Tras el anuncio de la reactivación minera en el territorio nacional, la preocupación más constante expuesta por las comunidades es la contaminación de los ríos y la escasez de agua que esta situación podría generar, especialmente para las comunidades rurales que ya sufren desabastecimiento del vital líquido.
La doctora en Ciencias del Agua por la Universidad de México, Marcia Barrera de Calderón, actual docente de posgrado en la Universidad de El Salvador, detalló en un conversatorio que, al hablar de minería, es fundamental conocer las necesidades de agua potable que el proceso de extracción de minerales requerirá en la zona afectada.
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"Si partimos de las cifras publicadas, se habla de 50 millones de onzas de oro explotable. Entonces, haciendo algunas conversiones y teniendo en cuenta datos del Consejo Mundial del Oro, con un consumo similar al que se realiza actualmente en Colombia, de 80 metros cúbicos de agua por kilogramo de oro, estaríamos necesitando extraer aproximadamente 31 mil metros cúbicos de agua por día", explicó Barrera.

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Hasta la fecha, las autoridades no han aclarado los métodos que se aplicarán al activarse los proyectos mineros, ni han detallado de dónde se pretende extraer el agua.
"Eso significa que diariamente se podría abastecer a una población de entre 155 mil y 200 mil habitantes. Esto es importante porque esas cantidades de agua estarían compitiendo con las que la población requiere o ya está utilizando", explicó la experta en Gestión de Recursos Hidrogeológicos.
Según lo establece la Ley General de Recursos Hídricos, el uso del agua para consumo humano y doméstico es prioritario en El Salvador.
Uno de los grandes riesgos señalados por expertos de diferentes áreas es el daño generado por el drenaje ácido si no se maneja adecuadamente. Accidentes laborales o tratamientos ineficaces podrían dejar las aguas contaminadas con metales pesados, que rápidamente se filtran en los mantos acuíferos subterráneos, donde se encuentra la mayor reserva de agua dulce consumida en zonas rurales.
"Estudios a nivel mundial han demostrado que el drenaje ácido aumenta las concentraciones de arsénico, plomo, cadmio e hierro", señaló la especialista, explicando que los metales pesados liberados durante la minería entran en un proceso de reacción química al entrar en contacto con el agua, deteriorando el recurso y volviéndolo inapto para la vida animal o el consumo humano.
El pasado 14 de enero, el presidente Nayib Bukele señaló en una conferencia de prensa: "Están diciendo que la van a contaminar (el agua). Si la van a contaminar es porque está limpia", argumentando además que "un país con tanta suciedad como el nuestro" tiene recursos hídricos que no se encuentran en buen estado.
Barrera detalló que estudios han demostrado que 123 ríos y otras vertientes analizadas no son aptos para potabilizar con métodos tradicionales. Sin embargo, recalcó que el drenaje ácido, como el que provoca la minería, tiene la capacidad de filtrarse en los mantos acuíferos y dañar las reservas hídricas de las que dependen pozos artesanales y la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados (ANDA). Además, señaló que la principal planta potabilizadora del país no tiene la capacidad de eliminar los metales pesados del agua.
El drenaje ácido también es responsable de otros problemas, como la liberación de metales tóxicos, incluyendo plomo y arsénico. Está científicamente comprobado que estos elementos causan graves daños a la salud humana.

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Las afectaciones más comunes para los trabajadores expuestos a minerales sulfurados al aire y al agua incluyen intoxicación por plomo, que causa daños neurológicos, renales y cardiovasculares. En adultos, también se han observado problemas de infertilidad, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Mientras que en niños tiene repercusiones como retraso en el desarrollo cognitivo, problemas de aprendizaje y déficit de atención, especialmente en niños.
Al arsénico se le adjudica el surgimiento de cáncer de piel, pulmones, hígado y vejiga debido a la exposición prolongada al arsénico en agua contaminada.
Daños al sistema nervioso que incluyen neuropatías periféricas y alteraciones del ritmo cardíaco, según investigaciones presentadas por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés).
Estos pueden ser solo algunos de los efectos del drenaje en las minas que están operando o abandonadas.
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