Gino, un salvadoreño con espíritu altruista: vendedor en el día y socorrista por la noche

El hombre de 54 años guarda su venta todas las noches para enfocarse en su pasión: rescatar personas y salvar vidas.

El hombre de 54 años guarda su venta por las noches para dirigirse a rescatar y salvar vidas.

Por David Carpio

2019-08-18 12:16:42

Gino González Cruz, de 54 años, ha dividido más de la mitad de su vida entre la venta de frutas y artículos para carros y su amor por ayudar al prójimo, ofreciendo su servicio como socorrista de Cruz Verde en la seccional de Santa Anita.

“Mango, agua helada, gaseosas, jugo…” es el grito de batalla con el cual Gino llama la atención de los conductores quienes detienen su marcha en el semáforo ubicado entre la calle a San Marcos y la Calle Modelo, en las cercanías del cuartel militar conocido como El Zapote, en San Jacinto.

Al parar sus vehículos, y aprovechando la luz roja del semáforo, Gino rápidamente se acerca a los conductores para ofrecerles no solo frutas y bebidas, sino también aromatizantes para sus vehículos y otros artículos de limpieza.

El socorrista vende aromatizantes para vehículo y mango en las calles de San Salvador. Foto EDH/Menly Cortez

“Tengo 29 años de estar vendiendo pinos, chica fresa, franela, agua helada, gaseosa, jugo, mango dulce, mango tierno y cuando hay de azucarón también”, señaló el socorrista.

Desde 1990 Gino junto a su esposa venden en el mismo lugar. Con las ganancias generadas han logrado darle sustento y educación a sus dos hijos, ambos ya están acompañados. Ahora su hija y dos de sus nietas venden calcomanías desde la otra esquina del semáforo.

A pesar de que la venta es su forma de llevar sustento a su hogar, la verdadera pasión de este salvadoreño es ayudar y salvar la vida de los demás.

Todos los lunes y viernes a eso de las 6:00 de la tarde Gino deja la venta, enciende su moto y regresa a su casa, en el centro de San Salvador, guarda todo el producto, cena junto a su esposa para después enfundarse el traje blanco con el que presta su servicio como socorrista y dirigirse hasta la seccional de la Cruz Verde en el barrio Santa Anita.

Gino lleva dos años prestando su servicio para Cruz Verde. Foto EDH/Cortesía

“Ingresé a Cruz Verde gracias a Mauricio Cáceres y al zarco Ramírez, quienes me recomendaron en esa institución profesional, donde se trabaja bien gracias a la calidad de las ambulancias hospitalarias que tienen. En Cruz Verde tengo dos años, antes estuve en otros cuerpos de socorro como el cuerpo de camilleros y guarda vidas”, explicó Gino.

El espíritu altruista de Gino salió a la luz para el terremoto del 10 de octubre de 1986, comenta que en esa oportunidad estuvo en la colonia Santa Marta, ahí se fue un motociclista ya que se abrió la tierra y se lo tragó.

“Un gringo que andaba con un perro especial dijo que estaba a unos 10 kilómetros no lo pudimos sacar, así me fui involucrando y así entre al cuerpo de camilleros donde estuve durante 25 años, dos años en los guardavidas y ahora dos años con Cruz Verde, en total ya son 29 como socorrista”, apuntó Gino.

En Cruz Verde Gino es socorrista de la ambulancia hospitalaria, se encarga del área médica. Foto EDH/cortesía René Reyes

“Lo que más me gusta es ayudar a las personas que lo necesitan, lo más importante es empaquetar a la persona, llevarlo en la ambulancia y entregárselo al doctor. Nosotros salimos satisfechos cuando el paciente ya queda en el hospital. Hasta la fecha ningún paciente se me ha muerto”, indicó el socorrista.

Un orgullo familiar

La esposa, hijos y nietas de Gino se sienten orgullosos de la labor y espíritu altruista del socorrista, pese a los peligros que corre no solo al prestar su servicio para Cruz Verde durante toda la noche, sino también por llegar de madrugada hasta su casa.

“Hay veces que nosotros nos sentimos preocupados porque él corre un riesgo en salir de noche, y entrar de madrugada a su hogar pero a la vez yo sé que Dios lo guarda y lo protege, pero yo, sus hijos y sus nietas nos sentimos bien orgullosos de tenerlo a él”, expresó Juana Cosme, esposa de Gino.

Los esposos González disfrutan día a día de su trabajo. Foto EDH/Menly Cortez

Agregó que aunque a ella nunca le ha llamado la atención ser socorrista hay ocasiones que ya ha ayudado a Gino, un socorrista que no le importa andar sin traje o ambulancia para brindar atención pre hospitalaria a las personas que lo necesitan.

“Él ve una emergencia en el camino y se baja del bus o de la moto y atiende a las personas, si en el camino donde quiera que andemos ve un accidente o una persona que necesita atención medica o un rescate el deja todo y se va a socorrerlos”, apuntó Juana.

La esposa de Gino dice que el socorrista siempre ha sido objeto de admiración para sus hijos.

“Cuando estaban pequeños se preocupaban por él, pero ellos sabían que andaba haciendo una labor buena, incluso la hembra tiene muchos periódicos donde él sale evacuando cadáveres, salvándoles la vida a otras personas. Ellos siempre se han sentido muy orgullosos, y llevaban los recortes a la escuela y decían este es mi padre”, enfatizó Juana.