Desde edades muy tempranas, las mujeres salvadoreñas dedican en promedio 38 horas semanales al trabajo doméstico y de cuidado sin recibir remuneración, revela el estudio Finanzas públicas y su impacto en la economía del cuidado en El Salvador, elaborado por la Fundación para el Desarrollo de Centroamérica (FUDECEN), el Centro para la Defensa del Consumidor (CDC) y la Asociación Sostenible Popol Na.
Este tipo de trabajo incluye actividades como cocinar, lavar, planchar, limpiar y cuidar a menores, personas mayores o enfermas. El estudio destaca que esta “red invisible de actividades” recae mayoritariamente sobre las mujeres, constituyendo una de las principales causas de exclusión del empleo formal.
Destacando “la cruda realidad de las mujeres latinoamericanas quienes dedican 22 horas semanales al trabajo no remunerado, el doble que los hombres. En hogares con niños pequeños esta cifra se dispara. El resultado, millones de mujeres que están excluidas del empleo formal, atrapadas en la pobreza, desigualdad y sobre todo renunciando a sus sueños”, señaló Óscar Cabrera presidente de FUDECEN, a través de una conferencia de prensa.
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Durante la pandemia por COVID-19, hubo 24 millones de mujeres en América Latina que abandonaron el mercado laboral para cuidar a familiares enfermos.
“El 66.5% de las mujeres no participa en actividades remuneradas debido a las tareas del hogar. En contraste, los hombres solo dedican 13 horas semanales a estas labores”, expresó el presidente de FUDECEN, durante la presentación del informe.
La investigación destacó que la situación de las trabajadoras remuneradas del hogar también es precaria “95% de las empleadas domésticas y microempresarias no tienen acceso a seguridad social ni fondo de pensiones. Es una paradoja: cuidamos a otros, pero nadie cuida a quienes cuidan”, recalcó Cabrera.
El presidente de la Fundación sostiene que latinoamérica se encuentra atravesando una policrisis debido a la desigualdad de ingresos, inflación económica, cambio climático entre otras situaciones de las que El Salvador no está exento. “Justo aquí está la clave, invertir en cuidados no es un gasto, es un motor del desarrollo económico”, agregó.
Una de las propuestas que surgieron durante la presentación del estudio es desarrollar inversión gubernamental en sistemas de guarderías y centros para ancianos, de esta forma en el país se podría generar más de 30 millones de empleos para 2035.
“Aquí el problema son los presupuestos raquíticos en El Salvador, solo el 1,9 del Producto Interno Bruto (PIB), aproximadamente se destinó a cuidados en 2023”, dijo Cabrera.
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Dedicadas al hogar desde los cinco años
En el contexto salvadoreño, el problema inicia desde la infancia. Uno de los hallazgos más alarmantes es que las niñas comienzan a realizar labores de cuidado desde los cinco años, especialmente en las zonas rurales, señaló la investigadora Jessica Velóz, una de las autoras del estudio.
Velóz explicó que el informe tiene como propósito analizar la relación entre el gasto público y el sistema de cuidados, en el marco de la aprobación de la Política Nacional de Corresponsabilidad de los Cuidados (PNCC) en 2023.
“El estudio aplica una perspectiva económica de cuidados y de política fiscal para identificar los niveles de inversión pública vinculados directamente a estas actividades, así como las tendencias del gasto entre 2019 y 2023”, detalló Velóz.
Con base en la última Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples, el estudio establece que las mujeres dedican en promedio 25 horas semanales más que los hombres al trabajo de cuidados no remunerado.
En las áreas rurales, “el panorama es un poco más desalentador”, debido a que las mujeres dedican 16.66 horas semanales a quehaceres del hogar y 7.25 al cuidado de personas, mientras que los hombres dedican 4.24 y 2.02 horas a estas actividades.
Velóz explicó que esta desigualdad limita la autonomía económica de las mujeres y reduce su participación en el mercado laboral. “La mayoría de mujeres que no trabaja indica que se dedica a tareas domésticas y de cuidado. Esta es una de las principales razones de deserción escolar en niñas”, apuntó.
Pero el trabajo doméstico no tiene una edad para jubilarse, esta situación puede extenderse hasta los ochenta años, según ha podido corroborar este medio.