Las altas temperaturas que experimenta El Salvador, desde hace algunos años, no sólo afectan el estado emocional y físico de las personas, como lo han mencionado dos médicos a El Diario de Hoy, sino que, como parte del cambio climático, traen consecuencias en el aprendizaje en las escuelas, presencia de sequías, alteración de patrones de precipitación, ciclones más intensos e incremento en el nivel del mar.
Las proyecciones para los próximos años no son nada alentadoras para El Salvador, Belice, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana (CARD), según la séptima edición del Informe del Estado de la Región, elaborado por el Consejo Nacional de Rectores (CONARE) de Costa Rica.
La biodiversidad, los medios de vida, la infraestructura y la seguridad humana, son factores afectados con el cambio climático.
Pero uno de los escenarios más pesimistas que plantea el Informe es que se prevé un aumento de la temperatura entre 2 °C a 4 °C para finales de siglo, con una reducción de las precipitaciones en algunas áreas hasta de un 31% y un aumento de la aridez, especialmente en el Corredor Seco Centroamericano y en República Dominicana.
Lea además: Contaminación de los recursos hídricos una de las problemáticas más urgentes del país
En El Salvador, específicamente, para finales del presente siglo se prevé un aumento de sus temperaturas de hasta 3,5 °C.
Antes que iniciara lo que se conoce como la era industrial (alrededor del año 1750), la temperatura promedio de la Tierra era alrededor de 1.1 °C más baja que en la actualidad.
Ahora, la temperatura de la Tierra es entre los 14.8–15 °C, en promedio.
Acuerdos internacionales, como el de París, se comprometen a limitar el calentamiento a menos de 2 °C; pero lejos de cumplir ese objetivo, la misma va en aumento.
El Informe indica que en el 2023, 2,1 millones de personas fueron desplazadas internamente en América Latina y el Caribe por desastres provocados por el cambio climático.
Dicha situación irá en ascenso porque se estima que para el 2050, los impactos del cambio climático y la degradación ambiental podrían desplazar (movilidad climática) hasta 17 millones de personas en la región CARD.
Esta presenta patrones de uso insostenible del territorio y los recursos naturales que han generado crecientes presiones ambientales han aumentado la huella ecológica
En el 2020, el déficit ecológico promedio fue de 41%; es decir, se requeriría un 41% de territorio adicional para soportar los patrones de consumo.
Para el 2022, esa razón aumentó en 2 puntos porcentuales en la región.
Los patrones de consumo de los recursos naturales en algunos países resultan insostenibles; pues exceden la capacidad de regeneración natural y la disponibilidad territorial.
En el 2022, el país con el mayor déficit ecológico fue El Salvador, en donde la huella ecológica por persona excedió en 69% su biocapacidad, según el Informe.
Aumento de temperatura
La alteración de patrones de temperatura y precipitación son algunos de los efectos más evidentes del cambio climático en la región, observados tanto en los datos históricos como en las proyecciones.
El informe ejemplifica que las temperaturas extremas cálidas y prolongadas pueden causar
estrés térmico en humanos y animales, incrementar la demanda de energía para refrigeración y deteriorar la calidad del aire.
Dichas condiciones también pueden influir en la agricultura, reduciendo los rendimientos y aumentando la evaporación de agua.
En la región, desde la década de los sesenta, las temperaturas extremas cálidas han aumentado; mientras que las temperaturas extremas frías han disminuido, según el Sistema de Integración Centroamericana (SICA).
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha proyectado un aumento en la frecuencia y severidad de las olas de calor masivas hacia finales del siglo XXI, fenómeno que está atribuido al calentamiento global.
En un escenario en donde el calentamiento global alcance los 2,0 °C, la duración de la ola de calor anual más larga podría extenderse por más de 60 días adicionales, en comparación con un escenario de 1,5 °C.
“Esto implica una exposición prolongada e intensa a condiciones de calor extremo, con posibles consecuencias para la salud humana y que pueden agravar las condiciones de sequía preexistentes. Se proyecta que Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua y República Dominicana podrían experimentar una transformación de varias zonas a condiciones semiáridas para finales del siglo, con implicaciones en la agricultura y la disponibilidad de agua. Además, esto puede afectar la salud pública (insolación, deshidratación y otras enfermedades relacionadas con el calor), la calidad del aire, riesgo de incendios forestales y alteración de las condiciones de la biodiversidad”, advirtió el informe.
Fatiga excesiva, náuseas, vómito, dolor de cabeza, y calambres ante la exposición prolongada del calor son algunas de las consecuencias ante las altas temperaturas, expresó el presidente de la Asociación de Psiquiatras Salvadoreños por la Salud Mental (APSAM), doctor Carlos Acevedo. Mientras que la doctora salubrista, Patricia Argueta de Cativo, señaló que la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ya había advertido las altas temperaturas que se experimentan en la actualidad, situación que podría prolongarse por cinco años.
El Salvador será más caliente
Sin embargo, el Informe señala que en Centroamérica y República Dominicana se proyecta un aumento de temperatura promedio de 0,5 °C para el período 2020-2030.
Entre el 2040 y el 2060 se espera que la temperatura aumente entre 1 °C y 2 °C,
y para finales de siglo (2079-2099) Costa Rica y El Salvador podrían experimentar aumentos de más de 3,5 °C, mientras que en el resto de los países se espera un aumento de 3 °C.
En otras palabras, para toda la región se prevén cambios significativos en la temperatura promedio que, junto con el comportamiento de las precipitaciones (a la baja hacia el mismo período), generan cambios de fondo en las condiciones climáticas.
Para el período 2020-2030, la mayoría de los municipios en CARD experimentará un aumento de temperatura de 0,5 °C.
Lea también: El Corredor Seco centroamericano: entre la sequía y el hambre
Por ejemplo, en El Salvador, distritos como los de Quezaltepeque y San Juan Opico (La Libertad) también experimentarán incrementos de este tipo.
Las proyecciones indican que para el período 2079-2099, el aumento de temperatura es significativo en casi todos los territorios en esta escala, entre 2 °C y 4 °C.
Pero ochenta distritos salvadoreños experimentarán incrementos mayores a los 3,6 °C; entre ellos, Alegría, El Triunfo y Nueva Granada (Usulután).
El aumento de las temperaturas generarán que países como Belice, El Salvador, Honduras y Nicaragua pasen de una categoría de húmedo a subhúmedo.

Salud
El panorama con las altas temperaturas podría provocar, además, que algunos centros de salud enfrenten una mayor demanda debido a enfermedades por el aumento de la temperatura, como choques de calor, deshidratación, enfermedad crónica renal e inclusive a enfermedades vectoriales.
En cuanto a los centros educativos, en algunas zonas, se verán expuestos a la disminución de la precipitación, en especial en los países del norte, así como al incremento de las temperaturas.
Por ello, se requerirá, consignó el Informe, de políticas de adaptación que incluyan tecnologías para maximizar el uso del agua y la climatización, con el fin de hacer frente a las olas de calor y su impacto en el aprendizaje.
La infraestructura de transporte puede verse afectada por factores climáticos, como ha sucedido históricamente, pero con mayor intensidad debido a eventos hidrometeorológicos extremos como deslizamientos, inundaciones y sequías.
“A su vez, los aeropuertos, puertos y líneas férreas pueden verse afectados tanto por las temperaturas, en la durabilidad de los materiales, como por el aumento del nivel del mar en
los puertos”, señaló una parte del Informe.
La población situada en los centros más poblados de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y la República Dominicana, experimentarán, a finales de siglo, condiciones áridas y semiáridas.
Esto podría ocasionar presiones y conflictos por el uso de los recursos naturales y desplazamientos por movilidad climática
“La aridez es uno de los resultados importantes de ese cambio, y, en conjunto, estos generarán retos de adaptación diferenciados según el territorio, con particular foco en el Corredor Seco Centroamericano y en gran parte de la República Dominicana, debido a la presencia de zonas de cultivo, ciudades y ecosistemas que podrían ser afectados de manera significativa. No obstante, también habrá impactos relevantes en las zonas montañosas y costeras”, señaló el Informe.
El mismo establece que el aumento de la temperatura está modificando los patrones de cultivo en las regiones montañosas.
Los cultivos que tradicionalmente se producían en estas áreas ahora enfrentan temperaturas que exceden su rango óptimo de crecimiento. Esto puede llevar a una disminución de los rendimientos y a una mayor vulnerabilidad a plagas y enfermedades.
La costa
Especialmente en el Caribe, las zonas costeras están expuestas al aumento del nivel del mar y a ciclones intensos.
Enfrentan inundaciones, erosión de playas e intrusión salina en acuíferos,
lo cual afecta la seguridad hídrica y la infraestructura costera.
La elevación del nivel del mar y los ciclones más intensos ponen en riesgo a las
comunidades costeras, las cuales pueden sufrir desplazamientos forzados y pérdidas económicas significativas.
De acuerdo con el IPCC, el nivel medio aumentó 0,20 metros entre 1901 y el 2018 y, se prevé un incremento de 0,84 metros más para el 2100, debido a la expansión térmica y al derretimiento de los hielos tanto en los polos como en otros lugares del planeta.
En 82 años, el nivel del mar se cuadruplicó respecto a los 117 del período comparado.
Entre sus efectos están tormentas más fuertes, erosión costera y salinización de las reservas subterráneas de agua.
Esto afecta la infraestructura, el suministro del recurso hídrico, la biodiversidad, la agricultura y la pesca, lo cual resulta en la pérdida de tierras y el desplazamiento de personas.
En Centroamérica y la República Dominicana, cerca de 2,1 millones de personas viven en zonas costeras.
Si no se adoptan medidas para reducir los efectos del aumento del nivel del mar, el costo futuro para su atención sería de aproximadamente 22.000 millones de dólares por año en la región del Caribe.
El Informe plantea que el Corredor Seco Centroamericano está en expansión, principalmente en las zonas comprendidas en Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua.
Esto debido a que es una de las regiones más afectadas por las sequías prolongadas dadas a sus condiciones naturales relativamente secas.
En las últimas décadas, la variabilidad climática y la reducción de las precipitaciones en
esta región se han convertido en factores que aumentan la inseguridad alimentaria e impulsan el desplazamiento de la población.
MÁS SOBRE ESTE TEMA
KEYWORDS
Altas Temperaturas Bajas Temperaturas Cambio Climático Comunidades El Salvador Temperaturas Temperaturas Máximas Temperaturas Mínimas Ver Comentarios