Caravana de migrantes salvadoreños lucha por mantenerse unida en el primer intento por cruzar la frontera

Con el propósito de cruzar juntos el puente fronterizo entre Guatemala y México, la caravana recupera fuerzas Tecún Umán. Planean hacer un primer intento por cruzar entre el viernes 2 y el lunes 5 de noviembre.

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Ramon Torres da indicaciones a todo el grupo mientras esperan en el parque central de Tecún Umán. Foto EDH/ Lissette Lemus

Por Marvin Romero

2018-11-01 5:50:42

Decenas de salvadoreños llegaron al parque central de Tecún Umán durante la mañana y tarde del jueves y lo abarrotaron por completo. Forman parte de la segunda caravana de migrantes que salió de San Salvador el miércoles y se dirige rumbo a Estados Unidos.

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Los compatriotas aseguran estar decididos a enfrentar cualquier situación, con la finalidad de huir de la violencia, amenazas de pandillas y el desempleo en El Salvador.

Ahí, los compatriotas esperarán a que lleguen los grupos rezagados, que todavía caminan por las carreteras de Guatemala para, cuando la caravana vuelva a estar integrada, intentar cruzar la frontera sobre el puente del río Suchiate, paso fronterizo natural con México.

 

Los salvadoreños se encuentran divididos entre quienes quieren cruzar la frontera lo más pronto posible, incluso este mismo jueves o viernes y los que prefieren esperar a que todos los salvadoreños lleguen a Tecún Umán: ellos hablan de postergar el cruce hasta el lunes próximo.

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Un equipo de El Diario de Hoy acompañó a un grupo de migrantes que partió a las 5 de la madrugada. Hasta las 4:40 de la tarde, 1,351 dejaron las fronteras: significa que 123 salvadoreños huyeron por hora en ese periodo. Esta es la crónica.

Esta diferencia generó momentos de tensión durante todo el día y la discusión se avivó cuando representantes del consulado de México llegaron al parque para ofrecer a los migrantes una alternativa que consiste en permitirles el paso por la frontera con la condición que sean registrados en la aduana de ambos países y que lo hagan en grupos de no más de 50 personas.

Momento de descanso en la Plaza Central de Tecún Umán, en San Marcos. Foto EDH/ Lissette Lemus

Para los líderes del grupo que prefiere esperar a que lleguen todos los salvadoreños, la opción que ofrece el consulado es una estrategia para seguir separando a la caravana y con ello conseguir debilitarla y que esto facilite a las autoridades mexicanas capturar a los migrantes salvadoreños y deportarlos de vuelta al país.

El Cónsul de México en Tecún Umán, Mauricio Ituarte, negó esa hipótesis a El Diario de Hoy y dijo que la única intención del gobierno de su país es salvaguardar la integridad de los migrantes centroamericanos. El funcionario fue enfático al decir que “no existe paso libre por México” y que quien no acate las opciones migratorias que se le ofrecen, estaría incurriendo en un delito.

Ituarte insiste en que el registro de los integrantes de la caravana es únicamente con “motivos administrativos” y no obedece a una agenda oculta para perseguir a los migrantes que transiten por territorio mexicano.

Sin embargo, esas palabras están vacías para quienes han tomado el liderazgo al interior de la segunda caravana migrante de salvadoreños en Tecún Umán.

En una reunión convocada al centro del parque de la ciudad, Ramón Torres, uno de los líderes, tomó la palabra e instó a los salvadoreños a no confiar en las palabras del Cónsul o de su equipo de agentes migratorios.

Desde antes de llegar a Tecún Umán, las fisuras al interior de la caravana de migrantes salvadoreños ya eran notorias. Foto EDH/ Lissette Lemus

“No se dejen engañar, lo que quieren es diluirnos para vencernos”, dijo Torres a la multitud que, enardecida, agitaba una bandera azul y blanco. Confirmó que seguirían el plan original: esperar a los que aún faltan por llegar y que, si todo sale bien, harían el primer intento por cruzar este viernes 02 de noviembre por la mañana.

“De El Salvador salimos todos juntos y juntos nos vamos”, se escuchó el grito de una mujer y todos celebraron con risas y silbidos.

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Con unos cuantos dólares en la bolsa y decepcionados del gobierno de su país, la caravana de migrantes salvadoreños avanza hacia Estados Unidos, según dice, en busca de un futuro mejor para ellos y para la familia que dejan atrás.

La caravana ya estaba dividida

Desde antes de llegar a Tecún Umán, las fisuras al interior de la caravana de migrantes salvadoreños ya eran notorias. La falta de unidad y organización minaba lentamente el propósito inicial del movimiento: viajar y llegar en grupo hasta la frontera de México con Estados Unidos.

La caravana comenzó a separarse durante el trayecto, cuando una parte del grupo tomó la opción de viajar hacia la frontera de San Cristóbal, en contra de la indicación original en donde todos debían cruzar a Guatemala por la frontera de La Hachadura. Esto generó confusión e inconformidad entre los salvadoreños. Muchos dieron a conocer su descontento durante el trayecto.

“Hay personas que creen llevar la batuta y le calientan la cabeza a los demás”, opina Isaac López, de 24 años, que viaja con un grupo de amigos hacia Estados Unidos. “Ellos vienen y nos separan, moviendo a unos para un lado y a los demás para otro”, añade y agrega: “parece que nos quisieran hacer pelear a propósito”.

Tres migrantes salvadoreños toman un baño en el río Suchiate que divide a México y Guatemala. Foto EDH/ Lissette Lemus

Los dos grandes grupos de la caravana – el de San Cristóbal y el de La Hachadura – se mantuvieron unidos hasta la Carretera Panamericana, a la altura de Los Chorros.

A partir de ahí, los migrantes comenzaron a acceder a la opinión de “líderes” que surgieron en cada conjunto, además de aceptar “aventones” de cualquier automóvil que se detuviera sobre la carretera, a pesar de la indicación de que no lo hicieran para mantenerse unidos. Decenas de camiones aparecieron, como si alguien los mandara, dispuestos a movilizar a los migrantes por los tramos más largos de la ruta.

“La cuestión era que nos mantuviéramos unidos, pero en la calle fue imposible”, dice Erick Perdomo, de 34 años, que viaja junto a su esposa e hija. Él asegura que debía pensar primero en que su familia resistiera el viaje y para ello debía protegerlos del sol y del cansancio de la caminata.

Uno de los integrantes de la caravana aprovecha darse un baño en el río Suchiate tras dos días de camino desde El Salvador. Foto EDH/ Lissette Lemus

Muchos hicieron lo mismo. Así, cuando los primeros migrantes llegaron a Sonsonate – a solo 63 kilómetros del punto de partida -, la caravana, como tal, ya no existía. Era una enorme fila de personas que caminaban dispersos por varios kilómetros hasta cualquiera de los dos pasos fronterizos. Era común encontrar por toda la carretera a grupos de cinco, diez o doce personas, algunos incluso viajando en solitario.

“La respuesta es reorganizarnos de forma pacífica”, dijo Ramón Torres, uno de los hombres que ha tomado el liderato de la segunda caravana de migrantes en Tecún Umán.

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Él asegura que esta es la tercera vez que realiza este recorrido y que ha constatado que los grupos pequeños son detenidos cuando recorren las carreteras mexicanas para luego ser deportados de vuelta a sus países de origen.

“Hay gente que aún no ha llegado y los estamos esperando”, dijo a El Diario de Hoy el nuevo “vocero” de la caravana y confirmó que la intención de la espera es “reunificar” al grupo original para que pueda hacer el intento de ingresar a México con toda la “unidad y fortaleza posible”.

Torres confirmó que la separación de la caravana en fragmentos más pequeños propició dificultades como desmayos, extravíos y retrasos en la ruta original, “algo que ya no se repetirá”.

Entre Escuintla y Tecún Umán hay 196 kilómetros, unas 39 horas caminando a buen ritmo. Algunos aprovechan los descansos para alimentarse. Foto EDH/ Lissette Lemus