Con la mirada triste, y con dolor en su corazón, María García, relata lo último que supo sobre su hijo, quien es uno de los migrantes salvadoreños que perdió la vida el pasado 27 de marzo durante un incendio ocasionado en un centro de retención migratoria de Ciudad Juarez, México.
Tras 14 días de gestión para la repatriación del cuerpo sin vida de José Pedro Rivera se llevaron a cabo los actos fúnebres en el municipio de Nueva Trinidad, Chalatenango.
Para los habitantes del municipio, lo ocurrido es causa de admiración, puesto que José Pedro Rivera tenía tan solo 26 años de edad, y muchos deseos de superación por delante.
Para Maria, madre del fallecido, estos días han sido un calvario, pues nunca imaginó que el regreso de su hijo sería de esta forma “Fui (a México) a reconocerlo, me preguntaron por qué lo podía reconocer, y yo dije que por los dedos de la mano, los dientes y por sus ojos, pero fue por la ropa los zapatos que lo reconocí. (Eran) los que yo le había comprado para que se fuera” detalla entre lágrimas.
María recuerda que antes de que Pedro emprendiera su viaje con rumbo hacia Estados Unidos, ella y demás familiares intentaron detenerlo, pero los intentos fueron en vano, ya que el joven había tomado su decisión con determinación, y no había nada que lo hiciera cambiar de parecer.
“Yo lloraba junto a él cuando él tomó la decisión pero que la decisión ya estaba tomada por parte de él", recuerda la desconsolada madre.
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Entre lágrimas Maria recuerda cómo Pedro se comunicaba frecuentemente ella durante su travesía como migrante indocumentado, y siempre le decía a sus hermanas que algún día estarían juntos nuevamente.
Sin embargo, el desenlace de la historia de Pedro fue inimaginable.
Llegado el viernes 24 de marzo, la comunicación acostumbrada, no fue la acostumbrada, y Pedro le informó a su familia que había sido retenido por autoridades migratorias mexicanas.
Un día después, es decir, el 25 de marzo, el joven reiteró que se encontraba bajon detención pero sin dificultades y que había sido informado sobre su deportación hacia el país vecino en Guatemala.
María aún recuerda con lamento esa última llamada, en que escuchó la voz de su hijo.
Dos días después, una noticia desalentadora llegó a oídos de la familia Garcia, y es que se supo que en uno de los centros de retención migratoria de México, ocurrió un incendio en donde un grupo de migrantes de diferentes nacionalidades perdieron la vida, entre los cuales se encontraba Pedro.
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“Fue muy duro reconocerlo”
Tras hacerse público el listado de los nombres de los migrantes fallecidos en Ciudad Juarez, México, la familia Garcia, supo que Pedro formaba parte de las víctimas del incendio.
Ante lo ocurrido, autoridades de cancillería salvadoreña contactaron a la familia del ex militar para coordinar la gestión de la repatriación del salvadoreño fallecido en el extranjero.
Para ello, era necesario que la madre de Pedro realizara el reconocimiento del cadáver, y fue entonces que María tuvo que viajar a México.
Con gran dolor, Maria recuerda cómo vio el cuerpo de su hijo y expresa con un nudo en la garganta: “me costó aceptar que era él, aunque tuviera el cuerpo enfrente”.
María relata lo poco que conoce sobre los hechos en donde su hijo perdió la vida, y es que algunos de los sobrevivientes que estuvieron en el lugar, le relataron cómo habían sucedido los hechos.
"No hagan fuego” era las súplicas de Pedro ante quienes iniciaron una confusa trifulca en el centro de detención.
"aunque fue muy confuso los que estuvieron ahí cuentan que fueron 3 venezolanos los que iniciaron el fuego" agrega María.
La madre de Pedro relata que desde que supieron la noticia albergaba la esperanza de que todo fuera una equivocación “Cuando me enseñaron la cara fue lo duro porque ahí puede corroborar totalmente que era mi hijo”.
Además agrega que entre lo que se cuenta de lo sucedido quienes tienen que ser juzgados son los encargados del lugar “mi hijo no estaba quemado no estaba todos murieron asfixiados y eso fue porque nadie quiso abrir la puerta”.