“En estos nuevos lugares, nos costará hacer clientes de nuevo”: Reubicación afecta a vendedores de cercanías de Biblioteca Nacional

Los comerciantes informales han sido trasladados a sitios de menos afluencia de peatones e insalubres

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Vendedores se encuentran afectados por la reubicación lejana a la Biblioteca nacional. Foto EDH / René Quintanilla

Por Enrique Carranza

2021-10-28 6:09:23

El desalojo de los comerciantes informales de la zona de construcción de la nueva Biblioteca Nacional de El Salvador (Binaes), en el centro histórico de San Salvador, los ha llevado a una situación de incertidumbre sobre sus finanzas, pues han pedido clientes que lograron tras años de vender en el mismo lugar. Ahora sus puestos están calles con poca circulación de personas, lo que significa menos posibilidades de comercializar.

Pero pese al a situación difícil, son pocos los comerciantes dispuestos a comentar lo que enfrentan puesto que temen represalia; quienes se atreven a hablan lo hacen con recelo y muy pendientes de quién los observa.

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Los vendedores resienten que tras el cierre del perímetro, donde se demolerá el actual edificio de la Biblioteca, fueron trasladados a calles lejanas del frenético tráfico peatonal del centro capitalino.

Sumado a que donde fueron reubicados, como la intersección de la 8a. calle Oriente y avenida Cuscatlán; y la 4a. avenida Sur (en las cercanías del costado sur de la plaza Libertad) son insalubres.

“Qué podemos hacer, nos dijeron que debíamos desalojar y pasarnos para acá, eso tocó”, comentó María Rivas, una de las vendedoras reubicadas en la 8a. calle Oriente.

Rivas, quien vende frutas y verduras, aseguró que desde la demolición de su local, situado en la avenida Cuscatlán, a un costado de la Biblioteca Nacional, ya no tuvo comunicación con quienes le pidieron se retirara del lugar.

“Solo dijeron que donde yo vendía será parte de la zona verde del nuevo edificio de la Biblioteca; y luego cuando nos salimos cerraron la zona”, explicó Rivas.

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La comerciante aseguró que el ingreso por sus ventas se desplomó tras su traslado, y la afectación es aún mayor pues ella es el único sustento de su familia. Ella tenía más de 10 años de vender en su antiguo local.

“En estos nuevos lugares nos va a costar hacer clientes de nuevo. No han dicho si el cambió es definitivo o si nos reubicarán de nuevo”, manifestó Carlota de Jiménez, otra de las comerciantes afectadas, quien permanece por hoy en la 4a. avenida Sur -en las cercanías del costado sur de la plaza Libertad-.

Además, comentó que tenía alrededor de 15 años de vender en las cercanías de la Biblioteca.

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Alisson, otra vendedora, fue reubicada en la avenida Cuscatlán el fin de semana anterior. Tenía 8 años de vender frutas de temporada en las cercanías de la Biblioteca. Coincide con las otras comerciantes en la baja de las ventas, pero trata de confiar en Dios y pone sus esperanzas en la ventas de la temporada de fin de año.

En pleno traslado

Aún asimilando los efectos por su forzada reubicación permanecían, la tarde del 26 de octubre, los zapateros y vendedores de accesorios de bicicletas de la 2a. avenida Sur, al costado de la Biblioteca nacional.

Algunos de ellos comentaron en esa fecha que ya solo tenían un estimado de 12 horas para terminar el traslado y la indicación era mover su kiosco.

Mientras guardaban su mercadería, por última vez en ese lugar, en tono de nostalgia y con desconcierto comentaban que hacía al menos una década que se habían instalado ahí.

Vista panorámica de la Biblioteca Nacional. Foto EDH/ Eduardo Alvarenga

El trabajo era afanoso, las cajas con mercadería eran movilizadas con rapidez, misma que por momentos era entorpecida por el personal del Cuerpo de agentes metropolitanos (CAM), quienes al desconocer a las personas que trasladaban los bienes les interrogaban previo a permitir su ingreso a la zona ya en resguardo.

Comentaban, además, que “el nombre de Dios” del día había sido la venta de un periódico de 25 centavos, y esa moneda se había vuelto la venta total de la jornada.

En días recientes se conoció que al menos 50 negocios formales situados en los alrededores de los trabajos ya tenían pérdidas cuantiosas por el cierre de las calles aledañas a la Biblioteca Nacional.

La afectación es tan grande que la calculan en el la mitad de sus venta, esto los obligó a reunirse con representantes de la municipalidad en la búsqueda de alternativas, las mismas que no tuvieron.

De acuerdo con el Gobierno la inversión en el nuevo edificio de la Biblioteca será de 54 millones de dólares, los fondos provienen de la cooperación no reembolsable de China. La ejecución de la obra está contemplada para dos años.

El actual edificio de la Binaes fue construido a partir de 1950 e inaugurado en 1964. El objetivo era albergar al Banco Hipotecario. El terremoto de 1986 lo dañó y, según el gobierno, esa es la razón por la que se demolerá en totalidad.