplo, un 75.3 % disminuyó la ingesta de carne, de pollo (40.3 %), huevos (32.2 %) y queso (23.5 %). Pero también dejaron de comprar frijoles (12.2%), maíz (11.4%) y arroz (7.9%), según el sondeo de la UFG.
Los frijoles (o habichuelas para algunos países caribeños) son un alimento básico en la dieta de los salvadoreños, pero han encarecido. La libra cuesta actualmente $1.25 en los mercados y costaba $1.00, según confirmó una propietaria de comedor en el centro capitalino.
Asimismo, un producto que es crucial en la cocina de muchas familias es el tomate. La caja de tomates cuesta actualmente $35 y hace un año rondaba los $30 en mercados como La Tiendona.
En general, la canasta básica ha aumentado, pues en 2024 la urbana cerró en $246 y en mayo de 2025 costaba $248.2; mientras que la rural estaba en $178.9 el año pasado y en mayo subió a $179.7.

¿Por qué es importante saber el precio de la canasta básica? Porque es el cálculo oficial para medir el costo de la vida, el cual toma en cuenta la cobertura de al menos dos Canastas Ampliadas (CA), que incluye los costos de los alimentos, vivienda, vestuario y los servicios básicos.
"Para apreciar el costo de vida deberán considerarse los gastos ordinarios en alimentación, vestuario, vivienda, educación y protección de la salud, de una familia obrera promedio, campesina o urbana", dice en el artículo 146 del Código de Trabajo.
Por tanto, si una familia no logra cubrir al menos dos canastas básicas al mes con sus ingresos, implica que está en un rango de pobreza que no le permite vivir dignamente. Esto está también relacionado con el salario mínimo, pues debería cubrir ese gasto.
El reciente aumento del salario fue del 12%, lo que elevó el ingreso de $365 a $408.8, en el caso de los trabajadores del sector comercio, servicios e industria. Eso significa que un empleado de esos sectores solo cubre una canasta básica y el resto del dinero lo debe distribuir para cubrir gastos de servicios básicos, medicinas y vivienda, entre otros.
De hecho, el costo de la vivienda es otra de las mayores preocupaciones de los salvadoreños, según los recientes sondeos.
Casi 9 de cada 10 personas consideran que es difícil acceder a una vivienda, ya sea comprada o alquilada, indicó la encuesta de junio de la UCA.
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Los alquileres de casas o apartamentos se han encarecido en los últimos años en el país. Por ejemplo, en Soyapango el alquiler de una vivienda puede costar más de $200, cuando antes costaba unos $100, según contó una habitante de la zona, quien explicó que el alza ha sido en los últimos dos años.
También en la zona capitalina, en las cercanías del bulevar Constitución, alquilar un apartamento de unos 70 metros cuadrados cuesta $400, precio que incluye el pago de servicios básicos y sin esos extra cuesta $375.
Para el economista Rafael Lemus, ese resultado de la encuesta de la UCA sobre la vivienda "es el más fuerte en términos negativos" para el gobierno actual que cumplió seis años en el poder.
"Esto tiene que ver con esa confrontación adversa entre ingresos y valor del alquiler o de adquirir una vivienda", opinó Lemus.
Pero no son los únicos servicios o productos que están caros en El Salvador.
Como decía Juan Luis Guerra en su canción: "Y la gasolina sube otra vez; el peso que baja, ya ni se ve". El costo de los combustibles también ha sido otro golpe para el bolsillo de la población, pese a que los precios internacionales del petróleo han bajado.
En las últimas quincenas, la gasolina y el diésel han experimentado alzas significativas. La semana pasada subieron entre $0.06 y $0.07 por galón. Por ejemplo, en la zona central la súper tendrá un costo de $3.91 y la regular $3.65, mientras el diésel costará entre $3.35 y $3.40 hasta este 7 de julio.
Ante la preocupación de la ciudadanía por lo cara que está la vida en el país, las autoridades han planteado medidas, pero no han sido efectivas para aliviar la crisis económica que aprieta a miles.
"A nadie le importa qué piensa usted; será porque aquí no hablamos inglés". Fin de la estrofa.
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